1.Adiós

188 3 0
                                    


Querido Eddie:

¿Qué tal por ahí arriba? Aquí, bueno. Te escribo para confesarte que he reflexionado sobre ello más de una vez y es que me resulta interesante pensar que en menos de un segundo pueda deshacerme de todos y cada uno de mis problemas, que cualquier preocupación por grande que sea pueda desaparecer como la nieve cuando llega el calor, pero rápido. Dicho así, suena muy atractiva la idea de acabar con todo y escaparme del mundo. Y es que si aún por encima, no tienes nada que te retenga aquí, nada que te haga sentir que esto merece la pena, que todo este dolor es para algo, pero no, no hay un motivo para seguir adelante, no hay nada que me impulse a levantarme de la cama cuando me despierto por la mañana. Y, qué demonios, lo mejor de esta idea sin duda es la posibilidad de volver a verte, volver a abrazarte, a llamarte idiota o a decirte que te odio. Eso lo hace todavía más tentadora, ¿No crees? Aunque sea mínima la posibilidad, puede que sí exista el famoso cielo y pueda estar contigo allí, de todos modos, sea como sea lo que haya después, seguro que es mejor que esto. Hace un año seguramente me hubiese parecido una locura, pero quién me iba a decir a mí que las cosas llegarían a este punto, quién me iba a decir que tú no estarías aquí para impedírmelo. Aún recuerdo cuando mi sonrisa no era fingida, cuando mi cara no tenía ojeras y mis ojos no estaban llenos de tristeza y delataban lo poco sincera que era mi sonrisa. Recuerdo cuando por las noches solo me limitaba a dormir y no lloraba, que últimamente mi almohada está más mojada que seca. Cuando podía pasar por esa habitación sin que se me inunden los ojos de lágrimas, ¿Sabes que mamá no ha entrado desde que pasó? Yo en, cambio, entro a menudo, aún conserva tu olor y está tan desordenada como siempre, aunque quizá más polvorienta por el paso de tiempo, no me atrevo a limpiarla ni mover nada, tengo la sensación de que algún día volverás y te enfadarás por haber tocado tus cosas, como de costumbre. La noche del accidente morí contigo hermano, pero nadie parece darse cuenta, mi cuerpo sigue vivo aunque mi alma no lo haga, mi corazón sigue latiendo y mi organismo funciona bien, aunque en realidad, por dentro esté rota. Y lo mejor de todo esto es que la gente ve a una persona viva, y como todos, se supone que debo tener una vida normal, estudiar, ir a la universidad, graduarme, conseguir un trabajo, una pareja, formar una familia, vamos, lo que se dice vivir. Pero no quiero nada de eso. Y nadie me entiende, dicen "Es normal que lo eches de menos, pero ya es hora de superarlo y pasar página ¿no crees?" pero claro, lo que ellos no saben es que no existen más páginas, porque el libro ha sido destrozado, roto, quemado y hundido las cenizas después en el fondo del gran océano pacífico. Y aunque quedase algo de eso libro en el que tengo que pasar página, he calcado demasiado y tú, tu rastro ha atravesado las páginas. Has marcado mi vida Eddie, esta no es una de esas cosas que se superan con el tiempo, o al menos yo no lo veo así. Además, mi alma siempre estará muerta, no siento otra cosa que no sea dolor y sufrimiento. Bueno, ya que estamos te cuento también que las cosas han cambiado mucho desde que te fuiste y nos dejaste aquí. Mamá y papá no son los mismos ¿Te acuerdas de que solían bromear con lo de vivir en el apartamento del centro? Ahora papá vive allí, no se han divorciado pero como si lo hubieran hecho. Al principio discutían a menudo, después llegaron los silencios incómodos, nadie hablaba en esta maldita casa, y ahora bueno, yo vivo aquí con mamá y papá en el centro, llama una vez cada dos semanas para saber de mí, aunque tengo la sensación de que lo hace por compromiso y no porque en realidad le interese, así que nuestras conversaciones suelen basarse en un "Bien" fingido y poco más. Por otro lado mamá se ha vuelto un robot del trabajo, solo trabaja y trabaja, viene a casa a dormir y ya es demasiado según ella. Yo creo que es su forma de aislarse, mientras trabaja no piensa. No recuerdo cuando fue la última vez que me pregunto qué tal estaba o me preparó la cena. Tampoco recuerdo cuál fue el último abrazo que recibí, mataría por uno ahora mismo. Y yo, bueno, ya me ves, en el instituto ahora soy un desastre, no me centro y no atiendo a las clases, y en casa lo de ponerme a estudiar es incluso peor. Pero en realidad me importa una mierda suspender, solo quiero volver a verte, a abrazarte, a decirte "te odio" aunque los dos sepamos que es una mentira como una catedral, quiero enfadarme porque has cogido el último cacho de pizza o volver a gritar que bajes la música cuando intento estudiar, quiero ser la primera en coger el mando de la tele y que vengas tú gritando "Pelea de cosquillas" y me lo quites cuando me falte el aire. Y es que ahora no me termino la pizza, no tengo hambre ni como para empezar a comerla, la tele no me entretiene y mataría por escuchar esa odiosa música saliendo de los altavoces de tu cuarto. Nunca pensé que tu ausencia dolería tanto hermano, es un dolor insoportable, que desgarra mi alma muerta y me hace pensar que esta es la mejor solución posible. Me alivia pensar que este sufrimiento no es eterno, que puedo hacer que pare de una forma muy sencilla. Sé lo que me dirías si estuvieras aquí, y sí, soy una cobarde, una gallina, di lo que quieras pero yo no aguanto más sin ti, me rindo, no tiene sentido seguir así. Y si no te gusta la idea, lo siento mucho, te aguantas, yo he soportado todo este año sin ti y no me he quejado hasta ahora. Así que, ahora te toca a ti, nada de quejarse ni reñirme cuando llegue, dame un fuerte abrazo, que me muero de ganas.

Te quiere, tu odiosa hermana pequeña.

La chica de la sonrisa rota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora