Capítulo 13.

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Desperté por los rayos de sol que se colaban por la ventana, claro, las cortinas habían quedado un poco abiertas y justo la luz me daba en la cara. Aún molesta e irritada me fije en un peso sobre mi cadera.

Mire algo aturdida mi cintura y ahí estaba el causante de tal presión. Seguí con la mirada el brazo hasta llegar a Luke, que dormía plácidamente junto a mí.

—Mierda. —susurré.

Retiré su brazo con extremo cuidado y me levanté. Corrí en puntas de pies hasta el cuarto de baño y me arreglé rápidamente. Me vestí con lo que traía puesto el día anterior y salí de todo lo que tenía que ver con Luke.

Sí. Había escapado como una prostituta.

Corrí al elevador y subí en él. Cuando ya estuve en mi habitación noté que todos seguían durmiendo así que esta vez entré a mi tocador y me duché. Volví a vestirme, esta vez con ropa limpia y cepillé mi cabello que estaba mojado y salí nuevamente al corredor del Hotel. Pero ésta vez para marcharme de éste. Caminé lentamente por las calles de California hasta que me cansé e hice detener un taxi.

—Algún centro comercial, por favor. —le dije al taxista.

Este simplemente asintió con su cabeza y sonrió.

Manejó por calles repletas de autos hasta dar con el enorme edificio.

—¿Cuánto es? —pregunté antes de bajarme.

Pagué lo que me había dicho y caminé hasta la entrada, me metí y comencé a caminar frente a las grandes vitrinas. Me paré en una viendo un hermoso traje de baño de dos piezas. Lo compré y seguí mi camino en aquel lugar.

—¿Bridget? —preguntó alguien a mis espaldas.

Que no sea él. Que no sea él.

No puede ser él.

No puede.

Me volteé cruzando los dedos por que fuera algún amigo de alguna parte del mundo, pero toda mi suerte cayó de bruces contra el piso cuando fije mi vista en aquél cuerpo.

—Josh. —asentí bruscamente en su dirección.

—Hija, tanto tiempo. —se aproximó.

Me rodeó con sus brazos paro antes de que pudiera cerrarlos a mi alrededor me quité.

—Bastante tiempo, en realidad. —solté.

—¿Cómo están tus hermanos? —me preguntó sonriendo.

Un nudo se armó en mi garganta ante su pregunta.

—Todos bien. —mentí.

¿Cómo se supone que le dices a tu padre que sus hijos, los que él abandonó cuando yo tenía 14 años, ya no pasaban tiempo conmigo porque uno está en la cárcel, a otro le damos vergüenza y otra, había muerto en un terrible accidente? Y para qué hablar de nuestra madre…

—Me parece increíble.—me sonrió.

Asentí incómoda esperando alguna señal para largarme.

—¿Necesitan dinero?—preguntó él sacando su cartera.

—No te preocupes. —dije rápidamente.

—Bueno, si necesitáis algo pueden llamarme. —me pasó una tarjeta con su número telefónico.

—Tengo que irme. —señale la entrada del lugar, aquella entrada que hace un segundo había cruzado.

Tenía que contarle esto a mi hermano.

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⏰ Last updated: Apr 18, 2014 ⏰

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