CAPÍTULO XXI

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      Sentido polisémico de «la tierra era invisible y caótica»

30. Igualmente, por lo que mira a la intelección de las palabras que se siguen de todas aquellas verdades:

Una verdad [interpretación] toma para sí el que dice: La tierra era invisible y caótica (incomposita) y las tinieblas estaban sobre el abismo, esto es, que aquello corpóreo que hizo Dios era la materia informe de las cosas corpóreas, sin orden y sin luz.

Otra, el que dice: La tierra era invisible y caótica, y las tinieblas estaban sobre el abismo; esto es, este todo llamado cielo y tierra era todavía materia informe y tenebrosa, de la cual se habían de hacer el cielo corpóreo y la tierra corpórea con todas las cosas que hay en ellos sensibles a los sentidos.

Otra, el que dice: La tierra era invisible y caótica, y las tinieblas estaban sobre el abismo; esto es, este todo llamado cielo y tierra era todavía materia informe y tenebrosa, de donde había de salir el cielo inteligible —que en otra parte se llama cielo del cielo— y la tierra, es decir, toda naturaleza corpórea, bajo cuyo nombre se ha de entender también este cielo corpóreo, de donde había de salir toda criatura visible e invisible.

Otra el que dice: La tierra era invisible y caótica, y las tinieblas estaban sobre el abismo; esto es, la Escritura no designó con los nombres de cielo y tierra a aquella informidad, sino dice que ya existía dicha informidad, a la que llamó «tierra invisible e incompuesta y abismo tenebroso», y de la cual había dicho antes que «hizo Dios el cielo y la tierra», esto es, la criatura espiritual y corporal.

Otra, finalmente, el que dice: La tierra era invisible y caótica, y las tinieblas estaban sobre el abismo; esto es, que había una cierta informidad, ya hecha materia, de la que antes dijo la Escritura que había hecho Dios el cielo y la tierra, es decir, la mole corpórea total del mundo, distribuida en dos enormes partes, una superior y la otra inferior, con todas las criaturas que vemos y conocemos que existen en ellas.

LAS CONFESIONES DE SAN AGUSTÍN IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora