Asintió y empezó a inhalar y exhalar con rapidez cuando él llevó su mano hacia abajo y la introdujo entre sus pantalones. La cálida textura la hizo jadear y abrumada rodeó la piel venosa con lentitud, dejando que el marqués guiara sus movimientos.
—Duele, ángel, acarícialo por mí.
—Yo... —Con el cuerpo inclinado y el rostro a la altura del pelinegro, Ashley respingó cuando la determinación brilló en los ojos del marqués. Presionó el miembro con suavidad.
—¡Ah! —gruñó él, tirando la cabeza hacia atrás. Trató de retirar su mano pero él no se lo permitió—. Acepto —farfulló por lo bajo, rodeando su cintura con el brazo libre, y ladeó la cabeza, confundida. Algo en su cuerpo despertó cuando con simples movimientos la subió a horcajadas sobre él—. Te enseñaré lo que es el placer.
Por unos segundos dejó de respirar, pero él la incitó a mover su mano contra su miembro, derribando cualquier duda que pudiera sentir en aquel momento.
—Mueve tu mano, ángel.
Así lo hizo, obedeció a su orden y sonidos extraños brotaron de su garganta cuando él introdujo sus manos bajo sus faldas y empezó a tirar de sus medias para que sus piernas quedaran en libertad.
—Milord... —gimió asustada, percatándose de como su miembro crecía en su mano, y él la miró con fijeza, dibujando una lasciva sonrisa en su rostro.
—Definitivamente serás mi mejor amiga, ángel.
Sus manos acariciaron sus muslos, deshaciendo hábilmente sus interiores, y Ashley juntó los párpados, apenada, imaginándose el recorrido de sus manos. Tiró la cabeza hacia atrás, retirando la mano del miembro masculino, y se concentró en como los dedos masculinos acariciaban un punto que era totalmente desconocido para ella.
—Estás tan húmeda para mí —musitó Sutherland, mirándola con lujuria, y se aferró a sus hombros para no caer hacia atrás. Gracias a Dios él la tenía bien sujeta de la cintura—. ¿Sientes, ángel? ¿Te gusta el placer que estás sintiendo?
—Sí-í —gimoteó—. ¡Ah! —Se arqueó, percatándose de como el dedo masculino se deslizaba en su interior, y presionó los muslos contra los del marqués. Estar encima de él le impedía cerrar las piernas en su totalidad.
—¿Quieres sentir más? —inquirió con voz ronca y asintió—. Baja tu escote para mí.
Lo miró asombrada, pero él sólo enarcó una ceja, burlón, retándola a hacerlo. Dudó un poco, pero al final sujetó el ribeteado de su escote y tiró del mismo hacia abajo junto a su camisola, dejando a la vista sus grandes pechos y sus turgentes pezones.Sentía vergüenza, no podía negarlo, pero ver la satisfacción en el rostro del hombre de su vida sólo la llevó a arquearse, poniendo sus pechos a una corta distancia de su rostro.
Confundida vio como él pasaba sus piernas por los posa brazos, obligándola a juntar sus centros aún más, y se aferró a sus hombros al sentir el roce de sus muslos con su duro miembro allí abajo. En esa posición no podría levantarse con facilidad, prácticamente estaba con las piernas enclaustradas y desnudas sobre el marqués.
—¿Asustada? —susurró él, ingresando un nuevo dedo por su canal, y ella gimió, enterrando las uñas en su piel.
—¿Debería? —Lo desafió, apretando sus dedos en su interior, y con la mano libre él rodeó la curvatura de su cuello y la obligó a tirar la cabeza hacia atrás.
—Para nada.
—¡Ah! —gimió con fuerza, sintiendo como su boca asaltaba su pecho, devorándolo, y una extraña sensación creció en su centro al comprender lo maravilloso que era sentir placer.
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Amigos del placer 03 *Libertinos Enamorados*
Ficción históricaA LA VENTA EN AMAZON. Ashley Answorth, hija de los condes de Worcester, desea casarse por amor y no descansará hasta encontrar al hombre indicado con quién compartir su vida. Sin embargo, todo se sale de su control cuando sus sentimientos empiezan...