—Así que… se besaron. —dijo mi hermano mirando el océano.
Le había estado platicando sobre la fiesta y sobre Luke.
—Algo así. —fruncí el ceño.
—Ahora, supongo—dijo cambiando su voz de pensativa a molesta. —que no pasó a más. —me miró con furia.
—No soy una puta, obvio no. —pero quería, pensé.
—Más te vale. —dijo volviendo a su actitud pensativa.
—¿Podemos ir al agua? —hice un puchero.
—En eso estaba pensando. —dijo levantándose.
Me tendió una mano y me ayudó a levantarme. Hicimos algo así como una carrera hasta el agua hasta que estábamos mojándonos los pies. Y en ese momento me tomó de la cintura y me elevó colocándome sobre sus hombros.
—No es justo, yo quiero mojarme. —pataleé.
—Sí que te mojarás. —dijo divertido.
—¿Qué vas a hacer? —pregunté antes de que él me lanzara lejos.
Caí en una parte honda mojándome entera, maldito Travis. Me paré y caminé hasta dónde se encontraba él. Y ahora el agua nos llegaba a la cintura.
—Te odio. —dije golpeando su brazo.
—Tú querías mojarte. —se encogió de hombros.
Le fulminé con la mirada y el me sacó la lengua, que maduro.
—Te quiero hermanita. —me abrazó.
—También yo. —le devolví el abrazo.
—Somos muy bipolares. —rió en mi hombro.
—No seríamos nosotros si no. — reí.
Jugueteamos en el agua como niños pequeños hasta que la puesta de sol comenzó.
—Creo que ya no podremos ir al centro comercial. —dijo él.
—Lo sé y estoy muriendo de hambre, no he comida nada en todo el día. —dije sin pensar.
—¿Tú qué? —me pregunto preocupado.
Ya les había contado lo de la casi anorexia y mi hermano siempre estaba muy preocupado del tema.
—Ya comeré algo. —le dije caminando hasta la orilla.
—Y yo me aseguraré de eso.
Tomamos nuestras cosas y nos secamos para luego ir al Hotel.
—Eh, puta. —me gritó alguien.
Reconocí la voz de Victoria y me había llamado puta frente a mi hermano. Gran error.
—¿Qué pasa? —dije cuando estuvo al lado mío.
—¿Has visto a mi perrito faldero? —preguntó enrollando su cabello en uno de sus dedos.
—¿Hablas de mi hermano? —pregunté. —¿Éste hermano? —señalé a Travis que estaba un poco atrás mío.
Sus ojos se abrieron como platos y su cara se puso roja, aunque no sabría descifrar si de vergüenza o rabia.
—Supongo que esto es un terminamos. —dijo Travis.
—No, mi amor. —lloriqueó falsamente.
—No puedes llamar puta a mi hermana y hacer como si nada. —la apartó con asco.
Después de eso me agarré del brazo de Travis y subimos al elevador.
—Eso fue incómodo. —dije para romper el silencio.
—Tenías razón. —dijo revolviendo su cabello nerviosamente.
—Lamentablemente sí. —dije haciendo una mueca. —Ya encontrarás a alguien que te quiera y te aguante. —lo molesté.
—Graciosa. —me fulminó con la mirada.
—Pero es enserio. —le sonreí.
Bajamos del elevador cuando las puertas se abrieron y caminé a mi habitación.
—¿Por qué no hacemos noche de películas? —pregunté.
—Estaría genial. —dijo
—¿Puedo invitar a Avril y a Chris? —pregunté haciendo un puchero.
—¿Quiénes son ellos? —preguntó confundido.
—Los chicos del elevador. —dije abriendo la puerta de mi habitación.
—Claro, creo que les debo una disculpa. —rió.
—Genial. —dije sacando mi celular de mi bolsillo.
Marqué su número y esperé hasta que me contestaron del otro lado de la línea.
—Hola. —dijo Avril con su voz animada.
—Me arreglé con mi hermano y haremos noche de películas, ¿te unes? —pregunté.
—Por favor, estoy muy aburrida. —dijo emocionada.
—Invita a Chris.
—Claro, ¿puede ir Luke? —preguntó.
Mierda. Mierda. Mierda.
—Sí claro, también invita a Ryan para seguir con el plan. —le dije.
—¿Qué plan? —preguntó confundida.
—¿Cuán borracha estabas ayer? —reí.
—No lo sé, pero desperté con una resaca infernal. —dijo frustrada.
—Bueno, entonces vente con los chicos. —dije antes de cortar.
Me tiré en sofá mientras que Travis me miraba con cara expectante.
—Vienen. —aseguré.
—Hay que pedir comida. —dijo levantando el teléfono del hotel.
—Pide sushi, y pizza y muchas cosas. —reí.
—Vamos a pedir muuuucha comida. —dijo marcando.
