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Genderbend: Suga, Kiyoko, Michimiya.

Pairing: Daisuga, a petición de algunos leve Tsukiyama. Puede parecer que haya algo de Sugakiyo, pero es tan sólo amistad.

¿Qué pasaría si Suga fuera madre soltera? (II)
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Suga terminaba de guardar las cosas en la mochila que se llevaría a la reunión mientras observaba aliviada cómo su niña y su padre desayunaban hablando de forma animada y su madre iba lavando los platos con una sonrisa. Kotori no podía evitar recordar la charla que tuvo con su progenitor la noche anterior, nada más llegar y antes de conocer a su nieta, en la que le pidió perdón por abandonarla de esa forma y por no apoyarla; las cosas entre ellos todavía seguían un tanto incómodas y extrañas, pero Eri y él habían congeniado enseguida y bastó tan sólo unos minutos para que empezaran a adorarse. La de cabellos grises suspiró, cerrando la mochila.

—Ya está todo listo —anunció acercándose a su familia.

—Bien, vamos Kotori, Eri-chan —su padre se levantó para ir a buscar las llaves del coche.

Realmente podían haber ido andando, sin embargo, Suga sabía que podía llegar a acobardarse y dar media vuelta antes de llegar así que su padre se había ofrecido a llevarlas. Además, llegaban un poco tarde. El camino se basó en Eri escuchando a su abuelo mientras le decía qué era cada edificio que veían y en Suga hablando de vez en cuando y muriéndose de los nervios. Cuando llegaron al sitio donde se realizaba la reunión, las chicas bajaron del coche. El señor Sugawara las retuvo un momento.

—¿Hace falta que os recoja también, Kotori?

Suga negó suavemente.

—No te preocupes, papá, que nos hayas traído es suficiente.

—De acuerdo, pero si me necesitáis no dudes en llamar, hija. Hasta luego, chicas —se despidió con una sonrisa antes de irse.

Suga y su hija se quedaron solas frente al edificio. En un principio la pequeña se había mostrado muy emocionada de conocer a los amigos de su madre, no obstante, ahora estaba tan nerviosa como la propia Suga. La antigua mánager notó el cambio en su hija e inspiró profundamente, tratando de infundir valor tanto a la niña como a ella. Se acercó lentamente con Eri pegada a su pierna, las escandalosas voces masculinas se escuchaban desde fuera. Intentó abrir pero falló en el intento, los nervios la pudieron y la puerta estaba cerrada, así que sacó el móvil para llamar a Kyo. Antes de buscar el número de su antiguo mejor amigo se agachó y le dedicó una de sus sonrisas refrescantes a Eri para intentar tranquilizarla.

—Mamá está nerviosa por la emoción, no te preocupes, son maravillosos.

Esperó a que la pequeña se recompusiera un poco de su miedo repentino para llamar.

Un toque.

Dos toques.

Tres toques.

¿Suga? ¿Ya has llegado? —la voz sonó alejada del ruido, por lo que supuso que Shimizu se había apartado para hablar con ella.

—Sí, estoy en la puerta. Siento llegar tarde, Shimizu.

No te preocupes, voy a abrir, espera unos segundos.

Y colgó. Ahora ya sólo quedaba esperar.

~*~

Daichi llevaba inquieto desde el día anterior, la noticia de que iba a volver a ver a Suga después de tanto tiempo le había emocionado y aterrado a partes iguales. La adoraba. Daba igual el tiempo, daba igual que ella hubiese desaparecido de la nada; él la adoraba. Y se reprendía por ello, pues sentía que debería estar cabreado por el abandono de la antigua mánager y, además, la última noticia que tuvo de ella fue que tenía novio. Tal vez estaba casada, no podía adorar a una mujer casada de la forma en la que lo hacía con Suga. Eso no estaba bien.

¿Qué pasaría si...? | Haikyuu genderbend |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora