Suspiré, y la miré, la conocía tanto que por más que trato de no decirlo o mostrarlo lo supe, su mirada y su forma ser hablaban más que su boca y voz, ya no me amaba ya estaba atrofiada de mí, dolía, y no sabía cómo sentirme, mi corazón estaba atípico, funesto, sin avidez de seguir palpitando, pero el dolor es la clave a seguir, antes de todo decidí preguntarle, ¿De verdad quieres esto? Y sin perplejidad dijo que "Si" costaba creerlo y aceptarlo, no sabía ni siquiera cual era la realidad o cual era lo ficticio, aún lo dudaba, pero decidí dejárselo al tiempo, el tiempo me enseñaría si era real lo que sucedía, Así que simplemente le pedí un abrazo, sin rubor le di un beso en la mejilla y le dije con la poca sabiduría que tengo "Debes saber lo que dejas ausentarse en tu vida, o sino te afligirás el resto de tu vida."
