Capítulo 11: La novia poseída

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Mientras todos se estaban arreglando, de repente sintieron algo, como si un fantasma los hubiera atravesado a todos al mismo tiempo. Habían sentido una presencia que les resultaba ser muy familiar. Karl Heinz lo sintió justo cuando llegó a la habitación de Drianna y no se había encontrado con nadie. Ese momento exacto fue cuando supo que algo no estaba bien. El rey de los vampiros empezó a correr por la mansión en busca de cualquiera de sus hijos o de su futura nuera, hasta que se topó con Subaru quien también estaba corriendo, llevaba puesto un traje de gala con una corbata roja junto a las mismas botas blancas que siempre suele llevar. -¡Subaru! ¿Has visto a Drianna? ¡No está en su habitación!-

-No, pero sentí una presencia que no había sentido hace mucho tiempo. De hecho estaba buscando alguna pista.-

Ambos se quedaron con muchas dudas corrieron juntos a la entrada de la mansión donde iba a ser la ceremonia de la boda. Al llegar, notaron a la manada de lobos algo nerviosa. De repente ladraban un poco o gruñían a la nada. El resto de los hermanos se encontraba con los caninos, también extrañados de lo que acababan de sentir y el comportamiento de los lobos. Kanato quien vestía un traje blanco, parecía muy asustado y nervioso también. -¿Padre? ¿Qué está pasando? ¿Dónde esta Dri-chan?- preguntó mientras abrazaba y acariciaba a uno de los lobos para tratar de calmarse y de pasada, calmarse a sí mismo. -No lo sé, no está en su habitación, la estuve buscando por la mansión y no la encuentro.-

Escuchar esas palabras por parte de Karl Heinz hicieron que Kanato se imaginara lo peor: Tal vez Drianna se arrepintió de casarse y escapó o se suicidó, o alguien la secuestró. No sabía que pensar para calmarse, de por sí estaba muy nervioso por su boda, estaba peor ahora que su novia había desaparecido. Reiji se puso al centro de todos y empezó a hablar. -Todos cálmense. Debemos encontrarla lo más pronto posible. Dudo mucho que haya escapado o algo así. Subaru, búscala en el jardín del Norte, Shuu, a la planta baja, Ayato a la planta alta, Raito al jardín del Este, yo buscaré en el jardín del Oeste, Kanato, quédate aquí con Karl Heinz.- después de que Reiji dio las ordenes, todos fueron a los lugares indicados, cada quien acompañado de tres o cuatro lobos. Kanato solo se sentó en las escaleras y abrazó sus rodillas, mostrando una gran preocupación en su rostro.

Ya había pasado media hora, era muy difícil encontrar algún rastro de Drianna, su presencia había desaparecido, ni los lobos podían rastrear su olor. Lo extraño para los hermanos, era que sentían una sed rara. Desde que sintieron aquella nueva presencia, querían probar la sangre del dueño de ésta. Raito, quien buscaba en la parte Este de los jardines de la mansión tal y como le indicaron, únicamente buscaba a su cuñada con la vista mientras que los cuatro lobos que lo acompañaban olfateaban el suelo al tratar de encontrarse con el olor de la princesa, pero no lo lograban. De repente, los caninos empezaron a gruñir a un lado en específico, eso llamó la atención del vampiro pelirrojo y se acercó junto a ellos, sintiendo esa presencia y un olor muy familiar. -Ara... Raito, cuanto tiempo.- dijo una voz femenina desde los árboles, una voz que él conocía y que no había escuchado en mucho tiempo. Frente a él llegó Ritcher caminando y justo al lado de él, estaba la hermosa Drianna, pero algo no era normal en ella: el hecho de que no estuviera transformada en licántropa, solo tenía colmillos y sus ojos ya no eran rojizos, sino verdes esmeralda, además de que su voz sonaba más madura y usaba un tono lleno de vanidad. -Vaya que es incómodo que haya acabado en el cuerpo de una licántropa sucia...- murmuró ella.

-Perdóname, fue una sorpresa del destino, Cordelia- le respondió Ritcher.

Raito abrió los ojos como platos en cuanto Ritcher llamó a su cuñada por el nombre de su madre. Ni se molestó en preguntarle que fue lo que hizo, su atención estaba totalmente concentrada en la novia poseída, a la cual miró con su rostro tan provocador. Cordelia, miró con asco a los lobos que aún le gruñían y después a su hijo, formó en su rostro una sonrisa seductora y pasó de largo a lo lobos que aún estaban desconfiados de ella. -Ah Raito, ya te extrañaba.-

-Creí que te volvería a ver en el infierno ¿Cómo es que estas en el cuerpo de la novia de Kanato?-

-Ehhhh... Con que mi lindo canario se iba a casar con una asquerosa licántropa. Eso es imperdonable, ya le había dicho de esas horrendas y vulgares criaturas.-

-Mamá... - murmuró Raito, sintiéndose extraño. Recordó su primera vez con su propia madre, la razón por la cual es así y por la que su padre casi le da un doloroso castigo de no ser por Drianna. A pesar de que él había cooperado en el asesinato de Cordelia, parecía que en realidad tenía sentimientos por ella sin importar lo que era de él. Sin pensarlo dos veces, abrazó a Cordelia por la cintura y la besó de forma desesperada, mientras que ella correspondía aferrándose a él, haciendo de un lado por completo a Ritcher. -Mamá... Te extrañé, te amo- dijo Raito entre beso. Cordelia por fin se separó y lo miró a los ojos.

-Mi querido Raito, tu dices que me amas, si de verdad es así, quiero que hagas algo por mi-

-Si, haré lo que sea-

-Reúne a todos en una de las salas, los veré ahí mi amado Raito.- le ordenó ella y lo volvió a besar de forma tan apasionada, pero no porque lo amara, sino porque quería convencerlo por completo de su orden y para darle celos a Ritcher. Raito no dudó en corresponder al beso de Cordelia sin importarle en lo absoluto que estuviera en un cuerpo ajeno, menos que fuera de la prometida de su hermano. Rendido por la seducción de su madre, Raito accedió con facilidad a la orden que se le dio y junto a los lobos se fue de ahí para buscar al resto de sus hermanos y a su padre para después reunirlos.

-Cuñada ¿Qué es lo que planeas?- preguntó Ritcher aparentemente indignado. Cordelia le sonrió y lo abrazó por el cuello. -No me llames así mi amor. Solo quiero divertirme un poco, decirles muchas cosas a esos chicos. Acompáñame querido.- respondió ella con seguridad y ambos empezaron a caminar directo a la mansión.

Raito tardó un poco en reunir a todos, pero lo consiguió, llevando a todos a la sala, incluyendo a la manada de lobos. Kanato seguía terriblemente preocupado todavía, tenía el presentimiento de que Raito los reunió ahí para recibir una mala noticia, pues ninguno regresó con Drianna. -Raito-kun ¿Dónde esta Dri-chan? ¡¿Qué le pasó?! ¡¿Qué le hiciste?!- preguntó el vampiro de pelo lila de forma histérica. Raito solo se acomodó el sombrero y sonrió. -Yo no le hice nada, pero si les diré que la boda se cancelará-

- ¡¿De que hablas Raito?! ¡Explícate!- gruñó Karl Heinz.

-Drianna ya no existe- replicó Raito sin dejar de sonreír, como si no se tratara de algo grave.

Aquellas palabras hirieron profundamente el corazón de Kanato y sacó muchas lágrimas silenciosas. - No... No... ¡No! ¡Drianna no! ¡No mi hermosa princesa! ¡¡¡Mi Drianna!!!- gritó Kanato desgarradoramente, lleno de dolor para luego hincarse y llorar de forma desesperada, como nunca lo hizo, suponiendo que lo que su hermano dijo significaba que su amaba princesa de los lobos estaba muerta. Todos bajaron la cabeza, pero algo hizo que la alzaran de nuevo, aquella presencia de nuevo. -Mi canario ¿En verdad estas llorando por una loba salvaje que no está a tu nivel?- se escuchó la voz de Cordelia detrás de una puerta y después Ritcher le abrió la puerta. Todos voltearon a ver y se sorprendieron al ver que fue "Drianna" quien entró pero que su mirada e incluso el color de sus ojos habían cambiado por completo. Karl Heinz miró con odio a su hermano al recordar que él era el amante de Cordelia y trató de mantener la compostura. Kanato aún con lágrimas, miró lo que ocurría. Todo fue muy confuso para él. Ver a su linda novia que se comportaba de forma familiar. -¿M-Mamá?... ¿Cómo es posible? ¿Y mi Drianna?-

Cordelia no respondió, solo empezó a reir con malicia. Todos los lobos empezaron a gruñirle a la maldita mujer que había poseido el cuerpo de su princesa y los hermanos, menos Raito, le lanzaron una mirada llena se furia. El ambiente se había vuelto muy tenso, nadie esperaba algo tan terrible. Lo que debía ser la noche más feliz de Kanato, se convirtió en una extraña pesadilla, en la que su espantosa madre ahora había regresado en el cuerpo de la única chica que realmente amaba.

Foe Lovers (Diabolik Fanfics de Romance) Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora