Capítulo 1

159 13 1
                                    

El chico corrió por los pasillos de su nueva escuela. No quería llegar tarde su primer día, ya que si no llamaría mucho la atención y él solo deseaba pasar como uno más. Antes de tocar la puerta, a un "mundo" nuevo, tomó una respiración larga y profunda. Le dio un ligero golpe a la puerta, pero suficientemente fuerte para que se oiga. "Pase" escuchó del otro lado. Soltó un ligero bufido y entro como si nada pasara, como si solo fuera un chico al que le despreocupaba el mundo.

Le entregó un pequeño papel a su nuevo profesor que solo decía: "Alumno nuevo, el director" luego una firma debajo. Su maestro lo tomó, lo leyó rápidamente y luego lo miro como si nada. Le dijo que se presente, que su nombre era Bernard, y el significado de este, el cual era: Coraje y agregó que en realidad era una ironía porque no era no muy valiente.

―¡Chicos! ―Dijo el docente para llamar la atención de sus alumnos, cuando vio que la consiguió, prosiguió ―Les presento a su nuevo compañero ―luego se volteo hacia el chico y le dijo ―cuéntenos de usted...

―Mi nombre... ―dijo para sí mismo ―Mi nombre es Ziven, significa vivo. Tengo 17 años. Mi apellido, Pretov. Viví y nací en Rusia. Mi padre es ruso, y mi madre española, y en resumen esa es la razón por la que estoy aquí y hablo bien el español ―se dirigió a su profesor y le preguntó ―. ¿Puedo sentarme?

El maestro al principio lo miro algo atento a lo que decía, luego, cuando le preguntó si se podía sentar, cambió su expresión a una de desinterés, giró la cabeza en dirección a su clase y le dio permiso de sentarse donde le quisiera.

Ziven, luego de que el profesor le dijera que se sentara donde le parezca, miró disimuladamente el salón y localizó uno en la ante última fila, no dudó y fue camino allí. Luego vio que al rededor había muchas chicas que lo miraban, se detuvo y pensó que si quería pasar desapercibido, no lo lograría en ese lugar. Miro a su entorno y notó otro asiento libre, y aunque estaba casi al medio del salón, vio que adelante de ese, no había más que una chica y alrededor solo hombres, o por lo menos la mayoría. Se encaminó hacia ese asiento y observó de soslayo que la chica estaba muy pálida, pero pensó que era natural, ya que no le prestó la mayor atención.

Luego de sentarse no se interesó mucho en la clase, ya que ese tema lo había visto hace unos meses en Rusia. El señor Bernard al parecer era agradable, o por lo menos asi había sido hasta ahora, él nunca juzgaba a una persona por la primera impresión, ya que para algunos es fácil causarla, como él hacia cada vez que conocía a alguien. Tocó el timbre que supuso era de cambio de hora. Vio que todos guardaban sus cosas y algunos ya se retiraban. Esperó unos minutos y guardó sus cosas lentamente, la chica que se sentaba delante de él ya se había ido. Cuando empezó a caminar hacia la puerta un grupo conformado por chicas y chicos se puso delante.

―Oye, Ziven, ¿Cierto? ―él solo asintió ―El profesor Bernard nos pidió que te de enseñáramos la escuela, pero como ahora tenemos otra clase, no es posible. En el recreo te la enseñaré, ahora vamos a la clase de... ―se quedó pensando unos segundos y exclamó ― ¡Historia! Acompáñanos.

Él solo pudo asentir, porque el grupo ya estaba avanzando. Las clases para Ziven no fueron tan malas, ya que le parecieron interesantes. Prestó la mayor la atención a los temas que no había visto, porque no quería empezar una nueva escuela con malas notas y además no tenía otra opción. No quería sociabilizar con sus compañeros, o por lo menos intentaría sociabilizar lo menos posible.

Cuando termino su primer día se fue lo más rápido que pudo, tenía una extraña relación de amor-odio con el colegio. Le gustaba estar rodeado de gente y no estar solo, pero aveces era agobiante, por las tareas que daban. Lo bueno del nuevo colegio era que había repetido, eso significa que sabe la mayoría de los temas que están viendo, pero para su mala suerte no son todos, porque al parecer en el país donde esta tienen un nivel algo mas avanzado que en Rusia. En fin, se fue de su colegio rápido, se despidió de algunos de sus compañeros, o al menos pensó que eran sus compañeros, ya que no se tomó la molestia de verlos. Pero reconoció a los que le enseñaron el colegio. Camino dos cuadras para llegar a la estación de colectivo, estuvo esperando cinco minutos cuando llego su transporte, se subió, se sentó atrás y empezó mirar por la ventana. Su colegio era grande, estaba dividido en tres secciones: jardín, primaria y por ultimo secundaria. Solo pudo ver algo de primaria, ya que esa sección esta algo apartada de las demás, jardín esta ligeramente conectada a secundaria, lo cual le parecía ilógico, en todo caso jardín y primaria deberían estar juntas.


~•~•~•~

Ella estaba distraída "leyendo" su libro escolar, mientras el profesor daba clase, pero solo aparentaba hacerlo mientras veía por la ventana y de vez en cuando miraba de soslayo a sus compañeros. Fue la única que escucho que tocaron la puerta. Luego de escuchar la respuesta del profesor, lo siguió con la mirada y después siguió haciendo lo suyo. Escuchó los pasos de alguien además de su profesor, pensó que era un chico que llegaba tarde o un alumno nuevo, todos los años hay alumnos nuevos.

Cuando vio que en realidad era un chico nuevo, no le prestó mucho la atención y se puso a mirar por la ventana cuando este se estaba presentando. Escuchó cuando su profesor le dijo que de sentará donde quisiera y luego miro el asiento de atrás y pensó "Dudo que se siente ahí, pero si lo hace, que mas da, ni siquiera lo conozco y dudo que me hable" y así volvió su vista al frente a seguir viendo por la ventana. Escuchó los pasos de su nuevo compañero, Ziven, o por lo menos eso le pareció oír. Era un nombre raro pero a la vez interesante para ella. Siguió escuchando los pasos que se acercaban a un asiento del fondo, ya que era el único asiento libre ademas del de detrás de ella,  y se dio cuenta que se detuvo a medio camino, pensó "No me importa donde te sientes, pero hazlo ahora, ¿Quieres Ziven?" y soltó un ligero bufido que nadie oyó. Luego vio que cambio de rumbo al asiento detrás de ella y pensó "Al fin" y miro de soslayó a Ziven. No era feo, pero tampoco era el mas lindo. Tenia el pelo negro, piel ligeramente bronceada y estatura promedio. Mientras el joven caminaba a su asiento, notó que había una que otra chica que lo miraban como si fuera un modelo,entonces puso los ojos en blanco.

La clase siguió normal, luego de que su nuevo compañero se sentará detrás de ella. Al parecer decidió sentarse ahí, aunque le pareció raro, ya que en el otro lugar había muchas chicas mirándolo. Pensó que tal vez el chico era uno de los pocos que no pensaba a cada rato que hacer en su fin de semana o con que chica podía salir, eso fue un punto a su favor para él. El señor Bernard hablo y hablo el resto de la hora, no le aburría demasiado su clase, en realidad la mayoría de las veces le parecía interesante, solo que ese dia no estaba de humor. Cuando tocó el timbre que significaba cambio de hora, guardo sus cosas a una velocidad normal y se fue caminando rápido, le quedaba un largo día.
Luego de ese largo día, se fue a su casa. Esta solo quedaba a quince cuadras del colegio. Podía ir en colectivo, pero siempre elegía caminar, era irónico, ya que ella en general prefería pasar el máximo de tiempo rodeada de personas sin ser sociable con ellas, y cuando camina normalmente esta sola de alguna manera. Las primeras tres cuadras de camino a su casa, esta "acompañada" por sus compañeros que toman el mismo camino, ósea que están al rededor de ella, no la acompañan,  luego de las tres cuadras esta sola. Los primeros años, hace aproximadamente 3 años, cuando tenía 13, le daba miedo o mejor dicho le aterraba caminar sola en la calle. Luego vio que en realidad era uno de los pocos momentos donde se olvidaba de todo, se olvidaba de... eso.

El día había sido normal para los dos jóvenes, pero a la noche, las cosas cambiaban...

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora