Capítulo 4

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―¿Lilith? Lilith despierta... ¡DESPIERTA LILITH!

La joven aludida se levantó y miro a su alrededor, no había nadie, a excepción de...

―¿Profesor Bernard? ¿Ya terminó la hora del almuerzo?

―Sí Lilith, termino hace ―miro el reloj de su muñeca ―5 minutos ―la joven soltó un bufido y pensó: "¿Es en enserio?"

―Lilith... ¿Te encuentras bien? Es que todo el día has estado diferente...

Ella se quejó internamente. Un montón de maestros ya le habían hecho esa pregunta. Pero como no podía ser descortés, le respondió.

―Sí profesor, estoy bien. Solamente estoy algo cansada porque no dormí mucho. Ahora si me permite, voy a mi clase ―dijo con una sonrisa y luego se levantó y empezó a caminar. Antes de que llegue a la puerta, se volteo y se despidió con la mano

~•~•~•~

―Ziven tu.... ¡Ziven tu me gustas! ―dijo apresuradamente y con la cara roja. El chico se quedó shockeado unos segundos y luego respondió.

―Mmm.... Como decirlo... ―se rascó la nuca unos segundos y prosiguió ―Alba, sere sincero, tu a mi... No me gustas de esa forma ―ella que hasta ahora solo se limitó a verlo a los ojos, puso una cara triste y se fue corriendo.

Luego de un mes desde que llegó, había encontrado un lugar donde pensaba, podía ocultarse de los demás. Estar con los chicos hizo que nadie más buscara ser su amigo, y como siempre mantenía distancia con el grupo, se sentía a gusto. Ahora eso ya no podría ser, al haber alguien que quiera saber más de él, ya no podría mantenerse distante. Tenia que buscar otro grupo, y eso era molesto.

~•~•~•~

No podía escapar, estaba en todos lados. Nunca antes le había pasado esto, ahora no podía ni respirar sin sentirlo. Era horrible, y no sabía como iba a terminar. Cada vez que llegaba a su casa y su mamá le preguntaba sobre ella, siempre ponía una sonrisa y decía que bien, a veces cuando sus compañeros o maestros también le preguntaban, hacía lo mismo. Tenia que luchar contra esa cosa, no iba a dejar que la controle.

~•~•~•~

Una semana después, Alba seguía pidiendo que vuelva al grupo, que no importaba que a ella le guste, pero que no los deje. Si, ellos se habían dado cuenta de la distancia de Ziven, que era más de la normal. Pero como ya no podía volver, tal vez tendría que quedarse solo.

Había llegado la hora del recreo, salió rápido de su aula y se fue al patio. Trato de encontrar un lugar alejado donde nadie lo viera. Hasta que vio un árbol grande a lo lejos, entonces pensó en ponerse detrás. Y así fue camino allí. Pero un poco antes de llegar, escuchó un sollozo, y se acercó lentamente. No sabía porque lo hacia, podría haberse dado la vuelta y buscar otro lugar, pero había algo que lo impulsaba a seguir caminando.

Entonces vio a Lilith, que estaba sentada con la cara escondida en sus rodillas sollozando, hasta que se volteo a verlo con una cara de sorpresa. Se paro rápidamente y el retrocedió, ella se limpio la cara y le preguntó.

―¿Qué haces aquí? ―Ziven se quedo pensativo unos segundos al ver la cara de la chica. Estaba pálida, con ojeras enormes y lucia cansada. Parecía que se iba a desmayar en cualquier momento, pero alejó esos pensamientos y respondió.

―Yo... Bueno yo, quería sentarme en este árbol.

―A esta bien, entonces me retiro ―empezó a caminar, pero Ziven la detuvo agarrando su mano y preguntándole.

―¿Estas bien? ―"No otra vez", pensó ella. Pero sacó energías de donde no tenía, puso una sonrisa, se volteo a verlo y...

―No, no estoy bien ―al escuchar su respuesta, Ziven se sorprendió. Y se quedo mudo unos segundos. Finalmente, al no  tener nada que decir, la soltó.

"Agh, ¿Qué  hice? ¿Por qué le dije eso?" Pensó Lilith.

―Olvida lo que dije, no era enserio ―Ziven solo asintió.

Hasta que repentinamente, Lilith se sentó y empezó a sollozar.
Ella lo estaba sintiendo otra vez. Cuando vio a Ziven trató de  disimularlo, pero ahora volvía a atormentarla. Cerca, estaba cerca, y venían más. Era horrible, quería que eso terminara.

El joven pude ver su agonía, reflejada en ella. "Lilith", pensó. Algo hizo tic en él y entonces. La abrazó.
"Cálido, esto es muy cálido" pensó Lilith. Ziven la abrazo hasta que, luego de unos minutos, ella se durmió.

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