Capítulo 4

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    “¿Qué haces?” “¿Por qué huyes?” “¿No era eso lo que querías?”

    Mi mente me cuestionaba mientras atravesaba sin rumbo la espesa niebla que envolvía toda la calle. Hacía un frío de película. Se me congelaban los dedos y la nariz. Pero me daba igual, la cara me ardía, el pecho también. ¿Pero qué más daba todo eso? Liam estaría seguramente en mi casa aún, o quizás ya se habría ido. No comprendía nada. Todo era confuso y las figuras se difuminaban a mi paso, pero no por la niebla. Una mezcla de frustración y lágrimas brillaba en mis ojos, y me impedía ver.

    “Sal corriendo, la persona a la que más amas te espera, te ha dicho que te quiere, y tú has huido. Eres un cobarde. No te mereces nada, cobarde, cobarde...”

    –¡CÁLLATE! –le grité a la nada.

    Corrí entonces como nunca había corrido, en dirección a casa.

    –¡LIAM! –chillé cuando abrí la puerta.

    Allí no había nadie. Sólo una nota en la mesa. Una nota que pedía disculpas.

    –Mierda.

Salí de casa y me recorrí calles y calles a zancadas, hasta llegar a su pequeño piso en su pequeño barrio apartado. Aporreé la puerta. Nadie me abría. Empecé a gemir su nombre con lágrimas en los ojos.

    –Liam, por favor, ábreme...

    No sabía lo que estaba haciendo. Sólo sabía que había hecho mal huyendo cuando Liam me necesitaba. Ahora sólo quería estar con él, y no podía.

    Pero la puerta se abrió. Y allí estaba Liam. Con los ojos ligeramente hinchados, sin expresión en la cara.

    Y me lancé a sus labios. Me había dado cuenta de que no podía vivir sin ellos. Liam me cogió de la cintura y profundizó el beso. Conectaron nuestras lenguas, con una temperatura tibia e húmeda, y el ardor de sus labios, y el roce del vello de su cara junto con la mía. Era una sensación mágica. Le pasé la mano por el pecho y él por mi espalda. Tenía miedo de que se separase y se fuese, así que lo apreté más a mí.

    Y así pasaron los minutos, con nuestras lenguas jugando, nuestras manos rozándose. El tiempo se paró durante ese instante.

    –Lo siento Liam. Siento haberme ido. Estaba asustado.

    –Bueno, ahora estamos en paz –me respondió con una sonrisa de medio lado.

    Me retiró el mechón rubio que se me caía por la frente. Lo amaba tanto...

    Pero... ¿qué le había hecho cambiar de opinión durante estos meses, para que ahora me quisiera? ¿O tan sólo que lo aceptase?

Maybe I'm addicted to him {Niam Hot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora