Música.

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Andrew pasó por Lana en punto de las siete. La pelinegra llevaba el cabello suelto y sus lentes puestos. Un conjunto negro y sus deportivas rojas. Andrew llevaba un conjunto negro y deportivas blancas.

Durante el camino, Andrew aprovechó para tomar su mano al cruzar la calle. Gesto que Lana apreció y la incitó a acercarse más a él. La tarde era fría y húmeda. Ambos caminaban con tranquilidad. Esa sería la noche en la que Andrew y Lana se convertirían en algo más. Todos sus amigos apoyaron y estarían ahí llegada la hora.

La mano de Lana tembló y el castaño lo entendió; tenía frío. Pasó su brazo por los hombros de ella y la atrajo a él con delicadeza. La intención de Lana no era esa pero agradeció enormemente el gesto. Caminaron así hasta que encontraron una cafetería.

—Quiero un café —indicó a Andrew y este asintió—, ¿quieres uno?

—No, pero yo te traigo el tuyo —sonrió.

—No, tranquilo —Lana dio un paso a la cafetería.

—Puedo pagarlo y quiero hacerlo —sostuvo su mano. Antes de alejarse hacia la barra para hacer el pedido depositó un beso en su frente.

Lana lo observó. Andrew le parecía agradable y caballeroso. Llegó con su café y retomaron el camino a la tienda.

Llegaron al tiempo en que Lana terminaba su café.

—Esto es emocionante —saltó de emoción y de la mano introdujo a Andrew en la tienda.

Para Andrew, ver la cara de emoción de Lana era glorioso. Al entrar miró a todos lados y corrió a todos lados con cosas en brazos. Apenas terminaba de ver un álbum, corría a la otra esquina con él de la mano. La encargada sabía del plan. Con suerte el dinero de Andrew —todos los ahorros del semestre—, alcanzaría para todo lo que Lana deseara. Consideraba sus ahorros grandes y por eso la llevó.

En punto de las ocho su plan estaría en el clímax. Lana estaba feliz y ahora estaba poniendo "Made in the AM" en la cesta que momentos antes la encargada le había dado. Esa cesta estaba casi llena. Andrew estaba completamente seguro de que su dinero alcanzaría para eso y más.

Sus amigos estaban en la parte de atrás con libros que Andrew había comprando con días de anticipación. Pondrían la canción favorita de Lana —Sweet Creature—, esa que siempre tarareaba. Ese sería el momento.

Dieron las ocho y su playlist comenzó a sonar. Inició con Saturn de Sleeping At Last y Lana lo supo. Se emocionó y corrió a la parte en la que se exhibían cosas con el nombre.

Continuó con Apocalypse de Cigarettes After Sx. Así pasaron hasta llegar a Little Things de One Direction. Sólo al terminar esa canción sucedería todo.

Algo detuvo su plan. Un mensaje. Ese mensaje revolvió todos sus planes. Cuando la canción terminaba evitó que Sweet Creature se reproduciera. Esa era la señal de sus amigos. No podía dejar que entraran.

Llevó a Lana a la caja y esperó a que le hicieran la cuenta. Andrew pagó todo. Fuera de la tienda Lana sonreía y tomaba su mano con fuerza. No paraba de agradecer. Estaba feliz.

Cuando la dejó en su casa con las bolsas y sonriendo se fue a la suya. No pasaría nada si Lana no se enteraba de nada. Todo estaba mejor así.

Antes de llegar a la puerta de si hogar su móvil comenzó a sonar. Lo sabía: todos lo odiarían.

La pantalla se iluminó mostrando el nombre de Max. Con un suspiro contestó.

—¡QUÉ DEMONIOS TE SUCEDE, ANDREW!

Y colgó.

Ellos no lo entenderían.

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