Capítulo 6

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Ambos chicos se encontraban caminando por diferentes calles con rumbo al colegio, Miku hoy iba más tranquila que de costumbre pero de igual manera estaba perdida en el mundo en su cabeza y Len observando su celular como siempre.

Miku al dar vuelta en la esquina vió a Len caminando y se aproximó a él, no faltaba mucho para llegar a la preparatoria y a él no le haría mal algo de compañía.

—Buenos días, Len-kun.

—Hola —le dijo sin despegar su vista de su celular.

—¡Wow! ¡¡Me saludaste!! —dijo muy alegre— ¿Seguro que eres el Len que conozco?

—¿Puedes bajar el volumen de voz? —preguntó molesto.

—Lo siento —dijo casi en un susurro— ¡Qué bien! ¡Len-kun ya me está aceptando!

Este la ignoró, ya no le molestaba tanto sus comentarios. Caminaron en silencio  por un corto periodo aunque eso le aburría a la aguamarina enormemente. Trataba de buscar algo divertido por el camino para poder divertirse pero algo dentro de ella le decía que tratara de interactuar con aquél chico callado el cuál solo se dedicaba a ver su celular. Se acercó un poco a él sin que Len lo notara para ver que estaba haciendo tan concentrado en su celular, alcanzó a divisar unas palabras antes de que él bloqueara su celular y la mirara.

—¿Qué crees que haces? —la miró molesto.

—Solo quería ver en que estabas.

—No deberías espiar que hacen las demás personas, no es de tu incumbencia.

Dicho esto el rubio se retiró entrando a la preparatoria dejando atrás a la aguamarina. Ella se quedo un rato allí parada pensando en lo que dijo Len, hoy no había despertado con todos los animos de siempre y se sentía algo más cansada y un poco decaída que de costumbre por lo que hoy no podía tomar tan a la ligera sus duras palabras de siempre.

Reanudó su caminar dentro del establecimiento lento y con calma, sin ser bulliciosa ni dar los buenos días a quién se cruzara. Al entrar en su salón se sentó en su asiento y se quedó tranquila mirando por la ventana esperando a que las clases comenzarán.

—Buenos días chicos, tomen asiento —dijo el profesor entrando—. Supongo que todos habrán hecho la tarea ya que la revisaré por orden de lista.

Dicho esto el profesor llamó uno a uno revisando la tarea poniendo la nota que correspondía a cada alumno dependiendo de como la haya hecho. Al llegar a Miku, el profesor tuvo que tomar aire y llenarse de paciencia para lidiar con ella, aunque extrañamente hoy parecía tranquila.

—Señorita Miku, su tarea —no hubo respuesta— ¿No me escucho? Le pedí la tarea señorita —de nuevo solo silencio y los alumnos miraban callados esa escena— ¡Señorita Miku!

El profesor tuvo que alzar la voz para que Miku saliera de su burbuja y volviera al mundo real. Se asustó un poco pero luego reaccionó mirando al profesor confundida.

—¿Se le ofrece algo profesor?

—Hace rato le pedí su tarea —dijo algo molesto.

—¿Mi tarea? —se quedó pensando un momento— ¡Es verdad! Había tarea y no la hice.

—La tendré que calificar con la nota mínima —sentenció el profesor.

—Está bien, que más da —volvió su mirada hacía la ventana.

—No insista seño- —el profesor quedó mirándola impresionado— ¿Qué dijo?

—Que más da, no se le puede hacer nada al respecto.

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