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Mi mirada no se despegaba de ella, era lo único que podía enfocar entre tanta gente en ese lugar, con una cerveza en mano y mi cuerpo perfectamente recargado en la pared,  no podía perderle la vista a la querida hermana de mi amigo, di un gran trago a la cerveza y gruñí al ver como ella se deslizaba por la pista con movimientos tan jodidamente sensuales que cualquier hombre se volvería loco con solo verla, restregó su trasero al mismo tiempo que su amiga movía sus caderas hacía ella balanceado sus cuerpos a un ritmo lento y suave, pareciese que jugaran a seducir hombres con semejantes movimientos.
Para mi maldito pesar, yo era uno de esos hombres que caía  en sus juegos de seducción, era divertido pensar que si su hermano la estuviese viendo se  le armaría un drama ridiculizándola, ella era lista y sabía que su querido hermanito estaba muy lejos y en efecto, aquel viaje a la capital para su examen de admisión a la universidad provocó que se perdiera de esa excelente fiesta, pero por eso me tenía yo era su plan B para cuidarla.

También me  constaba que ella no estaba ebria, seis meses ya habían pasado de dicho "accidente confesorio"  y de dicha "cruda moral" que prometió no volver a tomar de esa forma en ningún momento o por lo menos en un largo tiempo, ladee mi cabeza y con rapidez le  di el último trago a mi cerveza dejando la botella junto a una maceta, caminé entre la multitud de personas abriéndome paso hasta llegar a hasta ella. 

-¿Sabes que tu hermano te mataría?.- Posé ambas manos en sus caderas sobresaltándola y al darse cuenta de quien era no pudo evitar sonreír. 

-Pero estas tu ¿no?.- Su voz, su rostro, ella, me  causaba un conflicto interno, eché mi cabeza hacía atrás. 

Con rudeza acerqué su cuerpo al mio y comenzó a mover sus caderas suavemente,  sabía a lo que estaba jugando e hice lo que cualquiera haría en ese momento, giré su cuerpo obligándola a sentir en su trasero la maldita erección que gritaba e imploraba por salir,  jugaba con fuego y vaya que lo disfrutaba, mordió su labio al sentir mis manos  apretar su cuerpo en un abrazo mientras escondía mi rostro en su cuello.
Inhalé su perfume un buen rato mientras depositaba besos húmedos en su cuello, me gustaba, así de simple, seguíamos bailando con movimiento sensuales que incluso se consideraban ilegales hasta cierto punto.

-Basta de juegos, Dahyun- susurré a su oído con cierta excitación en mi voz

-Es tarde.-

-¿Te llevo a casa?

Y sin decir nada tomó mi mano alejándome del centro de la pista, al igual sin ningún tipo de protesta caminé detrás de ella hasta lograr salir de la casa.
El camino fue silencioso, ella miraba atenta hacía la calle como si fuera algo emocionante ver las calles oscuras e inactivas de la ciudad.
Me se sentía tan malditamente incómodo fuera de que tenía una maldita erección, estaba sólo con ella en un automóvil con una excitación terrible.

-Hanbin.- Moví mi cabeza sin despegar su vista del camino. -¿Podemos ir a tu casa?

-Te peleaste con tu madre, ¿verdad?.-

-Se supone que no debería estar en esa fiesta ¿Lo sabías?

-Lo supuse.- Sonreí sin ni siquiera voltear a verla. -¿Qué clase de amigo sería si no te llevo a casa?.

-El mejor de todos.

Giré mi rostro posando una de mis manos en su pierna, esa simple acción erizo cada vello de su cuerpo y  me daba cuenta.

-Solo un rato, bonita.- Bajé mientras jugaba con las llaves del auto. -Luego te llevaré para que tengas tu regaño.- cuidó su ojo.

Esa casa ella la conocía a la perfección, Dahyun  conocía cada detalle de esa casa después de 14 años de visitarla a menudo, caminó en silencio hasta la sala de televisión.

VIRGIN. ››k.h‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora