A base de una gran fuerza de voluntad, conseguí apartar mi mirada de su deslumbrante figura e intenté concentrarme al máximo a pesar de los nervios que me producía la posibilidad de que él me observase. Me enervaba aún más el hecho de no saber por qué me ocurría, cuando el escenario era uno de los pocos sitios donde la ansiedad no aparecía. Inhalé y exhalé profundamente y comencé a tocar una sencilla melodía de guitarra para, poco después, comenzar a cantar.
«Goodbye to my Santa Monica dream
Fifteen kids in the backyard drinking wine
You tell me stories of the sea
And the ones you left behind»Pude ver de reojo como el chico se sentaba en una mesa desocupada y se quitaba sus gafas de sol, dejando ver unos bonitos y profundos ojos castaños oscuros, delineados finamente con negro. Unos ojos que comenzaron a observarme inquisitivamente mientras proseguía con la canción.
«Rob's in the kitchen making pizza
Somewhere down in Battery Park
I'm singing songs about the future
Wondering where you are»Observé con disimulo pequeños detalles suyos. Tenía las uñas pintadas de negro mate, y unas manos fuertes. Unos ojos grandes y observadores. Unos labios carnosos y rosados que escondían una sonrisa perfecta y cautivadora.
«I'm somewhere, you're somewhere
I'm nowhere, you're nowhere
You're somewhere, you're somewhere
I could go there but I don't»Vestía un fino jersey negro con un cuello que dejaba ver su clavícula, unos pantalones blancos ajustados y unas botas negras, sin duda con mucho estilo para vestir. Pero cuando me quise dar cuenta su mirada se cruzó con la mía y, al verme observándole, me dedicó una pequeña sonrisa. Fue suficiente como para avergonzarme, apartar la mirada y concentrarme completamente en lo que me quedaba de canción, por lo que cerré los ojos y me dejé llevar por la melodía.
«Goodbye to my Santa Monica dream
Fifteen kids in the backyard drinking wine
You will tell me stories of the sea
And the ones you left behind
And the ones we left behind»Pude terminar la canción sin altercados y suspiré, para posteriormente levantarme de mi asiento y saludar a los clientes con una pequeña reverencia. Los pocos clientes presentes me respondieron con un breve aplauso por la actuación, y mientras él aplaudía pude notar su mirada fija en mí. Los nervios me pudieron y me apresuré en ir a la parte posterior de la tienda para recoger mis cosas y huir de esa situación. Saliendo por la puerta trasera, vi como estaba de pie y me buscaba con la mirada, pero el acceso restringido a la parte trasera del local provocó que me perdiese de vista.
Mientras caminaba algo más tranquila, mi corazón aún latía rápidamente al recordar esos ojos clavados en mí. ¿Qué le pasaba a ese tío? Es agradable que un chico atractivo me mire, pero precisamente eso también desencadenaba mi ansiedad y me hacía actuar precipitadamente, con ganas de esconderme de su mirada. Además, el hecho de que fuese el único en todo el local que me observaba con tanta atención sólo empeoraba las cosas.
Inexplicablemente, había algo en él que me revolvía por dentro, que agitaba mi corazón, que me recordaba a algo sin saber exactamente a qué.
Me giré inconscientemente en dirección al café, y mis ojos se abrieron como platos al ver al mismo chico saliendo por la puerta principal y encontrándome en la distancia. Mierda, ¿ahora es cuando tengo que salir corriendo? Nada más verle cogí con fuerza mi guitarra y mi mochila y prácticamente salí corriendo como alma que lleva el diablo. Pude escuchar por detrás de mí como una voz algo lejana me llamaba.
- ...¡Espera un momento por favor! ¡La chica de la guitarra!...
Del asombro me frené en seco, pero reaccioné rápidamente y me metí por una pequeña calle a modo de atajo y conseguí perderle.
Esa voz... Hay algo en esa voz que me provocó un paro cardíaco. Tenía la sensación de haberla escuchado antes. Que digo, de haberla escuchado miles de veces antes. ¿Qué me pasa? ¿Es que ya no puedo recordar donde he escuchado una simple voz que me resulta tan familiar?
Estuve todo el camino a casa pensando y dándole vueltas una y otra vez al asunto, hasta que llegué a mi calle y simplemente desistí en pensar más en el asunto. Necesitaba despejarme de cualquier distracción y relajarme para el día siguiente, el gran día. Me pasé por un combini para comprar algunas cosas que necesitaba para la cena, pero antes de entrar vi junto a la entrada una caja de cartón abierta que se movía. Algo inquieta, me acerqué y observé dentro a un pequeño cachorro de Shiba, que comenzó a mover la cola y ladrar al verme. Rápidamente entré al combini e incluí en mi compra dos pequeños cuencos y una bolsa de comida de perro. Fui corriendo a casa para dejar todas las cosas que llevaba encima y volví a la tienda a recoger al perrito lo más rápido que pude.
Ya tenía pensado adoptar un perro tarde o temprano, por lo que me aseguré de que en mi edificio se podían tener animales. Nada más llegar dejé la caja y saqué al cachorro fuera, que simplemente se puso a curiosear y seguirme mientras movía la cola. En un rinconcito del salón puse un cuenco con comida y otro con agua, de los que empezó a comer y beber casi inmediatamente. Mientras tanto, coloqué un par de hojas de periódico para ver si conseguía milagrosamente enseñarle a hacer sus necesidades ahí. Me siguió hasta mi habitación alegremente y coloqué una vieja manta doblada en el suelo cerca de mi cama.
- Lo siento pequeño, de momento tendrás que usar esta manta hasta que pueda ir a una tienda de animales a comprarte una cama – dije mientras le acariciaba la cabeza – Vamos a ver, ¿cómo puedo llamarte?
El cachorro se sentó y me miró mientras movía la cola, mientras que yo me senté a su lado en el suelo y comencé a barajar diferentes nombres que podrían quedarle bien.
- Hmmm, ¿qué te parece Haru? Eres igual de alegre y brillante que el sol, yo creo que te quedaría bien.
El perrito ladró alegremente y se puso a mordisquear juguetonamente mis dedos, haciéndome cosquillas y provocando en mí una sonrisa.
- Pues ya eres oficialmente Haru, enhorabuena – le cogí de la patita simulando un apretón de manos – Mañana por la mañana te llevaré al veterinario e iremos a comprarte cositas para que estés más a gusto.
Posteriormente me hice algo de cenar y cené en el salón como acostumbraba, ahora con la nueva compañía de Haru junto a mí. Por suerte no tardó mucho en quedarse dormido, por lo que lo dejé en su cama improvisada y me fui a la cama con intenciones de dormir. Sin embargo y a pesar de mis esfuerzos, sólo podía darle vueltas a lo que había pasado hoy en el café, sobre todo a ese chico. Agotada por todo el ajetreo, por fin conseguí dormirme.
No sin antes pensar en sus profundos ojos y su bonita sonrisa.
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Soulmates Symphony [the GazettE]
FanfictionHay acontecimientos que cambian tu vida completamente, tanto como para mejor como para peor. Y yo siempre pensé en aquél acontecimiento como un recuerdo agridulce que me perseguiría durante toda mi vida. Sin embargo, a mis 26 años de edad, me di cu...