La obsesión.

-capitulo 5-

-Selena-

Estaba viendo una película de amor en la televisión. No era la gran cosa. Por supuesto que no lo era. Todas esas cosas eran totalmente falsas. El amor no existía. Y si así fuera jamás me tocaría a mi sentir o tan siquiera presenciarlo.
Volvi la vista al televisor.
-jamás te dejaré sola- decía el protagonista- eres la luz de mi vida. Eres especial-

-tú eres mi vida, jamás olvidaré la forma en que nos conocimos-

-¡claro que la olvidaras maldita mentirosa!, y el también. ¿Qué eres especial?, ¿tu mirada le cautivó?, no importa la forma en que te mire, los hombres son unos idiotas. Si no tienes popularidad o unos senos grandes olvídate de que al otro día te recuerden o tan siquiera te saluden- me levante de un salto.

Maldito Dylan O'Brien quien se creía para ignorarme de esa manera. Jamás había saludado a alguien y cuando lo hago va y me ignora.
Me canse de ser invisible. Ya no seré la chica invisible.
Camine hacia mi habitación. Me contemple en el espejo.

-Ahora tú, escúchame bien, vas a ponerte sexy, linda, que todos te miren. Tienes que actuar. ¿Es lo que te gusta no?, no pienses en nada más, es una forma de probar que eres buena actuando. Yo puedo- suspire- yo puedo- me mire decidida.

Comencé a bajar la escalera como una posesa ,tome la tarjeta de la mesa y mis llaves junto con el casco, hoy era día de compras.

Mis padres había comenzado a dejarme sola desde muy pequeña, como saben que soy autosuficiente fueron pocas veces las que tuve una niñera. No me puedo quejar, de todas formas no me gusta su compañía. Jamás se preocupan por mí, solo están en sus jodidos viajes de negocios y me dejan dinero el cual nunca gasto. A excepción de hoy. Sería el sueño de todo adolescente que sus padres no estén molestándolos o haciéndolos pasar vergüenzas con sus demostraciones de cariño y solo dejando dinero. Pero el mío no. Yo deseaba con todas mis fuerzas que ellos me demostrarán que me querían, que me abrazaran y me besaran, que me pregunten cómo estoy, que sepan que no me acepto y me corto, que me lleven donde sea para que me ayuden. No me importaría no tener dinero si tan solo los tuviera a ellos amándome y no ignorándome como siempre que están en casa.

Me subí a la motocicleta después de ponerme el casco. Sería un trayecto corto, por suerte el centro comercial estaba cerca.

Fue fácil comprar la ropa pensando que era para caracterizar a un personaje, esto me emocionaba al mismo tiempo me asustaba, era emoción por pensar que iba actuar sin que nadie supiera, esto tenía que parecer creíble y demostraría lo talentosa que soy pero por otro lado me asustaba que nunca dejará de ser invisible y que mi sueño de ser una actriz se viera turbado por el mal trabajo de cambiar de apariencia y personalidad.

Me fui a dormir confiada. Todo saldría bien y es que ahora también debía ser positiva. Me gusta ser profesional me metería en el personaje apenas pusiera un pie fuera de la cama a la otra mañana.
¿Nada podría salir mal o si?

La alarma a un costado comenzó a sonar, sin darle permiso para que continuara la apague y me puse de pie procurando que el primer pie en pisar el suelo fuera el derecho. Busque una toalla y me adentré en el baño rápidamente para tomarme una ducha relajante, hoy no tenía apuro en llegar "a abrir la escuela", siempre llegaba temprano, aveces las cocineras bromeaban con que yo era la que la abría, claramente no era así.
Enjabone mi cabello para que quede sedoso. Al salir de la ducha lo primero que hice fue envolver una toalla en mi cuerpo para secarme el pelo. Al hacerlo quede con una frondosa melena, de la cual luego me encargaría.

Ahora entre en mi closet para sacar la ropa nueva. Unos jeans ajustados ,una polera con diseño de bolas y una chaqueta de cuero.

Después de abrocharme el sostén y mirarme al espejo, no pude evitar mirar hacia mis muñecas. Debía taparlas y no con las muñequeras. Me senté en mi escritorio para tomar algo de maquillaje y corregirlas. Hice un gran trabajo pero para evitar cualquier altercado me puse unas pulseras que mamá me había regalado después de volver de uno de sus viajes a Italia. Regalos no faltaban, abrazos si.
Me puse la polera y vaya que me veía bien.

Lo último que quedaba por hacer era maquillarme y peinarme. Me alisté el cabello alisándolo y dejando algunas ondas naturales.

Ahora que debía sentirme confiada era como si fuera otra persona. Me sentía linda. Mi piel lucia como brillante y mi mirada estaba diferente. Solo la enmarque con un poco de rímel así tendría unas pestañas largas y un poco de delineado. Me puse un poco de brillo en el centro de los labios y estaba lista.
Baje las escaleras con normalidad. Me puse la chaqueta de cuero, mire la hora en el reloj que estaba en la pared.
Las puertas del colegio habían abierto hace ya diez minutos, es decir que en media hora las cerrarían para los que llegaban tarde. Era la hora perfecta para llegar justo donde estaban todos apurados por entrar. Tome los aguantes y el casco.
Hoy sería mi día.