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Me bajo del taxi después de pagarle y me dirijo al mismo punto donde me encontré con Harry en la mañana. Si creí que la torre Eiffel hace rato era fabulosa, ahora en la noche es deslumbrante. Varias luces amarillas parpadean al rededor de ella. Es simplemente..

-Es mágico, ¿no crees?-susurran en mi oído, me estremezco.- Creí haberte dicho que vinieras más elegante.-
Camina hasta estar cara a cara, Harry trae el cabello amarrado en un moño igual que el de la mañana y viene con un pantalón de mezclilla, una camisa, unos botines y encima una gabardina larga, todas sus prendas de color negro, excepto que la camisa tiene dos palomas a los lados.

-Así me siento cómoda.- respondo, traigo unos pantalones de mezclilla rotos de las rodillas, unas lindas sandalias, una blusa muy bonita de mangas tres cuartos blanca, y un poco de maquillaje-¿Tienes mi teléfono?-replico.

-De acuerdo,-me ignora y empieza a caminar hacia unas escaleras que nos llevan al río Sena.- espero disfrutes la estadía aquí, es un restaurant flotante, podrás ver la verdadera magia de París, y yo aprovechare para tomar fotos, imagino que no te ha de molestar.-ruedo los ojos.

-Haz lo que quieras, solo devuélveme lo que me pertenece.-Estiro la mano, me vuelve a ignorar y sigue el camino hasta llegar a un barco con cristales como estructura. Un sonido de impresión sale de mis labios, estoy enamorada de este lugar.

-Este es el bateau mouche- dice Harry- y será nuestro por esta noche.-De una puerta sale el capitán y saluda a mi acompañante con un apretón de manos.

-Buenas noches madame- se dirige a mí, le sonrió.- el barco está listo para zarpar.-

Harry me toma de la mano y me jala hacia el interior, es precioso, luces por todo el barco colgadas en el techo. Una camarera nos guía a una mesa que está en la punta, él abre la silla para que me siente, "todo un caballero", pienso. Tomo asiento y me quedo maravillada por cómo se ve la torre desde aquí.

Se dirige a la mesera con un perfecto francés mientras yo sigo impresionada con la vista. La señorita se retira, un tiempo después escucho el click de la cámara, volteo rápidamente y Harry me está apuntando con esta. Mi expresión de sorpresa cambia a una de fastidio y solo vuelvo a rodar los ojos.

-¿Tienes pretendientes o eres soltera?-suelta de repente. Regresa la chica con una botella de vino que sirve en dos copas.

-¿Acaso importa?-inquiero mientras le doy un sorbo al vino, mm.

-De hecho, no.-espeta con descaro mientras me sonríe. Este hombre me saca de quicio.

-¿Acaso tú tienes a alguien más?-río sin humor-Oh espera, de seguro sí y yo solo soy una más para ti pero déjame decirte algo, conmigo no obtendrás nada más que ésta estúpida cena.-me cruzo de brazos, observa mi rostro y poco a poco se le va formando una sonrisa hasta que se le enchinan los ojos, incomoda me muevo un poco de la silla re acomodándome.-¿Qué es tan gracioso?-replico.

-Cuando te enojas empiezas a tomar color y tu nariz se frunce.-dejo de apretar mi rostro y me llevo las manos a mi nariz- Eres muy linda sirenita y me gustan tus encantos, pero no tanto como tus ojos.-afirma. Vuelve a tomar otra foto de mi.-¿De dónde eres?-baja la cámara, coloca sus codos en la mesa y asienta la cabeza en sus manos, viéndome directamente.

-No voy a contestar preguntas personales.-digo dando sorbos a mi copa.

-Y  entonces como quieres que juguemos a conocernos.-inquiere mientras enarca una ceja, estoy por contestar cuando vuelve a hablar- ¿o es que acaso no quieres tu teléfono de vuelta?-bufo, todo sea por tener de vuelta ese aparato.

Desconocidos conocidos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora