Me desperté, eran las 4:10 AM, tenía la resaca de la noche anterior, no me acuerdo cómo había llegado a casa, pero al ver por la ventana, estaba mi auto, mi amiga Amanda debió de haberme llevado a casa, amaba el proceso de estar drogada, había pasado por tanto que cuando estaba así ni me acordaba de mis problemas. De pronto escuché unos ruidos en el baño, primero fui a la cocina por un vaso de jugo de naranja y de ahí al baño, no había nada era sólo el grifo medio abierto, entre una leve risa terminé de cerrarlo, subí a mi cuarto y dejé el vaso en la mesita de noche, apagué la lampara y me acomodé a dormirme, a los 3 minutos de estar acostado el vaso se cae de la mesa y hace un escándalo ya que era un vaso de aluminio, me molestó el ruido pero seguí acostada, giré del otro lado de la cama y ví algo raro en el espejo, era una gran silueta negra con dientes puntiagudos al verla dije:
-Diablos! No debí fumar tanto
Seguía estando ahí, al cabo de 15 segundos empecé a asustarme, sentía los pies fríos y el estómago revoloteado mis mejillas temblaban y mis dientes chocaban tan duro entre si, encendí la luz y salí corriendo por las escaleras, cuando llegué abajo colapsé y me acuerdo que mi vista estaba normal, veía todo más no podía moverme, de pronto experimenté un frío, ésta vez me sentía bien, empecé a echar carcajadas cómo si estuviese endemoniada y poco a poco recobraba la movilidad pero me quedé ahí, me levanté un poco y apoyé mi espalda de la pared mientras reía sin razón, apareció una mujer de traje negro que me dijo al oído agachándose
-Alicia, bienvenida al club, mientras me apuñalaba una y otra vez en el estómago, sentía una risa infinita, había ido al infierno por un día y seguía estando ahí, después desapareció la mujer y sus puñaladas fueron sólo recuerdos, no había muerto porque desde el principio ya lo estaba. me había convertido en la mujer del traje, esa había sido mi iniciación, me había convertido en la señora de negro.