Capítulo cuatro

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— De ninguna manera—sentenció el pelirrojo, moviendo la cabeza en forma de negación.

— Nos descubrieron—concordó Ivan.

El chico lanzó una mirada de decepción hacia sus amigos.

— Quien pensaría que personas que han escrito alrededor de cincuenta muertes, tendrían miedo de ir a un funeral— dio un sorbo a su merengada de chocolate que era exactamente igual a la de sus amigos.

— Piénsalo, Zac, ¿Cómo vamos a entrar? —apuntó el chico de ojos azules—. Inmediatamente se darán cuenta de que no éramos amigos suyos, mucho menos su familia.

— Ya había pensado esto—sonrió con superioridad—. El profesor vive en el vecindario de Verónica Torres, ya sabes, esa chica con la que estudiamos en primaria—parecieron recordarla—. Bueno, fui a su casa un par de veces, una de ellas fue para el funeral de su abuela, las casas de ese vecindario son tan pequeñas que casi siempre dejan a los niños afuera. Además, solo necesitamos a su hermana menor.

Cruzaron miradas considerando la idea.

— Bien, pero yo no entraré.

— Ni yo—Chris miró a Ivan de complicidad.

El chico miro a sus amigos, se había resignado a convencerlos, una idea cruzó por su mente.

— Tú hermana si lo hará.

— No quiero que se involucre en esto.

— Confía en mí. Ella solo va a entrar y decir que era amiga de Sara y luego saldrá a hablar con su hermana, tienen la misma edad, así que se harán amigas con facilidad.

Suspiró en respuesta.

— Esto me saldrá muy caro.

El motor del auto se apago indicando que habían llegado al lugar, Christie observó a su hermano antes de salir.

— Espero, por tu bien, que no me descubran—Lo señaló con su dedo índice—. También espero que cumplas tu promesa—advirtió justo antes de salir por la puerta.

La observaron adentrarse al lugar. Como se imaginaron, los niños y adolescentes estaban en el patio delantero, algunos muy pequeño jugaban con pelotas o con cualquier cosa que se encontraban; los adolescentes, por otro lado, se limitaba a mirar sus celulares y de vez en cuando, entablar una conversación. Por otro lado, la casa lucia de un tamaño bastante pequeño, tenía varias ventanas en los dos pisos, era de color azul oscuro y unos pequeños arbustos decoraban los alrededores, era exactamente igual a las demás.

— Tu hermana es un poco ruda—comentó Chris mientras se asomaba por la ventanilla. Christie parecía preocupada por no encontrar a la muchacha que los chicos le enseñaron en foto, habían buscado en sus redes sociales.

— Es tan molesta, a veces desearía poder enviarla a uno de esos internados en los que le rapan el cabello a todos.

— Eso es un poco retorcido—dijo mientras vigilaba que nadie estuviera cerca, a pesar de que Chris estacionó casi de ultimo en la larga fila de autos que esperaban frente de la casa, sentía como si lo pudieran descubrir en cualquier momento— Por cierto, ¿de qué trato hablaban?.

— Ah—recordó—. Está saliendo con un chico, se escapa para verlo y todo. Llevo tiempo tratando de averiguar quién es, y creo que estaba cerca porque se empezó a preocupar más de lo normal... en fin, la cosa es que me hizo prometer que dejaría de buscar.

— ¿Qué tan lejos llegaste en la investigación? —preguntó Ivan mientras le texteaba a, probablemente, cualquier chica.

— Hasta el primo de Zac, ya sabes, Cristian Colgate.

— Lo recuerdo, el chico del comercial de dentífrico, ¿es él? —arrugó la nariz.

— No sé, siempre dice que son "amigos"—hizo comillas con sus dedos— pero descubrí sus mensajes de coqueteo.

Zac se sorprendió un poco ante eso, si bien su primo Cristian no era feo, no creía que pudiera fijarse en lo que sea que esté detrás de ese muro de estupidez. El chico olvido eso y siguió con la vista puesta a través del vidrio del asiento del copiloto, parecía ser el único pendiente de Christie y Chloe. A lo lejos vio resaltar, dentro de de todo el mar de ropas negras, una cabellera pelirroja y otra rubia, rápidamente silenció a sus amigos y estos prestaron atención; la hermana del chico de pecas parecía conversar tranquilamente con la muchacha que tenía mucho parecido con Sara, pelo rubio, metro y medio y una apariencia tierna, definitivamente debía ser Chloe.

Vieron como Christie sacaba su celular y tecleaba algo, el teléfono de Chris sonó dentro de su bolsillo, era un mensaje de la chica.

"Sus padres se comunican con hermanastro, dice que no sabe donde esta pero creo que no me quiere contar"

"HAZ QUE TE LO DIGA" —escribió en mayúsculas, para agregar énfasis.

La muchacha volteo desde donde estaba y miró hacia el auto con los ojos entrecerrados, se recogió el cabello y con la mano que lo sujetaba para hacerse una coleta, les mostró el dedo medio.

Los tres se miraron sorprendidos por la osadía de una niña de su edad. Ivan negó con la cabeza: — Los niños de hoy en día, no sé que le ponen los padres a sus cereales.

— Probablemente rencor a la vida y odio hacia su hermano mayor y sus amigos— dijo Zac.

Al pelirrojo le llego otro mensaje y los chicos se acercaron más para poder leer.

Me dijo que tal vez estuviera en un pueblo llamado Valle Solar, o algo así"

Gracias, si quieres sácale más información.

Las dos palomitas aparecieron en el mensaje, indicando que lo había leído, sin embargo, la muchacha no respondió.

— Lo intenté—dijo su hermano.

El sonido de alguien tocando los vidrios del auto los sobresaltó, la expresión de molestia de Samantha Collins se pudo apreciar. Chris no tardo ni medio segundo para abrir.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó la chica con cierto tono de molestia.

— Vinimos a cumplir con nuestro querido profesor de Biología—respondió Ivan, remarcando el "querido". Sonó bastante convincente.

— Wao, Ivan, casi te creo. ¿Club de cine?—hizo referencia a sus habilidades para mentir y levanto su mano para que el chocara los cinco, él le respondió y sonrió orgulloso—. Lástima que el profesor no me haya dicho nada de que ustedes vinieron.

— ¿Y por qué te diría él algo? ¿Acaso hablaste con él? —preguntó el chico de ojos cafés.

— Tal vez...—dijo con tono bajo.

— ¿Y qué le dijiste? —Esta vez fue Chris el que preguntó.

— Les responderé si me dejan entrar y me llevan a casa, parece que va a llover—Era verdad, algunas nubes grises comenzaban a invadir el cielo, le hicieron un ademan para que entrara al auto y ella se acomodo al lado de Ivan, en los asientos traseros, casi al mismo tiempo Christie entró al auto.

— ¿Quién es ella? —apuntó a Sam.

— Samantha, mucho gusto. —se presento y extendió la mano, causando que el rostro de la chica se iluminara.

— ¡Eres la Sam de la canción! —gritó ganándose varias miradas de confusión.

Chris parecía querer lanzar a su hermana por la ventanilla. Ivan lo miro por el retrovisor y pareció comprender algo.

— ¡Le escribiste una canción! —logró decir entre carcajadas a las que pronto se unió Zac.

— Si, decía algo como "Samantha, se parte de mi corazón..."—cantó una parte antes de que Chris la callara.

— Bien, Sam—dijo Chris en un intento por cambiar el tema y por ignorar a Ivan tarareaba la canción cada vez que el chico pronunciaba el nombre de la muchacha—. Cuéntanos ya que le dijiste al profesor.

— Uh, si——recordó, estaba muy sonrojada—. Fui para, obviamente, darle mi apoyo y para contarle lo de Olor a muerte.

La última palabra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora