12. profugos

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La molestia se denotaba en todo mi cuerpo, mi corazon, estaba adolorido, la emarraña formada en mi cabeza estaba ausente, estaba vacia.

Era cambios tan drasticos, pues en verdad lo queria y mucho, pero tambien no iba a permitir que fuera solo un articulo desechable, algo que solo se usaba en el momento que se necesitaba para luego hacerlo a un lado.

Me apresure a la salida para irme hacia mi casa, para alejarme de la fria realidad que se extendia a mi alrededor.

Cruce la puerta pero fui detenida, me voltee a mirar de quien se trataba. El moreno de los ojos profundos me miraba sin decir nada con una media sonrisa que sentia reconfortante.

No sabia como estaba mi cara, pero al parecer se podia observar lo que me pasaba pues el se acerco y me dio un abrazo.

Se sentia bien, que sin siquiera pronunciar una palabra el hubiera adivinado mi sentir.

No me movi, ni lo evite solo deje que una profuga lagrima se escapara de mi rostro para no volver nunca mas.

—¿Que pasa?—pregunto tomandome por los hombros.

—Nos peleamos, pero enserio esta vez

—oh, lo lamento.

Me aleje un poco de el para tener de nuevo una distancia normal.

—Salgamos de aqui— me propuso.

Yo queria decirle que si, que nos fueramos a cualquier otro lado solo para escapar de ahi.

—¿Y tus clases?

—No me importan, al menos justo ahora me son irrelevantes.

Yo no le conteste nada, su respuesta me habia parecido de lo mas dulce y real, sin ningun rastro de mentira.

Le dije que si con la cabeza y comenzamos a caminar hacia un rumbo desconocido, bueno para mi lo era.

Nos mantuvimos en silencio por largo rato, yo no tenia ganas de hablar y me parecio apreciable que el parecia entenderlo o simplemente era un amante del silencio.

Caminamos al raz de todas las calles algunas veces recto otras doblando la esquina.

—La otra vez no me dijiste tu nombre.

—Eso lo se Sam.

Fue la primera vez que me llamo por mi nombre, y me parecio agradable el  tono que utilizo, se escuchaba muy bien al salir de su boca.

—Me llamo Adrian.

—Es bonito.

El me miro a los ojos de nuevo como era su costumbre cuando hablabamos , sin titubear eso me hacia sentir dos caminos diferentes, por un lado los nervios que me ponian los pelos de punta, pero por el otro lado me hacia sentir que aunque fuera por ese momento lo que yo decia era para el lo mas importante.

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