Pasaron tres días y dos noches desde que la loba Drianna llegó a la mansión Sakamaki. No fue un tiempo agradable. Durante las noches, se escuchaba aullar a los lobos, algo tristes por el echo de que su amada princesa fue raptada y no podían hacer nada por recuperarla. Kanato por más que intentaba acercarse a ella, no podía por el miedo y rencor de la hermosísima chica. Lo menos que podía hacer, era cuidarla de sus hermanos, manteniendola encerrada en su propia habitación para de pasada, poder vigilarla mucho tiempo. A la tercera noche, Kanato tomó un pedazo pastel de red velvet, cubierto con betún de crema de queso dulce y una fresa en el centro del trozo, acto seguido, caminó a su cuarto donde tenía cautiva a Drianna. Al entrar, notó a la chica ya transformada, recostada en la cama, abrazando sus rodillas. -Princesita... Hey loba despierta. Te traje un pastel-
-No quiero nada de ti... ¿Cuantas veces tengo que decírtelo?-- ¿Y cuantas veces tengo que repetirte... Que el que manda aquí soy yo?... ¡¿Es tan difícil de entender acaso?!- después de gritar, Kanato le aventó el plato a Drianna y este se le reventó en la cabeza, haciendo que también quede muy manchada con el pastel. Ella solo chilló como perro herido al ser golpeada, pero se mantuvo firme para dar a entender que no le tenía miedo. Sin embargo, Kanato se molestó aún más y la cacheteó. -¡¿Por qué eres tan mala?! ¡Loba estúpida! ¡Yo solo quiero cuidarte! ¡Teddy y yo te trajimos para que juegues con nosotros!- El vampiro tomó a la loba del cuello y empezó a apretárselo.
-¡Agh! D-Detente....- dijo ella tratando de respirar.
-Queremos jugar contigo... Déjanos, por favor- suplicó Kanato, pero Drianna fue incapaz de hablar, así que la aventó al suelo y salió del cuarto, aferrando a Teddy a su pecho. Drianna recuperó la respiración de forma rápida y fue al baño para mirarse al espejo. Su cabello estaba cubierto del pastel rojo, eso la frustró y decidió tomarse un baño. Kanato ya le había enseñado como, aunque aún así tuvo unos pocos problemas al asearse: primero no supo como poner la temperatura correcta en la tina, el jabón se le caía una y otra vez, el shampoo le entraba por los ojos y resbalaba mucho cada que intentaba pararse. Tardó más de una hora en bañarse hasta que consiguió salir de la tina, secarse y ponerse su pijama de nuevo, la cual afortunadamente no se había manchado con el pastel. Una vez limpia, miró al cuarto para ver si Kanato ya había vuelto, pero aún no había regresado. Drianna a su rara vez sintió algo de preocupación por él y salió a buscarlo-
Al salir, se topó con Subaru, quien llevaba una daga de plata en una de sus manos. -Subaru, perdona que te moleste ¿Has visto a Kanato? Tuvimos una pelea y se fue. Y no ha vuelto al cuarto, así que quiero asegurar si está bien.-
-Me sorprende eso de ti. Esta en su escondite. Yo te llevaré, aunque no te recomendaría ir-
-¿Por qué no?-
-Porque ya notaste que Kanato no esta bien de la cabeza. Además te asustarías-
-Estaré bien, no le tengo miedo. Gracias...- dijo Drianna en un tono serio y caminó detrás del vampiro albino. Subaru mientras caminaba, se preguntaba porque la loba era igual a él y a su madre físicamente. Llegaron a una parte algo tenebrosa de la mansión, frente a una puerta. -Kanato esta ahí, ten cuidado.- Drianna asintió y le agradeció por llevarla, había estado nerviosa todo el camino por miedo a que el collar la torturara por salir de la mansión, pero no le hizo nada en realidad porque no trató de escapar.
Cuando entró en el extraño lugar, sintió un olor extraño, como una mezcla de muerte y tierra. Pensó que sería algún tipo de mausoleo o una cripta, pero para su sorpresa al avanzar, se topó con unas bellas estatuas femeninas, todas vestidas de novias. Parecían mujeres vivas que solo permanecían quietas, ninguna dio siquiera un parpadeo cuando Drianna la pasaba de largo. - ¿Dri-chan?... ¿Cómo supiste donde estoy?- se escuchó la voz de Kanato al fondo del lugar. Drianna movió una de sus orejas en señal de que pudo oírlo y se dirigió donde estaba. Kanato se encontraba enfrente, hasta donde la pared topaba, sentado en unos escalones mientras abrazaba a Teddy como si tuviera miedo de su alrededor. Drianna al momento de acercarse, se paró frente a él. -Me preocupé un poco cuando no volvías y Subaru me trajo. Por cierto, ahora que estamos aquí ¿Puedes decirme que lugar es este?- dijo ella con algo de curiosidad.
-Aquí es donde colecto mis muñecas de cera ¿Son hermosas no crees?-
-Si, lo son. Se ven tan reales ¿Y por que todas tienen vestidos blancos y esas telas largas en la cabeza?- Drianna no sabía mucho del mundo y sus funciones, por lo que era obvio que no supiera que todas ellas estuvieras vestidas con aquel atuendo especia para el día de unir al amor, deseado por todas las mujeres y también difícil de escoger. -Porque todas estuvieron a punto de unir sus vidas a uno de nosotros , lástima que acabaran así. Pero ninguna es más bella que Teddy, aunque admito que todas tienen lo suyo ¿Verdad Teddy?- dijo el vampiro cambiando su expresión a una sonrisa algo sádica, pero tranquila a la vez. -¿A una de ustedes? Lo siento... Pero no comprendo nada.--Jajajajaja es porque eres una loba salvaje y no sabes nada-
-¡Cierra la boca Kanato! No permitiré que me insultes. Explica lo que acabas de decir-
-Mis amadas muñecas son novias sacrificadas, pero... Ahora que lo pienso, podré convertirte a ti en muñeca ¡Serás el centro de todas! ¡Quedarás incluso más bella.- Kanato se levantó y tomó a Drianna para empujarla hasta topar con la pared, se veía como un niño en navidad. La licántropa empezó a resistirse-¡No! ¡Suéltame! ¡Suéltame o tu estúpido juguete sufrirá las consecuencias!- Después de la amenaza, Kanato se quedó en shock y la tomó del cuello, dejando caer a Teddy -¡No te atrevas a hacerle nada a Teddy! ¡Deja de amenazar a tu amo! ¡Eres cruel!- el chico decía algo triste e histérico mientras apretaba el cuello de la loba y sin pensarlo dos veces, le dio a Drianna un beso en sus labios, dejando de ahorcarla. Un gran sonrojo se apoderó de la loba al ser besada, no se esperaba tal cosa debido a que ese fue su primer beso y por un instante dejó de luchar, sin embargo, no correspondió. Cuando Kanato se separó del beso, la miró y le mordió el cuello, pero se separó por un momento y olfateo la herida. -Este olor... Este sabor tan dulce... Me es familiar. Je, que gracioso, quiero un poco más.- dijo mientras desabrochaba un botón de la pijama de Drianna y le mordía el hombro para absorber la sangre lentamente. Drianna aún seguía el shock, que apenas y le dolieron las dos mordidas de Kanato. Cuando volvió en sí, empujó al chico y se tomó la herida, mirándolo seria.
-Dri-chan... Tenemos que volver, aquí no es lugar para ti- dijo él limpiándose la sangre y recogiendo a Teddy. Extendió su mano a ella con un gesto algo tranquilo, Drianna dudó pero al final tomó su mano y salió de ese lugar con él. Mientras caminaban por el lugar, la loba notó a Kanato con una cara melancólica, cosa que le extrañó mucho. Una vez que llegaron al cuarto, Drianna se sentó en la cama y miró a Kanato que miraba a la ventana. -¿Qué ocurre?- pregunto ella con tranquilidad.
-Dri-chan... ¿Mañana puedes acompañarme a un lugar? Descansa por ahora-
-Esta bien... Tu también deberías descansar. Te ves mal.-
-No te preocupes por eso- Kanato se puso frente a ella y le acarició el rostro.
- Princesa... Yo... Cuando sea el momento, hablaré contigo-. Agregó y salió de la habitación.
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Foe Lovers (Diabolik Fanfics de Romance) Vol. 1
FanfictionKanato Sakamaki después del asesinato de su madre Cordelia cambió bastante. Sin embargo, algo lo cambiará de nuevo. A la fuerza llevará a la mansión a su nueva mascota y compañía: Drianna, la legendaria princesa de los lobos. Drianna es una chica lo...