Daddy be mine

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Esa era la segunda semana consecutiva que Hoseok estaba en la sucursal de autos. En principio había ido porque efectivamente el motor de su vehículo fallaba y necesitaba arreglarlo. Todo hubiese sido fácil de no ser porque el tipo que arreglaba los autos era jodidamente sexy. Le había recibido con una remera blanca sin mangas, sudado y con manchas negras por la tela. Clásico de los mecánicos eróticos que uno puede imaginarse.

Era moreno y de cabellos negros y sumamente cortos, tan masculino que Hoseok creyó que se le iba a caer la baba por los costados de su boca debido a no poder cerrarla. Al primer momento trató de ser lo más serio que pudo pero no le duró demasiado cuando abrieron el capó del auto y se agacharon dejando toda la espalda y trasero para su lado. Tuvo que reprimir un jadeo saltando en el lugar. Todavía se arrepentía de haberle dicho su frase épica de estupidez humana, 'tantas curvas y yo sin frenos' la expresión del moreno había sido una obra de arte. Le había mirado con las mejillas rojas y el ceño fruncido, sus labios eran muy rechonchos y las cejas se le curveaban por montones y al chico se le subió la adrenalina en dos segundos. Después de ese día había ido a visitarlo por cualquier cosa, haciendo obvio su interés.

— Escucho un ruido raro, te lo digo en serio, Son. — le reclamaba, apuntando a su motor con un dedo acusador. Hyunwoo le miraba con el ceño fruncido, expresión que se había hecho habitual frente al de pelos de zanahoria, negando mientras suspiraba. El chico alto y fornido le pagaba cada vez que iba, se notaba que tenía dinero de sobra, así que no podía echarlo y es que hacía demasiado obvio su interés. A Hyunwoo simplemente no le gustaba su imagen, vestía todas ropas que parecían caras, demasiado rotas, exponiendo su piel, ya le había visto dos tatuajes cuando el segundo día llegó con unas sandalias. Era todo lo que el moreno no deseaba y sin embargo ahí estaba, esperando por su llegada de forma inconsciente todo el tiempo.

— No tiene nada, señor. Se lo escucha bien, tiene pocos kilómetros. La falla del motor ya la arreglamos. Las ruedas ya están con el mantenimiento listo. — el moreno explicaba mientras escuchaba nuevamente el motor y practicaba un par de pruebas. Observó de reojo como Hoseok le hacía un puchero, inflando sus mejillas y mordiendo sus labios. Algo dentro de su cuerpo reaccionó y solo desvió la mirada, sonrojándose.

— Sal conmigo a comer Son Hyunwoo. Vamos, di que sí ésta vez. — le movió el brazo de repente, zarandeándolo a los lados. Ciertamente no era la primera vez que lo pedía, Hyunwoo siempre se las arreglaba para decirle que no. Esa vez no debería haber sido diferente, pero Hoseok se puso a saltar en el lugar, moviéndole más y más, llamando la atención de los empleados y clientes. El castaño tuvo que agarrarlo de los hombros para detenerlo, cosa que no era fácil, ambos eran de contextura grande, aunque el rubio un poco más bajo, como un dios griego.

— Está bien. Solo deja de venir a hacerme perder el tiempo. Salgo en diez minutos. — el rostro del chico se iluminó de repente y salió con una sonrisa triunfal, le esperó aparcando en un costado. Su expresión a labios cerrados se quedó impoluta. No diez, sino veinte minutos más tarde el mecánico salía del trabajo con una ropa casual, remera negra sin mangas completamente holgada, una campera fina y unos pantalones sueltos que igualmente y sin comprenderlo le marcaban todo. Hoseok se quedó mirándole baboso y cuando el chico abrió la puerta del auto el castaño estaba tan rojo que podría parecer una manzana.

— ¿A dónde quieres ir? — consultó en pausa observando curioso esas mejillas tan rojas y las orejas puntudas que se notaban inyectadas en fuego. Hyunwoo no pudo evitar soltar una risa que mostraba sus dientes y Hoseok frunció el entrecejo y su nariz se achicó dándole a su rostro forma de conejo.

— A comer, dije a comer antes. ¿Qué quieres comer? ¿Carne? Está bien. — asintió respondiéndose a sí mismo, logrando que el más alto arqueara las cejas. Igualmente subió los hombros, en realidad podía comer absolutamente cualquier cosa así que no iba a reprochar por ninguna opción. Fueron en silencio, uno en principio incómodo que luego se hizo sereno. Cuando aparcaron Hoseok le miró de reojo, Hyunwoo estaba concentrado en el frente, su perfil era perfecto, como así también sus labios gruesos y su piel lisa y oscura. Hoseok pensó que nunca había estado con alguien tan sexy y entretenido a la vez. Salieron del auto y en veinte minutos ya se encontraban comiendo carne asada con varias verduras y dos botellas a los lados.

Red lips [Showho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora