Primavera '96

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Newcastle, Inglaterra. Primavera 1996.

Me gusta, siendo honesto, me gusta más de lo que quiero admitir. No estoy diciendo que cuando lo veo siento mariposas en el estómago o que cuando me habla mi corazón deja de latir por unos segundos, pero estaría mintiendo si digo que no quiero estar cerca suyo porque él me hace sentir seguro. No sueño con despertar a su lado dándole un beso en la frente mientras sigue dormido, pero estaría mintiendo si digo que en este momento él no me hace feliz y que cuando no lo veo aunque sea por algunas horas no lo extraño. No estoy diciendo que estoy enamorado, solo estoy reconociendo que él me importa.

...

— Te juro que aunque lo que estoy sintiendo por él no es algo común, nadie llega a superarte, eres la única persona que he amado y sé que tú me amas también, aunque ya no me lo digas.

La fría brisa vespertina se colaba por las fosas nasales del Almirante, se estaba haciendo tarde y él sabía que tenía que partir su camino de vuelta al Instituto. Pero Harry tenía mucho que contarle y aunque siempre se le hacía difícil separarse de ella cuando la visitaba, esta vez fue casi imposible. Tenía miedo, miedo de lo que ella pudiera pensar de él, miedo de la situación, miedo del amor, miedo de Louis y eso le daba rabia.

Se marchó sin voltear, sabía que entre más la veía más desearía quedarse y no podía. Se marchó con un sabor amargo a vergüenza, sentía que la estaba traicionando, que estaba siendo un imbécil por querer entregarle su corazón a otra persona que no fuera ella, su único amor.

Se subió a la parte trasera de su auto y con un movimiento de cabeza le indicó a su chofer que podían marcharse de vuelta al Instituto.

— Señor — el chofer se aclaró la garganta y miró al Almirante por el retrovisor en busca de su atención — ha llamado su padre, me informó que mañana temprano llega de su viaje y desea una buena bienvenida, mencionó que también vendrán Tenientes de otras Instituciones del país.

Harry resopló e hizo una mueca chistosa con la boca, solamente a su padre se le ocurría avisar que el Instituto sería sede de una reunión importante un día antes de que pase.

— Jodido viejo, sabe que me pone de malas su incompetencia.

El chofer lo miró por el retrovisor de nuevo pero esta vez por unos segundos más de la cuenta.

— También dijo que hace días le avisó al capitán James sobre la reunión y lo dejó a cargo de los preparativos.

Harry se removió incomodo en su asiento, estaba a punto de soltar sus ya comunes maldiciones pero el chofer volvió a hablar antes de que él pudiera siquiera abrir la boca. Harry ya estaba acostumbrado a que su padre confiara más en James que en él. El almirante no era malo ni menos capaz que el capitán Collins y todos lo sabían, es solo que cuando se trataba de dar órdenes tal vez se le pasaba un poco la mano y terminaba asustando a todo el Instituto y él mismo terminaba hasta las pelotas de estresado.

— Me ha pedido informarle que no llegue tarde a la reunión como la última vez.

Harry abrió más los ojos, estaba a punto de estallar en cólera ahí mismo ¿qué tanto le costaba al viejo decirle eso en una llamada personal? "Ja, jodido cobarde" pensó. Se acomodó los cortos risos con la mano antes de volver a colocarse la boina blanca que llevaba como parte de su uniforme.

— ¿Algo más que haya mencionado su majestad? — el ojiverde habló con sarcasmo pero esto no pareció descolocar al chofer el cual sabía de sobra la no muy estrecha relación que tenían el Almirante y su padre.

— No señor, es todo — el chofer habló esta vez con la vista fija en la carretera y con el tono neutral que lo caracterizaba dando por terminada aquella pequeña pero desagradable conversación.

Royal Marine Institution [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora