Something Great

×Capítulo 1×

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Calor. Un calor tremendo. Hacía como unos cuarenta grados a la sombra, así que al sol ni me lo quería imaginar.

Me puse mi sombrero y gafas de sol y salí de mi piso, que ya no sería mío puesto que me mudo a Londres a seguir allí mi carrera, gracias a mis buenísimas notas.

Cerré la puerta con llave y se las di a la anciana que se encargaba de esos pisos. La echaría de menos, siempre se preocupaba por mi y me ayudaba.

-Buen viaje señorita, no olvide mandarme postales -dijo Sharon, la anciana, con una sonrisa.

-Tranquila Sharon, me acordaré de ti siempre.

-Eso dices ahora muchachita -colocó una flor en el florero- pero cuando te eches novio, no existirá más Sharon en tu vida.

-Por eso no ha de preocuparse, ya sabes que las relaciones no son lo mío— dije con una sonrisa amarga.

-Algún día encontrarás al adecuado -cogió el florero y lo dejó sobre la entrada- mientras tanto, centrate en los estudios y disfruta de la vida.

-Eso haré señora. Adiós.

-Adiós muchacha, buen viaje.

Cogí mis maletas y me acomodé el bolso mientras salía de allí. El taxi me estaba esperando enfrente de la puerta, lo cual lo agradecía, con este calor no me apetecería andar lo más mínimo.

Metí mis maletas en el maletero y me adentré en la parte del copiloto.

-Buenos días señorita -sonrió- ¿A dónde le llevo?

-Buenos días. Al aeropuerto por favor.

-Muy bien, pues pongamos rumbo.

-Merci- dije amablemente. Si hay una cosa que echaré de menos de Francia, será la Torre Eiffel y a mi queridísima amiga Marie.

Cuando llegé al aeropuerto, corrí hasta el avión que tenía que tomar y me acomodé en el asiento.

Aunque solo fuera una hora de vuelo, se me haría eterno solo de pensar que la mocosa que tenía al lado no me dejaría en paz ni un segundo...

***

Londres. Ya me encontraba en Londres, en frente de la residencia en donde pasaría un año, o puede que más.

La residencia no estaba donde la universidad, ni cerca, ya que para eso tendría que pagar más, y lo siento, pero no era rica para permitirme esas cosas.

Entré como pude hasta recepción, cargada de chismes.

-Buenos dias señorita, ¿que desea?

-Verás, vengo por una beca, y me han dicho que debo alojarme aquí.

-Sí, por supuesto, dígame su nombre por favor -dijo la recepcionista mientras tecleaba en el ordenador.

-________, _________  Monner.

-Muy bien señorita, su habitación es la 333, planta número 4, saliendo del ascensor a mano derecha, todo recto hasta el final.

-Muchas gracias.

Dicho esto, entré en el ascensor y pulsé el número 4. A decir verdad, estaba nerviosa. Nerviosa por saber que compañeras tendría en la habitación, y como me llevaría con ellas.

Salí del ascensor y torpemente se me cayó el bolso al suelo, vertiendose todo lo que había dentro. «Bien, ________, bien» pensé con ironía.

Comencé a recoger todo y oí unos pasos acercarse, mientras esa persona me ayudaba a recoger.