Capítulo 1: ¿Quién manda?

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Esa noche era demasiado triste. La enorme luna llena iluminaba todo el bosque, tal como lo hace el sol. El vampiro Kanato había salido de su gran mansión, caminando a pasos cortos y lentos mientras abrazaba a Teddy con una cara melancólica. Recordaba aquellos malos momentos que su madre Cordelia le hizo pasar desde muy pequeño, a pesar de que lo quería demasiado. Llegó caminando hasta un río, cuyo sonido del agua corriendo suavemente podía calmar y arrullar a cualquiera. Kanato se sentó a la orilla del río, viendo el reflejo de la luna en el. Sus lágrimas se deslizaban lentamente por sus mejillas hasta que se las limpió inmediatamente con su manga y negando con la cabeza. -Cordelia... ¿Por que?...- murmuró, tratando de distraerse. Aferró a Teddy a su pecho y trató de mantener la compostura.

A lo lejos se empezaron a escuchar aullidos, pero había uno en especial que sonaba más como un melodioso canto. Kanato volteo donde creyó escuchar aquellos sonidos y miró a una colina algo lejana. En la cima de esta estaba una manada de lobos con la cabeza muy en alto mientras aullaban. En el centro de toda la manada se hallaba una hermosa joven de sensual figura con un aspecto algo salvaje. Tenía una larga cabellera plateada y llevaba puesto un vestido blanco sin tirantes que era demasiado corto, mostrando sus piernas casi por completo. Aparte de que tenía orejas peludas, una cola, garras y colmillos que salían de su boca. La chica copiaba las acciones de sus acompañantes mientras el viento hacía que su plateada melena bailara.

Kanato miró asustado, pues Cordelia le había dicho muchas veces que se alejara de los lobos, en especial los licántropos, pues eran unas bestias desagradables, corrientes y salvajes que destruían y comían lo que encontraban. El joven vampiro se levantó sin soltar a Teddy y empezó a correr tan rápido como pudo de vuelta a la mansión, pero al intentar huir, descubrió que tres lobos lo habían olfateado, por lo que lo empezaron a corretear. El resto de la manada volteó a ver la situación al oir a sus compañeros ladrar detrás de Kanato como si fuese un gato y la licántropa en un idioma desconocido gritó que la siguieran, empezando a correr junto al resto de los caninos.

Tras correr y correr, el vampiro tropezó con la raíz de un árbol y cayó por un pequeño barranco. Los feroces lobos se lanzaron sobre Kanato y empezaron a jalar y mordisquear su fina ropa mientras que éste sin soltar a Teddy, trataba de zafarse. Sin embargo la chica lobo se acercó a sus fieles compañeros y en su idioma les ordenó que lo dejaran en paz, así estos se alejaron de Kanato sin chistar, dejando que ella pase y se acerque a él. El chico asustado la miró con desconfianza, mientras que la bella licántropa empezó a revisar si no estaba herido. -¿Contovie modkuda? ¿Gattho fanda?- preguntó la chica mirando a Kanato fijamente con sus ojos rojizos, preguntando si estaba bien y si le entendía. Kanato ladeó la cabeza en cuanto la loba habló, pues no había comprendido lo que dijo. Solo la miró curiosa y preguntó soltando a Teddy un poco-¿Quién eres?-

La chica volteó a ver a su manada y les ordenó que se retiraran y sin dudar, obedecieron, entrando a lo profundo del bosque. La chica movió sus peludas orejas y respondió en un tono algo engreído. -Me llamo Drianna ¿Y tu? Por tu olor, noto que eres un vampiro. -

-Kanato... Kanato Sakamaki.- dijo él, examinándola de pies a cabeza. -¿Que es lo que haces aquí? Todo este lugar es propiedad mía y de mis hermanos. Ah y ¿que se supone que eres con exactitud?-

-¿Que no es obvio? Soy una chica lobo. De hecho, soy la princesa de los lobos. Además, me importa un comino si este lugar es propiedad de alguien, aquí es el campo y mi manada corre por donde se le antoja.- aseguró ella.
Kanato estaba en lo cierto al ver a Drianna, pero le sorprendió que ella fuese la princesa de los lobos de esa región. Cordelia le había contado una leyenda sobre ella: una bebé humana abandonada en el bosque, fue convertida en licántropa y criada por lobos. Durante toda su vida fue querida y respetada por ellos, que los canes quisieron que ella fuera la líder de la manada. Desde muchos años, Drianna siempre fue el blanco de cazadores y gente creyente de mitos y leyendas, pero era tan fuerte que nadie había podido capturarla. Kanato dio un paso atrás y la miró molesto. -Con que una loba... ¡Aléjate de mí bestia!-

Drianna solo sonrió, mostrando sus grandes colmillos, al ver la reacción del pálido chico, suponiendo que solo era un niño rico y mimado por su mamita, por lo que se atrevió a subestimarlo como era costumbre de ella. -Awww pobre chiquillo ¿Acaso me temes?-

-Ja, yo no le tengo miedo a los perros como tu- dijo Kanato burlonamente tratando de "contraatacar", acercándose a Drianna tomando su cabeza con una de sus manos para lamer su cuello.

-Mmm, que belleza tan rara. Eres una loba, pero tu sabor es dulce, me es familiar- Drianna sintió asco al sentir la lamida, empujó al chico de pelo lila bruscamente y le gruñó mientras lo miraba con furia. -¡No me toques! ¡Yo no te tengo miedo chupa sangre estúpido!-

-¿Acaso parece que quiero darte miedo? Que perra tan tonta. Pero si tu lo deseas, yo te daré miedo-

En ese instante, Kanato tomó a Drianna, la acorraló contra un árbol sosteniéndola fuertemente, mordió su cuello y empezó a beber su sangre. Ella chilló como un perro herido y lo empujó con todo lo que podía. Sin embargo, Kanato se detuvo y se relamió los labios para limpiarse la sangre.

-Eres un imbécil... ¡Un estúpido!-

-¡Cállate! Solo eres un alimento. Un ser hecho para satisfacerme.- Dijo Kanato mientras la miraba fijamente de forma fría y psicópata. Pero Drianna solo sonrió demasiado confiada, burlándose de la reacción del chico, haciendo que éste se enfadara más con ella. Pero Kanato se enfureció bastante, que de forma despiadada, la tomó del cabello y se la empezó a llevar a jalones hasta la mansión. Drianna luchó desesperada por zafarse de las pálidas manos de Kanato mientras gruñía, casi ladrando, como un perro callejero siendo atrapado por la perrera. -¡Ya tuve suficiente contigo loba! Ahora serás de mi propiedad ¡ Y te enseñaré quien manda! ¡Tu solo me obedecerás tal como lo hace una mascota!-

-¡Suéltame! ¡¿Qué te hace pensar que te voy a obedecer?!-

-Que ingenua. Que si no me obedeces, vas a morir ¡ te importe o no!- amenazó Kanato.

Después de tantos jalones y tirones, Kanato consiguió meterla a la casa. Tomándola y tirandola al suelo, el chico le puso a la sensual loba un collar como el de un perro. Drianna al sentir aquel estorbo en su cuello, hizo todo lo posible para quitárselo, pero por más que trataba, no lo lograba, por lo que se hincó y colocó sus garras en el suelo, como si diera a entender que se rendía, aunque en realidad no era así.
-¿Ahora lo entiendes? Lo único que tienes que hacer es obedecerme y portarte bien, como la perrita que eres. Si intentas salir, ese collar te torturará hasta matarte ¿Te quedó claro o te lo repito?- dijo Kanato mirándola serio con sus grandes e intimidantes ojos de muerto, mientras abrazaba a Teddy, dándose la imagen como de un niño. Drianna no respondió, pero lo miró con mucho odio y se levantó, mostrándose desafiante. En señal de desprecio a su agresor, le arrancó a Teddy de las manos y lo lanzó por una ventana abierta, aunque no estaban en un piso elevado. Kanato se sorprendió y se enfadó tanto con la acción de la licántropa, que se lanzó sobre ella y la cacheteó, desquitando todo su coraje. La había hecho caer al piso, haciendo que ésta chillara de nuevo. Se tocaba su mejilla golpeada, ya con la marca del golpe, mientras que el vampiro saltaba a la ventana y tomaba rápidamente a Teddy, antes de que cualquier otro animal lo tomara. Ya con el peluche en las manos, Kanato entró de nuevo al lugar, tomó a Drianna del cuello y se lo apretó lo más fuerte que pudo. -¡Te lo advertí! ¡Parece que aprenderás a por las malas!- gritó. Después de regañarla, la llevó a una habitación y la aventó dentro de esta, acto seguido, cerró con llave.

Drianna primero intentó romper una ventana, pero antes de que pudiera tocar el fino vidrio, el collar soltó una energía que la estremeció, como si se electrocutara y cayó al suelo, luego empezó a golpear la puerta con su brutal fuerza pero apenas logró agrietarla un poco, ya que era una madera muy fuerte. -¡Déjame salir!- gritaba. Sin embargo, Kanato solo se quedó parado frente a la puerta, abrazando a Teddy y sonriendo de forma psicópata. -No, hasta que entiendas quien manda aquí.-

Foe Lovers (Diabolik Fanfics de Romance) Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora