Si, así nos queremos

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Siempre he sentido celos Thor, esos que queman, que me lastiman por todo el cuerpo, que me hacen bola la saliva y me obligan a escupir frases peligrosas, primero fueron todas jóvenes anónimas, de todo Asgard, de todos los mundos.

Sif en cambio pudo haber sido peligrosa, si, ella siempre lo supo, adivinaba que significan todas esas marcas violetas en mi cuerpo, adivinada que era tu juventud atolondrada, que todavía no medias tu fuerza y que nunca has tenido consideración para conmigo, arrastrabas mi corazón y mi cuerpo de adolescente inexperto, a los peores tagures y caballerizas,  ella adivino en mi respiración entrecortada y en tu sonrisa bravucona, adivino que el incesto caía dentro de nuestra larga lista de pecados a expiar. Uno que no toleraría, ella quería ser reina, tu esposa y si bien existían por lo menos una decena de amantes tuyas, quería eliminarme a mi, intuía un peligro, una obsesión malsana, un lazo irrompible,  creía inocentemente que Thor, tu mi querido hermano me amaba, tonta, pero su idiotez la pagaríamos caro siglos después.

Por eso se dedico a humillar y mancillar cualquier parte de mi confianza, esa si era una verdadera bruja, tu solo reías, palmeabas tu espalda, no te interesaba demasiado, adivine tal vez, como ella quería mostrar, que en el fondo tu no te tomarías las molestias necesarias para resguardar mi alma de todo mal, tan joven, tan ingenuo, tan enamorado, cuando comprendí la magnitud de mis desgracias, creo Thor, que en toda esta eternidad que llevo viviendo, no sentí dolor como ese, fue la primera vez que huí de casa, necesitaba apartarme de ti, de nuestro hogar, y de todos esos sueños tontos que rondaban mi cabeza de adolescente.

Esa tarde camine silenciosamente hasta el cuarto de Madre, la encontré leyendo un libro mientras practicaba su hechicería, sonreí para mis adentros, Odin, Padre de todos, jamas pudo controlarla, ella siempre hizo lo que quiso, yo la amaba por eso, estaba sentada cómodamente en un diván dorado, levanto la vista, y mientras me miraba con esos dulces ojos azules me quebré por dentro Fue la primera vez que llore de amor en el regazo de madre, siempre supe que ella sabia mas de lo que aparentaba, pero aun así, me dejo abrazarla, llorar en su regazo, me desperté hecho bola en sus piernas como si fuera un gato, desperté porque sentí la mirada fija de Odin clavándose en mi, al parecer yo ocupaba su espacio siendo mimado por su esposa.

Ella tenia una expresión furiosa con Odin, el gesto de victoria de cuando había ganado la ultima palabra al Dios Asgardiano supremo; cuando noto que me había despertado, sonrió con el gesto mas dulce del mundo.

-Iras de viaje mi vida, iras por algunos libros que siempre he querido- exclamo con entusiasmo, así fue como inicio mi vida de extranjero eterno, pero de eso no me daría cuanta hasta años después.

Dos días después, una madrugada encantadora, estaba parada como si fuera una excursión infantil, pero llevaba una capucha que ocultaba su hermoso rostro, nadie supo jamas de mi partida, se dieron cuenta dias después.

Me despidió sin decirle media palabra a nadie de a donde me dirigía yo, me dio lo necesario y una lista de libros, me acomodo de manera maniática, la capa y me dio un abrazo cariñoso un beso rápido, volteo a ver al Guardián y con esa seña  fui mandado a Midgard.


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