Capítulo 12.

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Intenté con todas mis fuerzas dormir, pero la verdad era que mi mente estaba más preocupada en pensar sobre mi vida que descansar. Escuchaba los ronquidos de alguno de los chicos y las respiraciones acompasadas de otros. Del único que no escuché nada fue de de Luke. Comencé a observarle, lo único que podía ver era el brillo de la luna que le daba en la cara. Observé sus parpados, sus mejillas, pómulos, sus labios… que labios tan suaves tenía.

—¿Cuánto tiempo más tengo que fingir no saber que me estás observando? —susurró aún con los ojos cerrados.

Pegué un pequeño salto y reí por lo bajo.

—¿Qué? —musité.

—¿Qué tanto me ves? —abrió los ojos con una sonrisa coqueta.

—No te estaba mirando. —negué levantando mis brazos de lo que inmediatamente me arrpentí.

Lo siguiente que sucedió fue que al estirar mis brazos empujé a Luke y ya que estaba a la orilla del sofá calló fuertemente sobre el piso, justo a un lado de mi hermano y los chicos.

—Mierda. —gruñó.

—¿Ups? —dije a punto de explotar en carcajadas.

—Mira eso. —señaló el colchón.

Lo único que se veía eran sombras sobre los colchones, pero aún así entendimos la imagen. Caitlin estaba medio de lado con la cabeza apoyada en el pecho de mi hermano y Ryan estaba abrazando por detrás a Caitlin. Exploté en carcajadas al notar la imagen y aún más al recordar la caída de Luke.

—Shhh. —saltó sobre mí y tapó mi boca.

—¿Cómo supiste que te estaba observando? —susurré.

El rió bajito y no se molestó en contestar.

—Vámonos a mi habitación. —dijo levantándose del sofá.

—¿Para qué? —pregunté siguiéndolo.

—El sofá es muy incómodo. —dijo Luke.

Caminamos unos pasos hasta la habitación que daba al corredor cuando una voz nos detuvo.

—¿A dónde van? —preguntó Chris desde el sillón reclinable.

—A mi cuarto. —respondió Luke.

El asintió con la cabeza y volvió a dormir.

Cuando llegamos a la habitación de Luke recordé que no había llevado mi pijama.

—No traje mi pijama. —hice un puchero.

—No importa, te puedo prestar una camisa. —se encogió de hombros.

Asentí con la cabeza y le seguí hasta su cuarto de dormir.

—Supongo que no te molesta que durmamos juntos. —dijo abriendo las sábanas.

—Siempre y cuando no me metas mano. —bromeé.

—No cuentes con ello. —bromeó de vuelta guiñándome un ojo.

—Pervertido. —reí.

—Tú comenzaste con el tema. —me señaló.

—Es de mala educación señalar. —le señalé.

—Es de mala educación señalar. —me imitó con un fingida voz femenina.

Abrí las sábanas de mi lado de la cama y me recosté junto a él.

—Ve a apagar las luces. —mandé.

—Tú fuiste la última en acostarse.

—Sé caballero. —giré mi cabeza hacia su lado pero cuando lo hice choqué con su rostro.

¿Cuándo se había volteado?

Nuestros labios estaban pegados y de repente ya estábamos moviéndolos en sintonía, Luke rápidamente nos destapó y sujetó por las caderas posicionándome sobre la parte baja de su abdomen. La pasión de este beso fue aumentando y sentí un bulto bajo mi trasero. No pude evitar sonreír sobre sus labios y el comenzó a quitar la playera que me había prestado.

Me sentía todo una prostituta pero ya no tenía tiempo de arrepentirme. Retiró completamente la playera y comenzó a besar mis pechos y a mordisquearlos. No pude evitar soltar un gemido que fue ahogado por sus besos.

Recordé que él se encontraba sin camiseta y comencé a besar su abdomen y su cuello, también lo mordisqueé procurando no dejar alguna marca que lo delatara. Sentí gemidos de él y amé el sonido de estos, por lo que comencé a generar más; comencé a mover mi trasero sobre su ya erecto pen*e y me giró sobre su cuerpo para quedar él sobre mí. Fue tan rápido que durante ese movimiento logró quitar mi sujetador.

—Uh, chico con práctica. —hablé antes de volver a sus labios.

Hay que decir que besaba increíblemente bien y se notaba que era completamente experimentado en todo este tema.

Seguimos con lo nuestro hasta que comencé a bajar sus bóxers. Al ver lo que había bajo este era seguramente, el más grande que había visto en todos mis 6 años de experiencia en esto. El siguió bajándolos hasta lanzarlos a alguna parte de la habitación. Sólo quedaban mis bragas. En un rápido y ágil movimiento las quitó. Quitó sus labios de mi boca y los llevó hasta mi abdomen, besó y mordisqueó alrededor de mi ombligo e hizo un camino de besos cortos hasta mi parte íntima. Y así comenzó con un maravilloso sexo oral. Sin duda el mejor de mi vida. Mordisqueó mi clítoris suavemente generando un gran gemido de mi parte y después comenzó a pasar su lengua por esta de arriba abajo y de derecha a izquierda. Por último metió su lengua en mi entrada mientras que con sus manos acariciaba mis pechos y apretaba mis pezones. Puso uno de sus dedos sobre mis labios y entendí eso como que los lubricara y así lo hice.

Cuando estuve a punto de llegar a un orgasmo quitó su lengua y comenzó a meter un dedo, lo movió de manera circular hasta meter un segundo y un tercero. Y justo cuando iba a meter un cuarto llegué a un gran orgasmo. Uno bien fuerte, si puedo decirlo.

Sonrió satisfecho y volvió a mis labios. Entre besos sentí cómo posicionaba su pen*e en mi entrada empujando de apoco. Me embistió en un rápido movimiento haciendo que soltara un gemido que se encargó de callar con sus labios. Y asó comenzó, lento, muy lento, se movía lento dentro de mí.

Lo hacía apropósito, pensé frustrada.

—Hazlo rápido. —dije entrecortadamente.

—¿Hacer qué? —dijo embistiéndome fuertemente pero lentamente.

—Por favor. —rogué elevando mis caderas para que entrara más en mí.

Y de un segundo a otro ya lo estaba haciendo rápido, muy rápido y fuertemente. Eso, damas y caballeros era sexo duro.

Sin duda el mejor de toda la historia.

Llegamos juntos al orgasmo final y salió de mí. Me levanté aún desnuda y apagué la bendita luz para poder dormir. Me recosté de lado y el, aún desnudo, me abrazó por la espalda.

Si decir palabra estiré mi mano para taparnos con una sábana y nos cubrí con ésta.

—Buenas noches. —susurró en mi oído y besó mi cuello.

Somebody else in my life.Where stories live. Discover now