—Juro que, si te quejas una vez más, voy a romper cierta parte preciada de tu anatomía —dijo Daniela con voz cansada.
Las manos de Ángel viajaron a cubrir su entrepierna, mirándose ofendido.
—No te atreverías, son mis joyas, las defenderé con mi vida.
La chica puso los ojos en blanco.
—No tengo tiempo para esto, estoy aburrida y no tengo nada que hacer, entretenme.
Ángel se tendió de vuelta sobre la cama, mirando el techo. Quizás estaba siendo algo dramático, bueno, estaba siendo dramático, pero tenía un buen motivo. Él estaba languideciendo por amor. ¿Qué clase de amiga era Daniela que no lo notaba? Él estaba en pijama, uno soso de dos partes, sin nada que lo caracterizaba, lo glamoroso no estaba de su lado en estos días. Los enamoramientos, aun los de flechazo, realmente apestaban.
—He visto la luz, he visto el error de mi frivolidad al salir con los chicos... este es mi castigo, voy a morir en pijama, encerrado en mi cuarto que huele a pizza rancia...
—Deberías limpiar este lugar —Daniela estuvo de acuerdo pateando con su deportiva una caja de pizza a medio comer, a juzga por su aspecto, debía de tener varios días. El olor le causaba arcadas y el aspecto verdoso con pelos no era mucho mejor. La alejó de su camino. —Eres una reina del drama, ve por una ducha y llama a tu nana para que ordene esto.
El chico no se inmuto, no hizo nada por moverse cuando la chica cayó sentada a su lado y luego se recostó para mirarlo de cerca.
—¿Cuándo fue la última vez que te bañaste? ¡Apestas!
—A quién le importa, tengo que sufrir como lo dicta la ley —Ángel resopló. La vida era tan injusta, él no había sido lo suficientemente mal chico como para estar pagando así el tener un enamoramiento. —Mi padre me ha castigado por ser arrestado, ha prohibido a mi nana entrar aquí y no tengo ánimos para vestir nada más cómodo que lo que ya llevo. La moda está sobrevalorada, la higiene está sobrevalorada, la vida...
—Lo entiendo, todo está sobrevalorado. —La chica terminó por él. —Te concedo que jamás te he visto en este estado, pero dudo que consigas algo lamentándote del modo que lo haces.
—¿Dónde está Pam? —Ángel preguntó para cambiar de tema. No iban a seguir dando vueltas en lo mismo, no sacarían nada. —No la he visto desde hace dos días y no me contesta los WhatsApp.
—Ni la menciones. Se encuentra sumida en una supuesta depresión, pero a mí no me engaña. Está asustada, porque no le ha bajado, ¡imagínate y nos sale embarazada por accidente!
Ángel se enderezó.
—¿Embarazada por accidente? Nunca he entendido cuando las mujeres dicen eso, ¿acaso no ven los penes venir? Te toma un par de minutos hacer la guagüita, uno lo puede pensar.
—Ay Ángel, que latero...
—Lo digo en serio, ahí tienes otro motivo por el que me gustan los hombres. No tengo que preocuparme de embarazos por "accidente" —dijo haciendo énfasis con sus dedos para notar el sarcasmo.
—Ya, pero tú tienes que preocuparte por las enfermedades. Con lo facilote que eres, te pescas un sida fulminante que te lleva en una semana. ¿No te acuerdas de mi primo Arturo? Todos pensaban que era resfriado mal cuidado y duró dos meses hospitalizado antes de irse para el patio de los callados.
Ángel se cubrió el rostro con la almohada para dejar de oír la cháchara sin sentido de su amiga. ¿Cuáles eran las probabilidades de morir ahogado si apretaba lo suficientemente fuerte?
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Flores en el cabello
RomanceUna noche fuera de control; Leo conoce a Ángel. Y Ángel no es como nadie que haya visto antes. A Ángel le gustan las cosas llamativas, le gusta el rosa y llevar vestidos. Usar tacones y aplicarse maquillaje. Alcohol, drogas, policías arrastrando...