Amber se sentó enfrente a su tocador y empezó a deshacer su peinado para ir a dormir. El plan se había llevado a cabo aprovechando la tarde libre que se tomó su hermano. Y esa noche, si todo marchaba bien, atraparían a los traidores. Ya lista, dejo su albornoz en la silla de su tocador, apago las luces y se acostó en la enorme cama imperial. Se sintió muy extraña, en la oscuridad, con los ojos cerrados y agudizando el oído. Estuvo en silencio por largo rato, hasta que finalmente algo sucedió: el chirrido de la cerradura de su balcón indicando que estaba siendo abierta lenta y cuidadosamente.
Amber espero pacientemente, que la puerta de cristal y hierro se abriera del todo, y que los pasos del intruso se adentraran mas al cuarto. Cuando pudo notar que una mano se acercaba al cubrecama fue cuando dio un respiro muy sonoro para que no se detectara la alarma que llegaba hasta dos pisas mas abajo. Y se hizo la que se despertaba por un vaso de agua, fingió sorpresa al ver al mayordomo de Lady Melody de pie en medio de su cuarto a oscuras.
—Señor Leday ¡¿Qué significa esta indecorosa situación?!
—Princesa, le aseguro que estoy aquí para su seguridad. Mis intenciones no son maliciosas, vengo a advertirle. —pero su voz y sus ojos decían lo contrario.
—¿Qué advertencia viene a darme en medio de la noche? —A la princesa le costo mostrar miedo cuando deseaba darle una buena patada al mentiroso.
—¿Me permite sentarme y prender una luz?
—Claro.
El hombre tomo la cerilla de la mesa junto a la cabecera y encendió el candelabro pequeño sobre la superficie y tomo asiento a un lado de la cama, sin apartar la mirada de la jovencita. Dimitry ya le había dicho de los poderes telepáticos del señor Leday a la muchacha, por lo que Amber tuvo que tomar una pócima para contrarrestar esos efectos.
—Milady...
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Priya ya había resguardado a sus clientes, el bar estaba vacío y las habitaciones también. El nuevo residente, como la noche anterior, estaba por salir, pero la armada real ya estaba en el lugar y en cuanto saliera, se armaría un caos. Le dio un último asentamiento al padre de Kentin y se marcho con los demás, era su hogar, pero no iba a estar en el medio del fuego cruzado ahora que tenía una segunda oportunidad. Justo al mismo tiempo que la puerta tras la mujer se cerraba, de las escaleras bajaba el encapuchado. Cuando este llego al medio de la estancia, los guardias le rondaron y el General Aurelio se le enfrento de cara.
—En nombre de nuestro soberano, el príncipe Nathaniel, esta usted bajo a resto por traición... Lyon Greenwicht.
La carcajada molestó a Kentin, pero no se movió de su lugar, mientras las manos del extraño bajaban la capucha dejando ver un rostro blanco y unos ojos desiguales: uno azul y el otro ciego.
—Me da curiosidad ¿Cómo me reconocieron?
—¿Qué decir? ¿Priya no fue cualquier mercenaria y tenia sus fuentes que aun hoy mantiene? ¿Tu hermano se encargo de decirnos porque no tolera tu falta hacia el honor de su linaje? ¿Tenemos infiltrados de tu lado? ¿O tal vez un mix de todo lo anterior? ¿Quién podría decirlo?
El rostro descompuesto de Lyon fue una grata sensación para Leight, aunque ante todos tenia la apariencia del príncipe.
—¡MALDITOS, MALDITOS SEAN TODOS! —fuera de sí, por la misión fallida y el orgullo herido, el hombre de cabello azul se lanzo contra el general Aurelio. Y la batalla empezó.
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A Thousand Years -Casthaniel-
FanfictionTras una larga época de continuas guerras, hay paz en el reino de Baltyon. O eso es lo que creen todos. Pues, tras la muerte del Rey, las relaciones políticas con los demás reinos se ve amenazada. ¿Podrá el príncipe Nathaniel arreglar las cosas...