Capítulo 8: Pesadilla de advertencia

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Después de aquella noche tormentosa pero romántica, Kanato decidió que si quería hacer de la princesa de los lobos su esposa, tenía que dejar de comportarse como un niño. Su primer paso fue deshacerse de su pasado, el cual eran las cenizas de Cordelia que estaban en el interior de Teddy. Ahora, tenía que enfrentarse a la situación y decir que quería casarse con ella y que no la quería como juguete o como novia de sacrificio como sus "muñecas de cera". Era de mañana, el día estaba gris, así como los días anteriores. Kanato aprovechó que Drianna estaba profundamente dormida para vestirse, salir de la habitación y buscar a su hermano Reiji.

Fue a la biblioteca donde siempre estaba el vampiro de anteojos y lo vio ahi precisamente, experimentando con unos líquidos de forma seria. -Reiji-san... Quiero hablar contigo.- dijo tratando de verse serio. Reiji no lo miró pero se detuvo en lo que estaba haciendo. -Es sobre la princesa de los lobos ¿verdad?- respondió, suponiendo la situación de Kanato. El chico de cabello lila se sorprendió cuando su hermano adivinó, pero sabía que él era demasiado listo para deducir cualquier cosa, así que mantuvo la postura y continuó. -Si... Se trata de Dri-chan. Piensa lo que quieras pero yo no creo en esa tonta enemistad entre los vampiros y los hombres lobo. Me... Me enamoré de ella ¡Y quiero casarme con ella!-

-¡Kanato!- lo tomó de los hombros -Tu decisión no está en mis manos y lo sabes. El único que puede juzgar eso es nuestro padre-

-Lo sé... Entonces ven conmigo a verlo- suplicó.

A Reiji le impresionó el cambio que Drianna generó en Kanato en casi un mes. Antes de traerla a la mansión, Kanato solía ser algo apartado, se peleaba de vez en cuando con sus hermanos, encerrado en sus pensamientos enfermizos de que el amor de Cordelia iba a ser solo de él a pesar de que estuviera muerta y comía dulces mientras hablaba con Teddy como si estuviera vivo, tal como lo hace un niño pequeño lleno de fantasías. Ahora, le importaba Drianna más que otra cosa, incluso notó que ya ni siquiera tenía a Teddy consigo, lo que significaba que Kanato no solo estaba realmente enamorado de Drianna, sino que también estaba creciendo psicológicamente, ya no actuaba del todo como un niño y se veía dispuesto a lo que sea por la princesa, incluso matar. Reiji lo pensó con claridad tras ver el cambio de su hermano.

-Kanato, yo contactaré a nuestro padre y le diré todo para que venga. Con honestidad, dudo que él odie a los lobos y los licántropos. Nunca nos lo prohibió ni nada, después de todo, la prohibición la pusieron Cordelia y Beatrix- aseguró el vampiro con anteojos. Kanato sonrió alegremente y rió un poco. -¡Me parece bien! Más le vale a padre que la acepte.- en ese momento, el vampiro menor solo salió del cuarto, dejando a Reiji solo con el cargo de hablar con Karl Heinz.

Mientras, Drianna solo seguía dormida, pero su sueño no era lindo, seguían siendo pesadillas protagonizadas por Cordelia. En su sueño, estaba caminando por los jardines de la mansión, llevaba puesto un vestido negro muy elegante, no la habitual pijama blanca que siempre tenía puesta, ni siquiera el collar que la electrocutaba por si escapaba. De repente, la figura de Cordelia apareció frente a ella y se acercó lentamente. -Ya sé quien eres... Eres Cordelia... La madre de Kanato, Ayato y Raito. Debería darte vergüenza lo que les hiciste a tus hijos.- dijo Drianna tratando de enfrentarse al fantasma de su suegra. Cordelia solo sonrió y le tomó un mechón de su cabello para jalarla a ella.

-No me arrepiento de lo que hice, al final obtuve lo que quería. Además no has notado que Kanato solo quizo mi amor para él solamente y por eso llevaba mis cenizas con él. Me da asco el simple hecho que quiera a una loba sucia y salvaje como tu, pero al fin y al cabo, también está obteniendo lo que quiere contigo.- dijo Cordelia con malicia.

-Tsk ¿De qué estas hablando?-

-Tu y yo no somos diferentes. Claro, tus genes tristemente son cercanos a uno de los miembros miserables de la mansión, pero entre tu y yo, hay algo que nos une, que nos hace iguales.-
Drianna no pudo comprender lo que Cordelia quiso decirle, no era posible que compartiera genes con un miembro de la mansión y que fuera igual a ella. Entonces notó que el vestido negro que llevaba puesto era justo el mismo que su suegra usaba. Aquello dejó confundida a la licántropa, quería quitarse a Cordelia de encima de un solo zarpaso pero en aquel momento tenía forma humana y su fuerza no era suficiente. Alrededor de ambas, el pasto, los arboles, los arbustos, todo lo que era parte de la flora se tornó negro. La malévola vampiresa la tomó del cuello fuertemente y se pudo notar que su vientre y su pecho empezaban a sangrar mucho, incluso su boca sangraba también. Drianna solo trataba de hacer que Cordelia la soltara hasta que notó que todo el lugar se estaba inundando con sangre y se empezó a desesperar. -No lo arruines- dijo Cordelia antes de que las dos se hundieran en aquel líquido rojo.

En ese momento fue cuando Drianna despertó de esa horrible pesadilla, respirando agitada y muy sudada. Aquella fue la primera pesadilla en la que se enfrentaba a la mujer que la atormentaba desde que era una niña. Tenía el presentimiento de que esa no fue solo otra pesadilla, sentía que eso fue algún tipo de pista de algo o una visión del futuro, cualquier cosa, no un simple sueño aterrador. Drianna miró a su alrededor, notando que estaba sola. En ese instante necesitaba la compañía de Kanato o de otra persona que fuera de confianza pero no quería estar sola. Se vistió con su pijama blanca y salió de la habitación para buscar a Kanato. Al caminar por los pasillos, se topó con quien menos deseaba en ese momento. -¡Ah! ¡Bitch-chan! Hasta que sales de tu jaula. Escuché a Kanato decir que se quería casar contigo ¡Que noticia!-

El solo escuchar esa voz, Drianna dio un suspiro pesado y se cruzó de brazos. -Raito, en este momento no quiero hablar contigo, te pediré que me dejes en paz.-

-¡Miren! La perrita de Kanato ahora se cree la reina. Esa actitud me seduce- antes de que Drianna pudiera voltear siquiera, Raito apareció frente a ella y la acorraló en la pared tal como lo hizo la primera vez. -¡Raito! ¡Suéltame ahora! ¡Shiczu te mocorte!- lo insultó.

En ese momento apareció Kanato y quitó a Raito de un empujón para después soltarle un golpe en la cara. -¡Déjala en paz! ¡No te le acerques a mi prometida sin mi permiso!- gritó terriblemente histérico, estuvo a punto de golpearlo de nuevo pero Drianna lo detuvo. -¡Kanato! No... No vale la pena...-

-Si que parecen pareja, ambos son muy agresivos.- dijo Raito en tono burlón y luego se fue. Drianna abrazó a Kanato para calmarlo de su enojo. -Tranquilo... Ya pasó-

-Esta bien ¿Qué hacías afuera?- preguntó Kanato, mirando el collar de Drianna para después quitárselo, después de todo ya no era su prisionera, era su prometida sin importar que se opusieran a ello. Drianna recordó la pesadilla que tuvo pero después de ver a su enamorado de forma histérica, decidió callar para no preocuparlo de más. -Por nada en especial... Solo me preocupó el no verte en el cuarto.-

-Tranquila Dri-chan. Y no te preocupes. Además, Reiji-san va a decirle a mi padre de lo nuestro ¡Muero por que lo sepa! Aún si no lo aprueba, serás mía-

-Por mi esta bien Kanato... Solo que... Extraño a mi manada, son como mi familia y quiero verlos.- dijo Drianna para desviar un poco el tema, aunque era cierto, deseaba mucho ver de nuevo a sus amados lobos. -¿Te parece si mañana vamos a verlos? No te harán nada- Kanato se sintió nervioso tras recordar su primer encuentro con Drianna, que fue cuando los lobos intentaron devorarlo, pero ahora que las cosas habían cambiado con su amada princesa, sentía que era probable que también cambiaría el asunto con los lobos.

La pareja dio un paseo por el jardín para charlar un poco después de la hora de comer, hasta que Ayato apareció, diciéndoles que se prepararan, porque esa noche, Karl Heinz iría a casa debido a que recibió la llamada de Reiji y estaba muy interesado en el caso de su hijo. Kanato sin lugar a dudas regresó a la habitación junto con Drianna y pidió a los sirvientes que prepararan un hermoso vestido para la licántropa mientras ella se tomaba un baño. Sin embargo, Drianna mientras permanecía en el agua caliente de la tina, se la pasaba pensando en aquella pesadilla. Sentía que eso era una señal de algo que probablemente no era bueno y que debía contárselo a alguien menos a Kanato, o por lo menos, que él no fuera el primero en saber. Pensaba en contárselo a Reiji o incluso a Karl Heinz que parecía saber más sobre el asunto. La bella licántropa se sentía confundida, pero debía decidir rápido a quien contarle sobre ese horrible sueño, tenía un terrible presentimiento de que algo muy malo iba a pasar.

Foe Lovers (Diabolik Fanfics de Romance) Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora