-Lina, tenemos que hablar.
Todo comenzó con esas palabras que hizo que mi vida cambiara por completo.
Desde que nos mudamos a Miami, mi padre dice que soy una niña muy malcriada. Fiestas, alcohol y descontrol es sinónimo de mi vida. Ya no soy la niña prodigio que era hace unos años. Todo cambió dentro de mí y ahora soy una adolescente con ganas de vivir mi vida al máximo. Gregorio Lambert, mi padre, es un empresario muy exitoso y mi madre, bueno... mi madre falleció cuando yo tenía 5 años así que no recuerdo nada de ella. Solo sé que era cantante, pero no famosa. Ella trabajaba en el bar de mi abuelo y cantaba para el público que había allí. Eso según lo que mi padre me dijo. Él siempre me contaba historias sobre Elizabeth, mi bella madre.
Pero ahora estamos en el presente y el estúpido de mi padre esta comprometido con Lauren, una Barbie de 24 años. ¿Vale aclarar cómo es? Rubia, ojos celestes, 1,80 metros, delgada y muy artificial. Ella es una de las causas por la cual mi vida se volvió un completo desastre. Decir que me hace la vida imposible es poco. Y por supuesto, obtuvo lo que siempre quiso en este último año... que mi padre me expulse de su vida para siempre. ¿Por qué? La respuesta la sé y es que yo me volví una maldita rebelde. Es que todavía no entiendo como un hombre puede enamorarse tanto en un solo año para comprometerse y casarse en los dos próximos meses. Y es por eso que intenté de todo para separarlos. Supongo que después de haberme perdonado tantas veces, con esta última rebeldía se había cansado y había tomado la decisión que tanto había estado planteándose en su cabeza.
-Lo que hiciste fue muy grave.- Comenzó a explicarme mi padre. Yo solo asentía y escuchaba lo que tenía para decirme.-Tratar de arruinar el desfile que Lauren estuvo armando durante estos últimos meses fue el peor lío en el que te has metido. ¡Ella invirtió mucho dinero y tenía ilusiones en que todo salga perfecto, pero tú, como siempre, arruinas todo!- De verdad estaba muy enfadado.- Ahora quiero que salgas de este camarín y vayas a pedirle disculpas. Luego seguiremos hablando en casa.
Genial. Ahora debía ir a disculparme con la bruja esa. ¿Es que no se cansa de ser tan insoportable? Seguro cuando me la encuentre estará chillando como siempre lo hace y por supuesto, llenándole de boberías al necio de mi padre.
-Lauren- Dije haciendo que se dé la vuelta para así poder contemplar una imagen que quería ver hace mucho tiempo: Maquillaje corrido y su hermosa cabellera despeinada.
-Tú, pequeña niña malcriada. No te atrevas a hablarme nunca más. ¡Arruinaste mi vida por completo!- Seguía chillando. Y por un segundo, sentí pena por ella... Hasta que volvió a abrir su pico.- Ya verás la sorpresa que te vas a llevar cuando llegues a tu hermoso hogar. Un regalito que nunca más vas a olvidar.-Reía como una maniática en un manicomio.
Intenté no hacerle caso e irme de allí, pero no sin antes hacer lo que me pidió mi padre. Había ido demasiado lejos.
-Perdón por todo lo sucedido.- Susurré.
-¿Qué dijiste mocosa?-Preguntó o mejor dicho, gritó.
-DIJE QUE PERDON, CHILLONA. YA DEJA DE MOLESTAR.-Grité y por un momento me sentí bien. Estaba liberando todo el odio que tenía hacia aquella Barbie.
-Ya sabía que algún día ibas a venir a suplicarme perdón. Aunque es muy tarde. Sigo odiándote- Dijo ella.
-Lamento que pienses que estoy muriendo porque me perdones, pero no lo hago por ti, lo hago porque mi padre me lo ha pedido. Tú no significas nada para mí y lo único que te suplico es que te maquilles, porque tienes una cara espeluznante y si sales así a la calle, tu bello rostro saldrá en la portada de todos los diario. Allí afuera hay una multitud de paparazzi esperándote.-Dije aguantando la risa. Y segundos después de haber terminado esa frase, corrió hacia el camarín a arreglarse.
Ahora solo faltaba escuchar el discurso de mi padre cuando llegue a casa: "Lina Lambert, estoy muy decepcionado de ti. ¿Qué te ha pasado? ¿Cuándo te convertiste en una rebelde? Antes eras tierna y estudiosa. Amabas la escuela y ahora quieres dejarla. ¿Qué ha pasado contigo hija?" El mismo discurso todas las veces que hago de mis pequeñas travesuras, como yo le digo, a su bella Barbie.
Luego de esperar horas a Lauren, quien se escondía de los paparazzi, finalmente pudimos llegar a casa. Por supuesto, no paraba de llorar y de echarme toda la culpa a mí. Yo no emitía sonido ya que ella tenía razón. Supongo que esta vez me había pasado de la raya y no sabía que hacer para que me perdonen. Haber rayado con fibra negra las pasarelas al estilo Victoria Secret que diseñó, también haberle cambiado la música de cierre por una al estilo punk y por último haber invitado a amigos míos para que bailaran arriba de la pasarela fue la peor de mis hazañas.
Al llegar a casa, subí rápidamente a mi habitación. No quería hablar con nadie, ni con el mayordomo. Si, tenemos un mayordomo y es el que más me entiende en esta casa o mejor dicho mansión. Luego le sigue el chef, que es uno de mis mejores amigos en este hogar y los demás empleados solo son lo que mencione recién, empleados. No les tengo confianza como para contarles algo. Solo nos decimos "Hola" y al finalizar el día un simplemente "Chau" o "Buenas noches".
De repente, escuché un sonido que me sacó de mis pensamientos. Alguien estaba tocando la puerta.
-¿Quién es?-Pregunté sin ánimos.
-Soy yo, papá.- Dijo él.
Rápidamente contesté abriéndole la puerta. No quería más problemas con él por hoy.
-Lina, esta vez debemos hablar seriamente. Es importante.-Comenzó otra vez. Vaya. Había cambiado el discurso. -No estoy muy conforme con tu comportamiento en este último año. Supongo que te di mucha libertad y solo tienes 16 años. Esta vez rompiste mis reglas, por lo cual tomé una importante decisión. Hice una reserva muy buena en un internado.-Iba a interrumpirlo, pero no dejó que lo haga- Antes que digas algo, quiero decirte que tiene todo lo que te gusta a ti. Hay clases de danzas y comedia musical. No es solo de chicas, es mixto. También tiene una excelente ubicación ya que está en el centro de la ciudad de Londres-Y luego de decir eso, lo único que se escuchó fue un grito de desesperación... Por supuesto, fue mío.
-¿LONDRES?-Pregunté en un grito.
-Tú siempre dijiste que querías conocer aquella ciudad. Es tan hermosa.-Trató de calmarme pero no lo logró.
-No puedo entender como Lauren obtuvo lo que quería. Ella seguro te dio la idea.-Le contesté llorando.- Y si, quiero conocer Londres, pero solo contigo en unas inolvidables vacaciones.-Hice una pausa y lo único que podía hacer era mirar hacia el suelo - ¿Recuerdas cuando planeamos nuestras vacaciones perfectas? Londres, cámaras, excursiones y nada más. No tenía pensado visitarla para ir a un maldito internado.-Respondí totalmente cabreada.
-No tienes otra opción, mi cielo. -Respondió tratando de hacerme una caricia con su mano, la cual aparté de mi rostro. -Esto va a cambiar tu vida para bien. Lauren me ayudó a elegir el lugar y la idea del internado fue mía. Estuve pensando mucho tiempo sobre dejarte ir a otro país y sola. Creo que este es el momento para que te deje vivir esa experiencia. Sé que no vas a arrepentirte.-Dijo mientras se levantaba y caminaba en dirección a la puerta. -Mañana empacarás tus cosas. Tu vuelo es a las 11:30 PM. Buenas noches cariño.-Dijo, y acto seguido cerró la puerta.
No ha dejado que hable y eso fue lo que terminó de partir mi corazón. No le importa lo que piense, él va a enviarme a un maldito internado y va a olvidarse de mí para siempre.
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Internado para rebeldes
Teen FictionLina Lambert, la chica rebelde y consentida, llega a un internado en Londres tras haberle jugado una broma pesada a su madrastra. Su padre estará convencido de que aprenderá buenos modales en esta institución, pero lo que no sabe es que allí conocer...