CAPITULO 8

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Lucia estaba paralizada y aun con sus ojos clavados en los ojos de Luis, la chica no sabía ni qué hacer ni que decir. Estaba muy preocupada al no saber cómo librarse de esa situación, logró al fin desviar su mirada y fijarla en su madre que estaba igual de sorprendida y preocupada que ella.

- Mi hermosa profesora, espero que no le moleste nuestra visita- expresó Devora.

- Se nos ocurrió darle la sorpresa que me enteré tienen mucho tiempo mi compañeros sin darle, recuerdo que nos divertíamos con estas locas visitas sorpresas- intervino explicando Kenny.

- Si, tenían mucho tiempo sin hacerlo- susurró la mujer preocupada.

- Pequeña castaña, ¿Cómo has estado?- preguntó Kenny mirando a Lucia- que maravilloso volver a verte.

Lucia no pudo responder y solo llegaron a ella esos recuerdos que por un momento fueron increíbles junto a ese chico, y al mismo tiempo el recuerdo de su cruel abandono por ella no ser una chica completa.

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- Estas loco Kenny- dijo Lucia entre carcajadas por las coquillas que le hacia el chico.

- Si, tú me tienes como un tonto enamorado- respondió el chico para después darle un casto beso.

- Es que soy una belleza- dice la pelinegra con ego y aun entre risas.

- Eso no lo pondré en discusión hermosa- respondió Kenny.

- ¿Estarás conmigo siempre? ¿Pase lo que pase?- preguntó Lucia mirándolo a los ojos.

- Claro que si Drapper, siempre- aseguró el chico con la mirada en ella.

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Luego del accidente el cual había sido dos días atrás Lucia había despertado de su inconsciencia y se había encontrado con la mirada de su nana y su chofer ya que su madre estaba también internada.

- Si te hubiésemos dejado llevarnos no estaríamos aquí- susurró mirando a Bruno, su chofer.

- Tranquila mi niña, están bien y eso es lo importante- respondió el hombre.

En ese momento entra el médico con una mirada de preocupación, y pide hablar con los dos adultos presentes pero la voz de la pelinegra los detiene.

- ¿Es por mis piernas cierto? No soy tonta. No las siento, no puedo moverlas- dijo la chica mirando fijo al doctor.

Luego de que el doctor le explicara su situación la chica quedo sola dejando así que Kenny entrara junto a ella. Le acarició su mano y la miró por un rato hasta que la chica le dio la noticia.

- ¿Cómo que no puedes mover las piernas? Quedaste invalida- expresó el chico alejándose de ella.

- Pero eso no cambiará nada mi amor. Estarás conmigo siempre, pase lo que pase- dijo la chica recordando su conversación de días atrás.

- Lo lamento pero no, yo... Kenny Lazarfeld perteneciente a una de las mejores familias de la ciudad, del país diría yo, no puede estar con alguien así- dijo con algo de desprecio y saliendo en definitiva dejando a la chica totalmente destruida.

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La chica salió de sus recuerdos y lo miró con dolor y mucho rencor sin poder evitarlo y estuvo su mirada por unos segundos en él, hasta que consiguió hablar

- Lamento no poder decir lo mismo Lazarfeld- respondió la chica con amargura.

- ¿Te sorprende nuestra visita?- preguntó el chico- pensé que Mara te avisaría, ella sabia pero no nos pudo acompañar- confesó.

Lucia quedó sorprendida, no podía creer que su mejor amiga si era cierto que lo sabia no la haya puesto sobre aviso para ella poder ocultarse, sintió rabia y decepción hacia esa morena que se hacía llamar su mejor amiga.

- Pues no, no me lo dijo- respondió la chica.

- Vamos adentro chicos les brindaré de mis ricas galletas- habló Merlina para alejar a los chicos de su hija.

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Lucia soltó el aire que no sabía que aguantaba, le dio gracias mentalmente a su madre por haberse llevado a los chicos, cerró los ojos al tratar de calmarse por todos los sentimientos encontrados que tenía en ese momento, rabia por Kenny y porque Mara le ocultó lo que pasaría y nervios por tener a Luis tan cerca.

- Hola- escuchó que saludaron y su corazón comenzó a latir a mil por hora al reconocer la voz de Luis.

- Hola- fue lo único que Lucia pudo responder luego de voltear a mirarlo.

- ¿Eres Lucia cierto?- preguntó el chico.

- Si, un placer- respondió la pelinegra nerviosa.

- El placer es todo mío- respondió Luis con una amplia sonrisa- te vi en muchas fotos en el teatro, de las obras anteriores- confesó- me encanta conocerte al fin- expresó.

- Eh... gracias- respondió la chica- discúlpame pero no podemos continuar hablando, debo irme- dijo desesperada, al mismo tiempo que miraba su silla y no sabía qué hacer.

Lucia cerró sus ojos y suspiró de frustración, su corazón se detuvo al momento de sentir de repente como unos brazos la cargaban.

- Te ayudaré- escuchó la voz de Luis a los segundos sintiéndose incapaz de abrir sus ojos- listo- lo escuchó justo cuando sintió que la sentaba en su silla- ya regreso- lo escuchó de nuevo.

Lucia abrió sus ojos y frunció su ceño al verlo correr a la casa, y luego de echar un vistazo lo vio correr de regreso a ella.

- Listo no hay nadie en el camino- dijo mientras apretaba un botón de la silla y la colocaba manual- a correr- dijo tomando la silla y haciéndola rodar rápido al el correr

Llegó al ascensor que había mandado a instalar Merlina y le sonrió a Lucia. La chica le devolvió una sonrisa de labios cerrados y puso su silla automática.

- Gracias por tu ayuda- dijo entrando al ascensor.

- ¿Nos podemos volver a ver?- preguntó el chico animado.

Lucia sonrió con amargura y desvió la mirada de Luis para poder responder.

- No, lo mejor y correcto es que no nos volvamos a encontrar- respondió y vio la mirada de confusión del chico- adiós Luis- fue lo último que logro decir antes que las puertas del ascensor se cerraran.

Luis quedó mirando fijamente las puertas del ascensor, mientras sentía una fuerte tristeza por las duras palabras de Lucia. 

SUEÑOS ROTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora