4. ¿Por que me rompes...?

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Saca su pequeña libreta, con cuidado de no moverse mucho para no despertarlo y toma su pluma

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Saca su pequeña libreta, con cuidado de no moverse mucho para no despertarlo y toma su pluma.

Por qué me rompes el corazón
Cuando yo solo te amado.
Por qué no tienes compasión con aquello que te he dado.

Explícame por qué lo haces con el alma en las manos.
Así como te dije la primera vez que me había enamorado.

Lo escribió sin problemas y se dió cuenta que hablaba más de el que de ella misma.
Pero quién dijo que todos los poemas tenían que ser de ella, podían ser de lo fuera, lo que quisiera.

Cerro la libreta pronto cuando lo sintió moverse, y la metió con prisa para que no pudiera verle.

—¿Me dormí?—pregunto el.

—Si.

Él solo se tomó la cabeza y se recargo en la parte trasera del sillón.

—Me duele la cabeza.

—Si pensé, tengo el remedio perfecto—.se levantó del sillón.

—¿Comida?

—Esa también puede ayudar—aclaro, asintiendo repetidas veces.

Sonrió un poco, cosa que alegro a Samantha por qué después de tantas lágrimas una sonrisa no caía nada mal.

—¿Que se te antoja?—hablo ella de nuevo.

El no contesto, se puso a pensar en todas las posibilidades y cuando estuvo seguro contesto:

—Wafles.

—¿A esta hora? ¿Ya comiste si quiera?—pregunto ella descolocada con la respuesta del castaño.

—Ni siquiera desayuné—dijo en susurro, sin embargo ella le escucho.

Prefirió hacer lo que le pedía sin decir nada mas, quería hacerlo sentir mejor no acusado por su elección de comida.

Ya hecho lo sirvió en un plato y se lo puso enfrente, el no dudó y comenzó a comerlo rápidamente.

Ella se levantó y fue a por su bolsa y de ella saco un par de aspirinas, se las dejo en un lado cerca del vaso de leche.

—¿Y eso?—pregunto el con un poco de mermelada en la cara.

—Se te quitará el dolor de cabeza muy rápido—contesto ella.

El ya no chisto más y se las tomo, para luego acabar con el vaso de leche.

—Gracias—. se seco la boca con una servilleta y le dedico una sonrisa.

—Por nada—le revolvio el cabello como si fuera un niño.

Tomo los platos vacíos y los llevo hacia el fregadero, mirandole de reojo.

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