Prólogo

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Narrador Omnisciente.








ChangKyun dio su milésimo suspiro de la mañana, intentando que su cuerpo pudiera relajarse ante tal situación de estrés que comenzaba a hacerse presente debido a todos sus pensamientos.

—Hey, Kyunnie. No es para tanto, ya verás que encontrarás trabajo —le animó su primo KiHyun, mientras comía un macarrón dulce de color rosa. Entre ambos el más pequeño solía ser muy centrado y perseverante a diferencia de quien sólo le sacaba uno o dos centímetros de estatura, para él era simple pero para el contrario no.

—¿Tú crees? —preguntó el menor con un puchero en sus labios, para luego llevar su Capuchino a la boca y darle un sorbo largo, sintiendo como el líquido caliente quemaba con suavidad su lengua para luego atravesar su garganta. Ya estaba perdiendo las esperanzas.

Hace dos semanas atrás le habían despedido de un último trabajo como niñero, aquello fue porque llegaba tarde a la casa o aveces ni llegaba debido al tiempo y dinero insuficiente para pagar su pequeño departamento, solía estar diciendo constantemente una excusa a la señora a la que le rentaba la casa, pues era el único lugar en donde podía encontrar un buen pago sin necesidad de estar preocupado todos los días porque le faltaba más de la mitad por pagar. Su trabajo era muy deliberado, no estaba siempre seguro que le llamarían, aveces ni seguido lo hacían y terminaba trabajando como un día a la semana, lo cual no traía una buena conveniencia económica.

En el momento en que le despidieron, también perdió su departamento por las cuotas sin pagar atrasadas por, como se mencionó, el poco dinero que poseía lo que provocó que tuviera que ir a vivir con sus Padres. Claro, le aceptaron en casa pero ChangKyun estaba muy seguro que no se sentían muy cómodos con su visita.

Era un joven de 25 años, desempleado, torpe y sin dinero. Con suerte sabía como añadirle una buena cantidad d aceite a una ensalada, hacer comida con poca sal y cocinar postres.

Además, le jugaba en contra no muy buena relación que mantenía con sus progenitores desde que confesó ser homosexual, recibiendo como respuesta un "Quizá cambies de opinión en un tiempo". Ninguno apoyaba su decisión.

Las dos únicas personas que conocía y que le apoyaban eran su primo KiHyun y su tía, o sea, la madre de él. Aquella era casi como su Madre, se portaba demasiado cálida con él e incluso le ofrecía de absolutamente todo para hacerlo feliz.

Había estado muy desesperado, buscando algún trabajo como niñero que durara todo el día y cinco días de la semana como mínimo, necesitaba casa y dinero, pero aquello llevaría tiempo una vez consiguiera el trabajo y no estaba dispuesto a seguir viviendo con sus padres. En cuanto a KiHyun, él no podía recibirlo en su casa, el más bajo tuvo la fantástica idea de adoptar a un gatito hace un mes atrás y ChangKyun era alérgico, ni loco visitaría el departamento de su amigo. Con sólo estar ceca de él podía sentir el olor a felino que le erizaba la piel. No quería estar hospitalizado por un simple pelo nunca más.

—¡OH! —gritó su primo de repente, asustándole y provocando que le diera un largo sorbo a su café, quemando su lengua y tosiendo en el trayecto, siendo ignorado por el bajo, que se hallaba con la vista en algún lugar de la pared tras ChangKyun—. ¡Lo tengo!

—¿Qué cosa? —preguntó el menor luego de poder respirar bien, sintiendo como sus ojitos se aguaban debido al dolor punzante en su boca.

—Hoseok, mi compañero de trabajo, tiene un amigo que necesita un niñero, puedo hablarle de ti si quieres.— El castaño se sentó en su lugar—. Bueno, lo que pasa es que su hijo es terrible, ninguna niñera lo soporta, todas han terminado renunciando por más comodidades que él les ofreciera.

sobre niñeros y homofóbicos ; jookyun / editandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora