—¡Alex!
Un grito de Mason, hizo que abriera los ojos de un golpe y me sobresaltara, lanzándole un puñetazo en el rostro.
—¡Auch! —. Exclamó tocándose la nariz haciendo una mueca de dolor.
—Sabes que no debes asustarme así —. Le recordé tomándolo de la nariz para revisarlo.
—Sí, pero no lo hubiera hecho sino fuera por el rubio teñido que se metió en tu casa y me asustó.
Éstas palabras me desconcertaron.
¿De qué demonios hablaba?
Giré mi cabeza hacia la puerta de lq habitación y pude ver una figura alta y una cabellera dorada que la encabezaba, ésta entró a la habitación y se sentó en el borde de la cama. Yo en estado de shock, no dije nada ya entendía el susto de Mason.
—Número uno —. Comenzó a hablar y levantó un dedo —, soy rubio natural. Y dos, —. Levantó otro dedo —, no sé si Alice les avisó, pero irán a conocer la casa.
Admito que eso me recordó mucho a Jace de Cazadores de Sombras.
Mi.
Er.
Da.
Maldita sea, lo olvidé. Además, cómo no dormí nada, estoy distraída.
—¿Lo olvidaron? —. Preguntó Daniel y alzó las cejas.
—No sé si recuerdas, rubio. Pero llegamos a las dos de la mañana —. Le espeté.
—Bueno mocosa, pues vístanse, que no tengo todo el día —. Rodó lo ojos y se acomodó en la cama. Mason lo asesinó con la mirada.
No quedamos unos momentos en silencio esperando a qué Daniel se retirara de la habitación.
—¿Qué? —. Preguntó al notar que lo mirábamos fijamente.
—¡Fuera! —. Exclamamos Mason y yo al unísono.
—¿Por qué? —. Preguntó —, si él te puede ver sin ropa, ¿Por qué yo no?
Fingí concentración.
—Oh... No lo sé... ¿Quizás por qué Mason es mi mejor amigo, y tú no, por qué Mason ha estado conmigo desde pequeños, y tú no, o por qué Mason me ha visto desde críos, y tú no? —. Me encogí de hombros pensativa.
Rodó los ojos y acto seguido salió de la habitación a grandes zancadas.
—Éste niño enserio no me agrada.
—Lo sé. No le prestes atención.
Mason se vistió con la ropa que llevaba el día anterior y yo me vestí con un short blanco con una camisa holgada marrón claro y unas sandalias doradas.
Bajamos y Daniel estaba sentado en un sofá metido de cabeza en su teléfono.
—¿Vamos? —. Pregunté.
Él asintió con la cabeza, para luego indicarnos salir de la casa y subir a su auto de niño mimado. Un Mercedes último modelo, que parecía recién comprado.
Me senté en la parte de adelante y Mason atrás. Daniel puso el auto en marcha, mientras sonaba Work de Rihanna en la radio.
—Work, work, work, work, work, work.
He said me haffi.
Work, work, work, work, work, work.
He see me do mi.
Dirt, dirt, dirt, dirt, dirt, dirt!
So me put in.
Work, work, work, work, work, work.Susurraba la canción con ánimo, cuando el auto se detuvo con brusquedad.
Una casa de unos tres pisos se encontraba frente a nosotros y tanto Mason cómo yo, abrimos la boca asombrados. Toda una Barbie DreamHouse.
Daniel caminó hacia una puerta blanca con picaporte dorado y la abrió.
Dentro en piso era de un marfil tan claro, que podía ver mi reflejo en él, una escalera del mismo material que comenzaba y a la mitad se abría en dos caminos, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Había un pasillo antes de llegar a la escalera que iba en horizontal, a la derecha, había un salón de juegos, un televisor pantalla plana con varios muebles y un x-box, además un bar con todo el alcohol que puedas imaginar.
De acuerdo, lo admito, ésa fue mi parte favorita.
A la izquierda, una sala, con varios muebles y un mesa en el centro que tenía fotos de Daniel, Rob y de otra mujer rubia, y un mini bar, en el que según Daniel, estaba llena de refrescos y jugos.
Caminamos hasta al frente de la escalera, y pude visualizar, junto al mini bar de la sala, una puerta transparente, la cual se deslizaba para abrir. A través de ella, podía ver un paisaje, que no tenía otro color más que verde.
Subimos por la escalera hacia el lado derecho, había un largo pasillo lleno de habitaciones y a lo largo de éste había varias mesas con adornos.
—Bueno —. Habló Daniel caminando hacia una puerta blanca —, ésta sería tu habitación, Alex.
Abrió la puerta y frente a mí, había una —. Muy enorme, debo decir —, cama, sobre un piso de dos escalones. Había un sofá y un televisor, mas allá del televisor, había una puerta, que daba a un hermoso balcón con una extraordinaria vista.
¿¡Qué!?
¡Leyeron bien, tengo un balcón perras!
¡Maldición!
¡Siempre quise un balcón!
Corrí hacia la puerta, y salí, para ver, una hermosa vista de la ciudad, desde dónde se veía todo. Lo edificios, las calles, todo.
Giré y Daniel me veía un tanto extrañado, confundido.
-Wow, esto si es estilo. -. Dijo Mason admirando todo.
-Tendremos las mejores pijamadas, ¿No lo crees? -. Le pregunté a Mason, pero no pudo responder porque Daniel lo interrumpió:
-Alto, dije que era tu habitación, no de tu amiguito, y no dormirán juntos aquí.
-¿Y quién pidió tu opinión, eh? -. Dijo Mason amenazante a Daniel.
-Es mi casa -. Respondió viéndolo a los ojos Daniel.
-De hecho Daniel, nuestra. Y Mason se quedará cuando quiera, imbécil. -. Dije viéndolo fijamente a los ojos sin dejar intimidarme por su gran estatura y mirada desafiante.
-Ya lo veremos. -Dijo entre dientes y salió de la habitación dando un portazo.
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Mi Sexy Hermanastro©
Novela JuvenilAlex es una chica problema de quince años que vive con su madre, Alice. Luego de la trágica muerte de su padre, su madre vuelve a enamorarse por primera vez. Rob, es un hombre al que ella le agrada mucho, él tiene dos hijos, Sophie y Daniel. Daniel...