Casa.

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Lana llegó a casa de Andrew exactamente a los siete minutos. Salió de su auto y esperó a que el castaño saliera con las maletas.

—No sabes cuánto lo siento —se acercó al chico y lo rodeó con los brazos, hundió el rostro en su pecho. Andrew correspondió el abrazo—, no sabía que tu padre estaba en casa. Perdón.

—Está bien —intentó tranqulizarla—, sólo necesito sacar a mamá de aquí.

—Vamos —asintieron y metieron las cosas tan rápido como pudieron.

Durante el camino a casa de Lana, Andrew se limitó a observarla. ¿Lana tenía un auto tan lujoso? ¿Los padres de Lana no se molestarían? Su mamá iba en la parte trasera con los ojos rojos y encogida. Odiaba ver a su mamá en ese estado.

Al llegar a casa de Lana tuvo gran sorpresa. La casa de Lana era demasiado lujosa, enorme.

—Llegamos —sonrió y acto seguido llamó a una señora muy amable—. Emily, ellos se quedarán una temporada aquí, ¿puedes por favor mostrarles las habitaciones que ocuparán y ofrecerles algo de comer?

—Claro, señorita Daugherty —la señora asintió con afecto hacia la pelinegra—. Sus padres volverán por la noche y me dijeron que debía mandar los autos a reparación a no más tardar las dos de la tarde. Así mismo me dijeron que usted debía ir a la academia a las cinco y traer al joven Robert de sus entrenamientos... Ah, y debo recordarle sus tutorías esta tarde con un joven del campus, la señorita Fernanda y la señorita Cameron llamaron hoy pero no estaba, así que llamarán más tarde para venir a cenar... Y acabo de recordar...

—Emily —Lana sonrió y puso las manos frente a ella—, tranquila, ¿sí? Creo que logré capturar todo: Autos, academia, Robert, tutorías y llamada. Lo tengo cubierto. Debes calmarte.

—Ah, y olvidé su cita en la biblioteca hoy —soltó la señora seguida de una risa nerviosa.

—Me ocuparé de eso —asintió—, muéstrales lo que te indiqué —volteó a la mamá de Andrew y a él mismo—. Esta es su casa, siéntanse en la libertad de pedir lo que necesiten.

La mamá de Andrew —Louisa—, asintió y siguió a Emily no sin antes abrazar a Lana. Andrew en cambio se quedó de una pieza con dudas enormes en la mente.

—Lana —la llamó y esta le dirigió una enorme sonrisa—, ¿por qué no me dijiste que vives aquí?

—¿Eso hubiera cambiado nuestra relación? —lo miró esta vez con dolor al reconocer el sentido de esa pregunta—. Eso sucede con todos. Por eso no dejé que Fer y Cam supieran de ti. Ellas pensarían que no me mereces. Pero me atraes. Es triste que cuando un chico sabe que la chica tiene ciertos lujos todo cambie.

—Es que creí que...

—Creíste lo que yo quería.

—Tienes tantas riquezas... —volteó a su alrededor—, ¿por qué preocuparte por nosotros?

—¿Te has puesto a pensar siquiera en que lo hago por ti? —su mirada cambió—, ¿en que lo hago porque te quiero?

Dicho eso, Lana sacó su móvil y se alejó tecleando.

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