CAPITULO 4

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Lucia abrió los ojos a un nuevo pero repetitivo día para ella, y debido a que cada uno de sus días siempre se dedicaba a lo mismo. Se levantó, tomó una ducha y ya lista bajo a desayunar en compañía de su madre, su nana y su chofer, estos dos últimos considerados desde hace mucho tiempo como de la familia, por lo que compartían la mesa.

Luego de que Bruno y su nana la ayudaran a bajar al comedor, compartió el desayuno, por supuesto en total silencio, perdida en sus recuerdos los cuales estaban enfocados en aquellos momentos en los que ella consideraba era feliz.

- Deberías de pensar en volver al colegio, y cursar allí tu último curso- comentó repentinamente la madre.

Lucia miró incrédula a la mujer que tenia frente a ella, inevitablemente volteó sus ojos y siguió comiendo, ignorando así el comentario.

- Lucia hija...- la voz fuerte de la chica calló a la mujer y expandió sus ojos llena de sorpresa.

- ¡No seas ridícula Merlina!- Bramó la chica molesta, por el absurdo comentario de su madre.

- ¡No me hables así Lucia Drapper!- gritó furiosa la madre.

- Entonces no digas estupideces- refutó la chica.

- ¡Lucia Isabel!...

- Iré a la sala de estudios a esperar a el profesor Scott- interrumpió Lucia a su madre, y girando su silla salió del comedor.

Entró al salón de estudios sin mirar atrás y tratando de no pensar en aquel comentario de su madre, y sin pensarlo abrió su portátil y sin perder tiempo, se puso a escribir mientras esperaba a su profesor.

Suspiró y dejó que sus dedos a través del teclado convirtieran en palabras aquellos sentimientos que llevaba dentro y que solo podía expresarlos para ella y de la segunda cosa que amaba luego de la actuación, como lo era la escritura.

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Luego de unos tres relatos, donde sus queridos personajes ficticios expresaran como suyos los sentimientos y pensamientos de su creadora, los toques característicos de su profesor la interrumpieron.

- Buenos días Lucia, veo que ya me esperas preparada- enfatizó Scott al ver los libros y libretas de la chica sobre la mesa.

- Si, así es- respondió la chica.

- Espero no haber interrumpido nada- dijo el profesor mirando la portátil de la chica.

- Para nada, solo hacía tiempo- respondió la pelinegra cerrando rápidamente su portátil, debido a que nunca había compartido ni era capaz de compartir su amor por la escritura.

- Perfecto entonces, empecemos- concluyó el profesor la conversación con esas tres palabras.

Luego de sus respectivas cuatro horas de clases, el profesor se retiró y luego de que la chica se diera un baño y se alistara, tomó rumbo junto a su madre al teatro, para como lo hacía desde hace días, observar los ensayos de su tan amada obra, por supuesto escondida en su palco preferido.

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Luis se encontraba frente al teatro, donde soltó un suspiró de satisfacción segundos antes de entrar, ya que como sus padres no aprobaban su amor a la actuación, era por lo único que agradecía la indiferencia de ellos. Porque podía pertenecer a la academia sin problemas.

Entró y al llegar al escenario sonrió al ver a Peter y Amara hablando muy amenamente.

- Ojala se confiesen lo que sienten el uno por el otro pronto- susurró para sí.

- ¡Hola Guapo!- vociferó devora mientras lo abrazaba por la espalda, prácticamente guindándose en sus hombros.

- Hola Devora- devolvió el saludo el chico volteando sus ojos y mirando a sus amigos para que lo salvaran.

- ¡Déjalo respirar!- exclamó Amara mientras halaba a su amigo y lo salvaba.

- Pero Luis, quería hablar contigo, me encantaría invitarte a cenar a mi casa y...

- ¡Lo lamento pequeña, pero ya tiene un compromiso con todos sus amigos!- gritó la chica mientras se iban a un extremo del escenario dejando a Devora parada en medio como idiota.

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Luego de dos horas de clases, llegó el descanso antes de los ensayos y Luis aprovechó el momento para averiguar sobre aquella chica que tenía en mente.

- Profesora, siempre le hablamos de nosotros, pero usted nunca nos habla de sus cosas- comentó el chico mirándola fijamente.

- Pues, creo que no tengo mucho que contar- comentó Merlina calmadamente- saben que soy viuda desde hace doce años, y que mi hija...

- ¿Tiene una hija?- preguntó el chico haciéndose el sorprendido.

- Pues... si y...- el chico volvió a interrumpir a la señora Drapper.

- Nunca no ha hablado de ella- comentó el chico.

- Varios de tus compañeros, conocen a mi hija y...- la mujer suspiró sabiendo que su hija estaba viendo y escuchando todo y que por eso debía repetir una vez más aquella mentira- Saben que se fue a estudiar al extranjero- finalizó.

Luego sin darle tiempo a que Luis hiciera otra pregunta, la mujer dio inicio a los ensayos. Esto logró que el chico quedara aun más pensativo puesto que le había parecido muy extraña la actitud de su profesora con el tema de su hija.

Luis soltó un suspiro y al momento sintió una sensación como si estuviera siendo observado. Esto hizo que alzara su mirada y que por una reacción extraña pero agradable, su mirada quedó clavada en un palco en específico.

SUEÑOS ROTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora