El tiempo en prisión suele transcurrir a una fracción infinitesimal a como lo hace ahí afuera. Dicen que el encierro inevitablemente te hace reflexionar sobre lo que hiciste o en lo que no, repasando una y otra vez los infortunios que te llevaron a terminar en una fría celda, preguntándote qué hubiera sido de no haber tomado ciertas decisiones, haber elegido la compañía, el lugar y momento que desembocaron en la (supuesta) peor atrocidad, llegas incluso a resignarte y asumir tu culpabilidad, reconociendo que eres el legítimo criminal y por tanto mereces el castigo ¡Cuán patético y miserable ser es en quien te conviertes!
Como saben, a Víctor Ortega le encanta llevar la contraria, sobre todo a sabiendas de que en este entorno es sumamente fácil ser traicionado por tu propia mente. No es un secreto que el ser humano disfruta de la crueldad, más aun, el instinto de dañar a otro se exacerba cuando la víctima manifiesta miedo, ansiedad, vulnerabilidad... Nadie disfruta abusar de una persona que es capaz de responder a la agresión o que simplemente resulta inmune a la intimidación mostrándose indiferente ante amenazas, provocaciones o cualquier tipo de persuasión. Teniendo en mente lo anterior comenzó el juego: Mantener la cabeza fría todo el tiempo, un bajo perfil, nunca tratar de aparentar algo y emplear la violencia salvo cuando fuese imprescindible fueron mis cuatro reglas fundamentales, dicha estrategia funcionó bastante bien los primeros meses aunque por supuesto, no me salvé de un par de golpizas de bienvenida y agresiones en la ducha de las cuales pude librarme con un saldo de algunas contusiones. Desde el principio dejé en claro que no soy débil, pero tampoco necesito asociarme para lidiar con las contrariedades de la condena.
La única relación que entablé y de manera forzosa fue con mi compañero de celda. Su nombre era Esteban Mendiola, un sujeto de 43 años que estaba cumpliendo su quinto año de condena por haber asesinado al amante de su esposa. Me resultaba gracioso que lo único que tuviésemos en común era el homicidio, sin embargo a Esteban le parecía una especie de vínculo fraternal y si, él es quien siempre se mostraba entusiasmado por este hecho, solía relatarme una y otra vez la satisfacción que sintió al contemplar el cadáver desnudo de su víctima y me incitaba ocasional y morbosamente a que le detallara mi crimen, le decepcionaba mucho cada vez que le decía con toda sinceridad que no recordaba los hechos. Algunas veces decía haberse convertido en un "hombre nuevo" y se soltaba a repetir la típica basura moralista que dicen por TV, como si fuese una clase de mentor o peor aun intentando asumir un extraño rol paternal conmigo ¡Vaya sujeto! En fin, lejos de molestarme era en ocasiones bastante entretenido ridiculizarlo en mi mente, aunque luego de un tiempo llegó a hartarme.
Así pasaron un par de meses hasta que un buen día recibí; debo decir, una grata noticia: Mi padre vendría a visitarme.
Iba a su encuentro cuando me topé con un rostro familiar, se trataba del oficial Carvajal quien inmediatamente me reconoció y no pudo contenerse a soltar una de sus acostumbradas burlas:
—¡Saludos, distinguido huésped...
No alcancé a oír el final del chiste,
su voz se desvaneció silenciada por la distancia debido a mi apresurado caminar. En ese momento no existía nada mas importante que ir al encuentro de mi padre, un rostro que ya casi era imposible sintetizar por mi mente y que añoraba volver a mirar. Lo imaginaba relatándome lo ocurrido en el último año, los nuevos programas de radio y los Best sellers en libros, y un sinfín de trivialidades, evitando a propósito mencionar asuntos familiares, ya habría mucho de eso para la siguiente visita.De manera automática esos pensamientos cesaron para dirigir toda mi atención al final del corredor, debo confesar que fue de los encuentros más emotivos que tengo memoria:
—¡Mi muchaho!
—Que hay, papá. —Fue mi interjección seguida de un caluroso y prolongado abrazo.
Sintiendo que el tiempo transcurría y que eventualmente alguien tenía que decir algo me decidí a preguntar
—¿Cómo has estado?
—Ay, hijo, ¿Qué te puedo decir? No ha sido fácil en absoluto, me han visitado numerosas personas, tantas que empiezo a considerar la posibilidad de irme a vivir a otra parte.
—¿Qué personas? —Pregunté con curiosidad.
—Bah, la mayoría son chismosos que quieren indagar en lo sucedido, me han venido incluso a ofrecer dinero a cambio de mi "testimonio", quieren hacer de mi pesar un circo ¿Te imaginas? Hay también otros que intentan hacerme creer que van a ayudar a que salgas libre pronto si aceptas entrar a programas de "rehabilitación" del gobierno o si estás dispuesto a trabajar bajo un contrato permanente.
—¡Vaya montón de estupideces! —Exclamé colérico.—No estarás considerando alguna de esas posibilidades, papá, ¿O si?
—Pues mira, Victor. Ya en una ocasión me lamenté por no haberte persuadido a que te conviertas en alguien de provecho, no pretendo juzgarte y lo que sucedió ahora es pasado, pero ambos sabemos que fueron tus decisiones las que te llevaron a donde te encuentras ahora.
—Ve al grano, por favor —Demandé.
Mi padre aclaró la voz y continuó:
—Tu sabes que no creo en la basura que promueve el gobierno y todos los días tengo que lidiar con la ineptitud de los burócratas, sin embargo la semana pasada mi jefe me mandó llamar para charlar en privado con un alto ejecutivo de la empresa, un hombre tremendamente sensato que me presentó algo que despertó mi inquietud: La firma de software nanoBio se encuentra desarrollando una plataforma de simulación llamada Fractallia que busca ser la primera en el mundo en alcanzar el estatus legal, como sabes nanoBio es quien diseña toda la infraestructura informática del gobierno de varios países por lo que tienen un tremendo poder, alguien como este hombre que te platico no se andaría con juegos con algo como esto, Victor.
—Creo que no te estoy entendiendo, dime de una vez que pretendes, papá.
—Su nombre es Daniel Venter, este hombre tiene la encomienda de encontrar voluntarios para realizar pruebas de simulación en el entorno beta de Fractallia, consideran que alguien que ha experimentado estados alterados de conciencia son sujetos particularmente valiosos para el desarrollo de la plataforma, una vez que....
—¡Se acabó el tiempo de la visita! —Interrumpió una sonora voz.
—Pero, ¿Cómo...? ¿Porqué...? Yo no.... —Balbuceé confundido.
—Piensa en ello, hijo ¿Qué tienes que perder? Me gustaría que pudieras acceder a platicar personalmente con este señor. Solo dime si estarías dispuesto, por favor.
—Bien, haz lo que creas conveniente. Supongo que no tengo opción. —Respondí.
Uno de los oficiales me tomó del brazo obligando a incorporarme.
—¡Ahora voy, con un demonio! —Exclamé irritado.
Espero verte pronto, Víctor. Te amo, hijo. —Se despidió.
No hubo respuesta de mi parte, con la mirada baja, parsimoniosamente, caminé de regreso a mi celda.
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Fractallia 2.1
Science FictionSi pudieras elegir un superpoder, ¿Cuál elegirías y por qué? En este mundo virtual tendrás la oportunidad de utilizar tu superpoder de la manera que desees. No hay ningún truco, el límite lo pones tu mismo, sólo te sugiero que consideres los riesgos...