xCapítulo 7x

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-¿Quieres que vayamos a comer a algún lado? -pregunté.

-Conozco un restaurante que los martes hace descuentos.- respondió Louis.

-Pues voy a mi habitación a coger un abrigo y nos vamos, ¿vale?

-Tendremos que ir en mi moto, Harry se habrá llevado el coche.

-Está bien, no importa.- dije y él sonrió.

 Salimos de su cuarto y nos dirigimos al mío para poder coger mi chaqueta, ya que el tiempo lo pedía a gritos.

Una vez la cogí, fuimos hacia los aparcamientos y Louis me puso el casco para mejor seguridad y me senté detrás suya agarrando su cintura justo en el momento en el que encendió el motor y se puso en marcha.

Apoyé mi cabeza en su espalda y apreté más el agarre , las motos no eran mi fuerte.

 Después de cinco minutos en moto, Louis fue frenando poco a poco hasta que paró completamente enfrente del restaurante italiano.

Me quité el casco y lo guardó debajo del asiento.

 Hoy el día estaba nublado y hacía bastante frío, aunque aquí el tiempo estaba como una cabra; lo mismo llovía que hacía sol.

 Entramos en el establecimiento y enseguida nos atendieron mostrándonos la mesa en la que comeriamos. Yo me pedí un plato de macarrones al roquefort y Louis unos spaggettis a la carbonara; y de bebidas unas coca-colas.

 Una vez terminada la comida, me ofrecí a pagar pero Louis se negó rotundamente, así que le dije que a la próxima pagaba yo y no me valía un no por respuesta.

 Salimos del restaurante y hacía mucho más frío que antes, comenzando a chispear. Corrimos hacia la moto, ya que si tardamos más empezaría a llover más fuerte.

 -¡Joder, mierda de tiempo!- gritó Louis poniendo en marcha la moto. Y como siempre, la mala suerte estaba de mi lado, y empezó a diluviar.

-¡Louis, para allí!- grité señalando un motel que estaba a la derecha. Este asintió y paró.

-Joder, que la residencia está aquí al lado, a tres calles.- bufó.

-Lo sé, pero mira el tiempo.

 De repente se puso a llover muchísimo más fuerte y el viento incluso hacía volar cosas de gran peso, como contenedores y demás.

 -¿Desean algo señores?- preguntó una señora de avanzada edad.

-Una habitación, por favor.- dije tiritando.

-¿Hasta cuando la querrán?

-No sé, hasta que se ponga mejor el tiempo.

-Muy bien, pues habitación 216.- dijo tendiendome la llave.

 Dimos las gracias y nos dirigimos a la habitación con el número asignado, y una vez dentro, nos quitamos nuestras empapadas chaquetas.

Las ventanas y puerta se movían a causa del fuerte viento.

 -Parece que se avecina un huracán.- exclamó Louis.

-¡Callate! No me metas miedo.

 

Luz. Trueno.

 

-Sólo falta un terremoto y ya lo tenemos todo.

-¡Qué te calles! Me da mucho miedo la tormenta. Ay, vamos a morir.

Something GreatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora