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Salgo de migración para pasar por mi maleta a las bandas eléctricas, ¿qué número era? ¿Qué número era? De acuerdo, no estuvo bien que estuviera escuchando música mientras la azafata avisaba en que número de banda iban a desalojar las maletas.

Me acerco a un trabajador del aeropuerto y en un casi perfecto inglés le pregunto que en donde se encuentran las maletas del vuelo que viene desde México, me indica el número de banda y le agradezco mientras me dirijo hacia ella.
Después de esperar unos cinco minutos a que saliera mi maleta empiezo a caminar hacia la salida donde me piden que muestre mi pasaporte y un pequeño papel de migración.

Salgo del aeropuerto donde Barbie debe estar esperando por mi. Saco mi teléfono pero no tiene caso, no tengo internet. Espero unos cuantos minutos y entonces escucho el pitido de un auto y a mi amiga en la ventanilla de este con una mano de fuera gritando mi nombre, empiezo a reír y ella se detiene enfrente de mi.

-¡Oh por Dios, pero si es Arielle!- chilla, se baja del auto mal estacionado y brinca hacia mi, nos abrazamos por unos segundos hasta que se separa.- Esto es un sueño hecho realidad de verdad.- agarra mi maleta y la empieza a llevar a su auto, abre la cajuela y como si no pesara diecinueve kilos, la sube. Yo camino con mi maleta de mano, mi bolsa y mi almohada de viaje, la subo en los asientos de atrás del auto junto con la maleta y yo me subo en el asiento de copiloto.- ¿Cómo estuvo el vuelo?- pregunta.

-Gracias a Dios me tocó en la ventanilla, si no ahorita ya vendría con un dolor de cuello peor del que ya traigo, la comida estuvo decente, de desayuno nos dieron unos cuernitos deliciosos debo admitir.- sonrío poniéndome mis lentes de sol, ya que en París eran alrededor de las ocho de la mañana.

-Eso es bueno, por lo menos no oiré tus quejas sobre el vuelo.- hace un sonido de alivio y yo solo ruedo los ojos- Bien, iremos a mi departamento para que te instales y salió un percance y tengo que ir al trabajo, regresaré como al medio día, ¿me perdonas por no estar unas horas?- asiento con la cabeza mientras disfruto de la vista, muy diferente a la que estoy acostumbrada.

-Aprovecharé para bañarme y caminar un poco.-

-Bien, pero por favor no te pierdas.- asiento mientras hago un sonido con la garganta diciendo que sí.- La única manera que acepto que te pierdas es si conoces a un chico guapo y escapes con él- voltea a verme y hace su sonrisa pícara mientras yo bufo.

-Ya quisieras Barbie, pero eso no pasará, créeme. He sobrevivido sin un hombre por veinticinco años, puedo seguir así.-respondo.

-De verdad no puedo creer que hayas ignorado al pobre Santi, él que era tan cariñoso.-

-Tienes que admitir que era en exceso cursi Barbie, saber que no soy la persona más cursi del mundo, me agrada leer novelas románticas, me agrada escribirlas, pero tengo un límite de cursilería, si lo pasas, pierdes conmigo y lo sabes.-bufa.

-Tus novelas son cursis-espeta.

-Claro que son cursis, son novelas de amor, pero en ellas no vas a encontrar que el personaje principal le diga a la protagonista osita o caramelito, ¿estamos de acuerdo?- volteo a verla con mi ceja encarnada.

-De acuerdo, está bien, pero París es la ciudad del amor, ya vas a ver cómo vas a caer.-sonríe.

-Yo también lo quiero ver. ¿Cómo está la tía Sam?-cambio de tema.

Desconocidos conocidos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora