Capítulo 1.

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...

Evan abrió los ojos, la oscuridad invadió su visión y pronto prendió la lampara a su lado, miró a su alrededor y se cercioró de que nada estuviera tirado en el piso pues segundos antes juró haber sentido como la casa se movía, pero al darse cuenta de que todo estaba en su lugar, supo que aquella sensación de movimiento sólo había sido producto de su imaginación. Limpió el sudor de su frente y se levantó con extrema lentitud, temiendo que su cuerpo cayera al piso, en cuanto logró darse cuenta de que nada malo estaba pasando, quiso volver a acostarse, y entonces, una fuerte sacudida lo tiró al piso, ocasionando que su espalda se golpeara con la esquina de la cama, un fuerte dolor se empezó a formar en su columna, Evan no logró contener el grito lleno de dolor. De pronto, se escuchó a una niña gritar, Evan levantó la cabeza y fue entonces cuando recordó a Lily, su hija.

―¡Lily!―gritó y, con mucho esfuerzo, intentó levantarse―. ¡Lily, quédate ahí!―dijo, esperando que su pequeña siguiera en su cuarto, pues él sabía que la habitación de su hija era la más segura en caso de un temblor.

Pero en realidad no sabía si aquella habitación estaba lista para un temblor de esa magnitud.

―¡La casa se cae!―gritó la pequeña.

Evan se apresuró a llegar hasta su hija, el corazón le latía tan fuerte que pensó podría salirse de su lugar en cualquier momento, el zumbido en sus oídos lo hizo sentir desorientado, incapaz de moverse con agilidad. Nuevamente la casa se sacudió, pero esta vez mucho más fuerte. Evan estaba desesperado, jamás en su vida había sentido una impotencia tan grande, necesitaba llegar al cuarto de su hija, tan sólo faltaban unos pasos más los cuales parecían eternos. Cuando por fin logró llegar, lo primero que hizo fue tomar a su pequeña en brazos para después ir y encerrarse en el baño.

― ¿Estás bien? ¿No tienes alguna herida?―preguntó, desesperado, sin importarle el inmenso dolor que producían las heridas que él mismo tenía en diferentes partes del cuerpo.

―Estás sangrando, papá―dijo asustada.

―No te preocupes por eso, Lily, no es nada―mintió―. Estoy b...

Una sacudida lo interrumpió. Evan protegió a su hija, tratando de cubrir todo su cuerpo para evitar que algo le cayera encima.

― ¿Qué está pasando?―lloriqueó Lily.

―No lo sé.

Lo cierto era que en realidad no sabía que estaba pasando, en sus treinta y cinco años viviendo en la misma casa jamás había sucedido algo así, era inusual, pero sobre todo, aterrador.

El montón de cremas, pulceras y cosillas que Lily tenía guardadas en su cajón especial, comenzaron a caer encima de ellos por las sacudidas fuertes que la casa estaba recibiendo, y, por un momento, Evan pensó en lo peor.

Bajo amenaza - Catástrofe mundial ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora