Capítulo 1.

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—Estas serán nuestras mejores vacaciones. —dijo Travis mientras caminaban a registrarse en un Hotel.

—Travis, toda nuestra adolescencia ha sido estar de vacaciones. —reí.

—Bueno, entonces serán las mejores dos semanas de nuestra vida. —se encogió de hombros.

Simplemente rodé los ojos mientras que caminábamos hasta el escritorio de registro.

—Hola, quisiera tomar una habitación. Hice una reservación hace unos días. —le dijo mi hermano a la señorita que atendía.

—Sí claro. Dígame su nombre. —dijo sin prestar atención.

—Travis Mills. —dijo mi hermano sacando su billetera.

— ¿Va a cancelar en efectivo o tarjeta? —dijo ahora, mirando su cara.

—Tarjeta. —dijo mi hermano entregándosela. La pasó por un aparato y tecleó algunas cosas.

—Habitación 306 A y 307 A. —dijo devolviendo la tarjeta junto con otras que eran las de las habitaciones.

—Muchas gracias. —dijo entregándome una y haciendo paso al elevador.

—Hey. Subiré enseguida. Quiero comprar unos dulces antes de subir. —dije sonriendo.

—Tú y tu obsesión con los dulces. —dijo colocando su mano sobre mi cabeza y desordenando mi cabello.

—Eres un tonto. —dije mientras hacía mi camino al pequeño módulo donde vendían unos dulces.

—Hola. Quisiera uno de estos. —dije tomando unos chocolates. —Y hm, uno de estos y uh, uno de estos. —dije mientras seguía sacando dulces.

—¿Sabes cuántas calorías tienen estas cosas?—dijo la chica tras del mostrador.

—¿Así es como intentas que la gente compre tu mercancía?—dije poniendo mala cara.

—Sólo intentaba ayudarte. —se defendió con voz chillona.

—Silencio y pone mis golosinas en una bolsa. —dije dejando unos dólares sobre el mesón.

Se quedo callada, me entrego el cambio y me lleve mis dulces. No estaba gorda, es más hace un tiempo estuve a punto de caer en anorexia, ahora estoy bien. Iba tan concentrada en todo esto de mi cuerpo, la chica y en que no se me cayeran los dulces y además con las maletas en mis manos que no me fijé y choque contra algo.

O más bien alguien.

—Lo siento. —escuche decir a la otra persona.

—Sí, sí. Lo que sea. —dije enojada levantándome y tomando mis cosas.

—¿Y tú eres?—dijo con una gran sonrisa en su cara.

—Bridgit.—dije despejando mi cara de mi cabello.

—Avril. —dijo sonriendo —Hey, tienes algo de sangre en tu mano. —dijo mirando la mano que colgaba junto a mi pierna.

—Oh. —dije levantando mi mano. —Creo que iré a limpiarme. —reí.

—Intenta no tropezar con alguien mientras llegas a tu habitación.—dijo sacándome la lengua. —Sabes, no conozco a nadie aquí además de mi familia,¿ te gustaría hacer algo al rato? —dijo mirándome fijamente, pero con un tono muy simpático.

—Sí claro. Dame tu número. —dije sacando mi teléfono del bolsillo.

Después de intercambiar números telefónicos me fui a mi habitación. Quedé pensando en lo simpática que fue esa chica, no es que quisiera tener una amiga, no la tuve antes y no la quiero ahora, sólo pensaba que si estaré aquí debería tener a alguien, a demás de mi hermano, alguien que me acompañase de compras y cosas así. Algo como una amiga por conveniencia.

—Hermanita. —sentí que alguien gritaba cuando estaba a punto de entrar a mi habitación.

—Travis. —dije dándome vuelta y viendo que al otro lado del pasillo se encontraba su habitación.

—Adivina a quién acabo de conocer. —dijo emocionado.

—Si es una chica, guárdate para ti, lo que planeas hacer con ella en la cama. —carcajeé mientras me daba vuelta y caminaba a mi habitación.

—No, no es una chica. —dijo riendo. Me había seguido a mi habitación. —O sea sí, pero no cualquiera. —dijo más emocionado que lo normal.

—Ok. ¿Qué la hace tan especial? —dije mientras me paseaba por la habitación para saber las cosas que habían. Un baño, una cocina estilo americano, una habitación y un armario.

—Es Victoria. —dijo asustado por mi reacción. La odio. No puedo creer que esté aquí. Es la ex-novia de Travis, ella lo abandono cuando, olvídenlo. Simplemente lo abandonó en un momento difícil para él, desde entonces, Travis ha sido todo un mujeriego.

—¿Y por esa estás tan emocionado? —dije frunciendo el ceño. El todavía la amaba.

—Bridgit, por favor, apóyame. —dijo.

—Te apoyo, pero, Dios…—dije tocando mi frente.  De lo que rápidamente me arrepentí. Todavía no me había limpiado la herida. —Mierda, lo había olvidado. —reí por mi estupidez.

—¿Qué te paso? —preguntó tomando mi manos suavemente entre las suyas.

—Bueno, mientras tú te encontrabas con perras—recalqué la palabra “perras” a lo cual él me respondió con una mirada furiosa. — yo me hice una amiga. —bromeé.

—¿Escuché bien? ¿Dijiste amiga?—dijo. —¿desde cuándo quieres amigas?

—Amiga por conveniencia.—aclaré. —¿Y qué tal estaba Victoria? ¿No te dijo nada sobre tener sida y así? —le molesté.

—Ya está. —dijo soltando mi mano y saliendo de mi habitación. Obviamente sin antes azotar la puerta. Iba a ir a disculparme, solía ser muy impulsiva, pero el timbre de mi teléfono me detuvo.

—Hola. —contesté mi celular.

—Hola. Habla Avril. —respondieron de la otra línea.

—Ah hola ¿Qué pasa?

—Quería saber si querías salir o algo, he peleado con mi hermano y el ambiente está un poco tenso. —dijo con un tono más bajo la última parte.

—Te entiendo, acabo de discutir también con mi hermano. —dije mirando por el balcón. Pero que linda vista, veía toda la playa y a todos los chicos sin camisa. —Avril, no te imaginas la vista que hay desde mi habitación. —dije con voz de niña.

—Me hago una idea.—dijo mientras, supuse, se levantaba de su cama, ya que sentí el sonido de los resortes de esta. —Pervertida. —dijo riendo.

—Culpable. —dije en tono de declaración. —¿Te parece ir a la playa? —pregunté mientras sujetaba el teléfono celular entre mi cuello y mi hombro para poder abrir mi maleta.

—Perfecto. Nos juntamos en el lobby en unos… ¿10 minutos, te parece bien? —preguntó.

—Nos vemos. —dije mientras sacaba el celular de esa incómoda posición y cortaba.

Limpié mi herida y después me dispuse a buscar un traje de baño, escogí uno que había comprado hace unas semanas, me lo puse y sobre el traje de baño me vestí con unos short de mezclilla y una blusa blanca semitransparente, me puse mis infaltables vans y até mi cabello en una coleta. Tomé una mochila negra y metí la tarjeta de la habitación junto con mi celular, una toalla, audífonos, tarjetas de crédito y efectivo. Me puse la mochila y salí de la habitación.

Somebody else in my life.Where stories live. Discover now