Capítulo 1. Presunto Implicado

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La claridad logra colarse a través de las gruesas cortinas desde hace un rato. Supongo que ya ha de ser medio día, lo que me sorprende es que mi padre no haya subido a importunarme como es su costumbre. ¿Se habrá rendido acaso? No lo culpo, en casi dieciocho años no ha logrado convencerme siquiera de intentar ser lo que el llama "una persona de provecho".

No soy estúpido. Miro a mi alrededor y soy testigo de los estragos que ha provocado la infame proscipción mediática en la mente de las personas y en esta sociedad de por si ya dada a la mierda. Por todos lados no veo más que a seres autómatas, siguiendo reglas hechas para crear la ilusión de que son útiles o tienen algún propósito para sí mismos o para sus semejantes. De verdad creen que hay diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y lo malo. Muchos se rehusan a aceptar que su existencia es un breve instante sin mayor trascendencia y se aferran a la idea de un más allá luego de la muerte ¡Vaya tontería! Se dan tanta importancia que sus acciones sólo se basan en el beneficio propio, me enferma ver por todos lados que el comportamiento que promueven y que se supone garantiza una vida mejor es competir y pasar por encima de todo aquello que pueda ser considerado un obstáculo. Todos los días es un bombardeo constante de hipocresía, se habla de patrañas como la generosidad y el amor, se predica con la bandera de la moral en alto pero al final son solo se busca alimentar la vanidad y el ego insaciable que contradictoriamente solo pide a gritos ser aceptado en un grupo ¿Para qué? Es tanta la ceguera mental en el presente que nadie parece darse cuenta de que toda esa basura son comportamientos implantados, respuestas condicionadas creadas con el único fin de manipularnos y someternos, pero tal parece que nos sentimos cómodos así, nos gusta ser controlados, esclavizados, tal vez esa sea la verdadera naturaleza humana y todo se resume a dominar o ser dominado, ahora y a través de los tiempos ha resultado ser la triste realidad de nuestra especie.

Desgraciadamente soy parte de este podrido sistema, mis alternativas no son muchas por el momento. No soy ni pretendo ser mejor que ellos ¿Qué sentido tiene? pero tampoco le resto mérito a mi padre, admito que estoy en números rojos con el viejo por mantenerme por tanto tiempo, a pesar de no ser en lo mínimo el hijo que el desearía hasta hoy no condiciona mi subsistencia, en verdad ha tenido demasiada paciencia conmigo, de lo contrario hace años que me hubiera echado de aquí. ¿Será que hoy es el día en el que finalmente lo hará?

Bajo hasta el comedor y noto que se encuentra tranquilamente sentado bebiendo una taza de café mientras aparenta leer el diario. Sin decir palabra alguna paso a un lado pudiendo advertir que su mirada no se enfoca en las letras ni las ilustraciones del impreso, más bien parece que mira a través de las páginas durante un intervalo de tiempo razonable para mirar hacia otro punto o al menos parpadear un par de veces, extraño, pero no tengo apremio por saber qué le ocurre. El reloj marca las 12:35 PM pero obedeciendo a mi propio reloj busco algo para desayunar, el silencio casi espectral es interrumpido por el murmullo de la bolsa que contiene el cereal. Como si estuviese esperando ese preciso instante mi padre, sin apartar la mirada del mismo punto vacío se apresura a cuestionarme:

—¿Dónde estuviste anoche, Victor?

¡Está loco si cree que responderé en ayunas! Sin prisa alguna lleno mi tazón y mezclo el alimento lo suficiente para llevarme a la boca algo blando.

—Te dije que iba a salir con Julián. Por cierto, Buenos días.

Con tono severo, me señala.

—Te pregunté "dónde" no "con quién".

¡Perfecto! Ahora no podré desayunar a gusto. como sea me apresuro a tomar tres cucharadas y casi deglutiendo en seguida le contesto.

—Te diría que sólo fuimos a ver a unas amigas pero no me creerías ¿O si?

Algo me decía que no se trataba de una típica charla matutina, a decir verdad pocas veces lo he visto tan serio a esta hora, o a cualquier otra... Incorporándose se acercó y mirándome fijamente reveló:

—Victor, no se trata si te creo o no, ya eres mayor para responsabilizarte de tus actos. Se trata de algo muy serio, es posible que en este momento te esté buscando la policía.

—Wow, no me imagino por qué sería. —Respondo con ironía.

—¡Con un demonio! ¿Será posible que nunca tomes nada en serio? Necesito saber si estuviste intoxicado como es tu costumbre y que me digas de una maldita vez dónde rayos estuviste... es posible que esta vez hayas llegado demasiado lejos, hijo.

Se notaba su ansiedad, de verdad quería pretender que me preocupada por ese asunto, pero la verdad es que me daba lo mismo, fingiendo responsabilidad, intenté calmarlo:

—Tranquilo, pá. Digo, es posible que nos hayamos metido un par de bumps pero estuvimos suficientemente conscientes todo el tiempo, no recuerdo haber participado en algún crimen o algo parecido. ¿Qué te hace pensar que la policía me busca?

Tras un suspiro de frustración agregó:

—Hace un par de horas informaron por la radio el hallazgo de una mujer sin vida el muelle, al parecer se trató de homicidio, la única pista que se tiene es una grabación de seguridad que muestra a dos jóvenes drogados deambulando a unos metros de la escena del crimen momentos después de perpetrarse, hasta ahora son los únicos sospechosos.

No dije palabra alguna, eventualmente empezaría la indagatoria. Tras casi treinta segundos de visible ansiedad, procedió con la fiscalización:

—Hace unos momentos los noticieros locales dieron a conocer la grabación, ¿y te digo algo? reconocería la sudadera de Julián con mucho menos que lo que vi en el video, ahora bien, el muchacho que lo acompaña....

Un leve nerviosismo se apoderó de mi, reconociendo que podría estar en aprietos. Finalmente pregunté:

—¿Lo reconociste?

Con franqueza respondió:

—No puedo asegurar que se trate de ti. Al menos no con la misma certeza que tengo de que uno de los sospechosos se trata de Julián. Hijo, lo que menos quiero es que se te inculpe en esto, por favor dime todo lo que recuerdes de anoche.

Sin acceder a su petición lancé otra pregunta.

—¿Y que hay de la víctima? ¿Ya fue identificada o algo?

—Efectivamente. Respondió.

—¿De quién se trata? Insistí impaciente.

—Aún no me has respondido, ¿Acaso ahora tu diriges el interrogatorio? Replicó.

—Está bien, te narraré a detalle todo lo que recuerdo, ¿Te parece?

Él asintió y comencé mi narración:

Me encontré con Julián en donde siempre, fuimos por unas cervezas al Johny's habremos bebido a lo mucho cuatro rondas, pagamos la cuenta y nos dimos una vuelta por la calle Marquesa...

—¿Estuvieron con prostitutas? Preguntó con severidad.

—¿Acaso es relevante? Contesté con ironía. —Como sea, aun era temprano y yo esperaba que Julián me ofreciera su hitter para comenzar a divertirnos ya que a mí no me quedaban bumps, resultó que el tampoco tenía y frustrado empezó a maldecir. Luego de un rato de discutir no sé cómo, empezamos a hablar del Daturex y cómo conseguirlo... Lo último que recuerdo es que terminamos en la casa de Henry, un amigo Hacker de Julian según creo, para localizar a alguien que tuviera la droga y que además fuera un blanco fácil.

—¿Eso es todo? Insistió.

—Como te dije, es lo que recuerdo. Confesé con sinceridad.

—Gracias por decírmelo, hijo. Con esa información ahora te puedo asegurar que Julián estuvo involucrado.

—¿Porqué lo dices?

—Verás, la víctima era Andrea Hillman, una analista que laboraba en la farmacéutica local que distribuye el Daturex, llevaba consigo algunas muestras y ahora sé donde terminaron.

Fractallia 2.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora