Atisbo de esperanza

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Yoongi ya había crecido creyendo que no tenía alma gemela. En sus 16 años de vida, no había visto aparecer nada en sus brazos. De vez en cuando alguna mancha de pintura que no recordaba aparecía, pero realmente no podía afirmar que no fuesen de su propia pintura. A veces se preguntaba si los dibujos que se hacía en los brazos aparecían en los de su alma gemela. Esperaba que sí, sinceramente. Sus padres le decían que debía tener paciencia, pero no podía existir una persona tan limpia en el mundo. ¿Acaso su alma gemela no había nacido aún? Él no era un pedófilo.

Incluso ahora, sosteniendo su taza humeante entre sus manos y con su bufanda abrigándole el cuello se preguntaba esas cosas. Arrugó la frente y maldijo al autobús por retrasarse. Los estudiantes alrededor le empezaban a sacar de quicio con sus conversaciones.

- Oye tía, el otro día vi a Baek y a Chan juntos. ¿Seguro que no están saliendo?- comentaba una chica entre risitas.

- Mi novio es un desgraciado que no me dedica ni cinco minutos de su tiempo.- se quejaba otra.

- Joder tío. Vaya asco dan los profesores a veces. Se pasan con los deberes y exámenes. Se podrían relajar, que parece que lleven un petardo en el culo.- un chico pateó el suelo.

Yoongi no podía estar más de acuerdo con esto último. Aunque él fuese buen estudiante y sacase notas excelentes, realmente los estudios no le llamaban lo más mínimo. Lo hacía por satisfacerse a sí mismo y no convertirse en un idiota como los de su clase. Pero él no tenía pensado seguir sus estudios como médico o algo parecido. No. Su mente estaba más centrada en la imaginación, creatividad, arte, el ver los trazos de un pincel sobre la tela... le interesaba la pintura, por eso iba a ignorar las recomendaciones de sus profesores y seguir su propio camino. Esperaba verse inspirando a la gente con sus dibujos.

Se subió las gafas sobre la nariz y reprimió un estornudo. Entonces comenzó a sentir algo. Una sensación cálida le abrazaba el dorso de la mano. Primero era algo cálido, después se sintió como si viajara por toda la piel y Yoongi se sobresaltó pensando que era el café y lo movió un poco, provocando que una verdadera gota de café le quemara la mano. Soltó un quejido y dejó caer el vaso, que esparció todo su contenido con un splash. Sólo unos pocos a su alrededor le prestaron atención, cosa que agradeció. Con un gruñido se observó la mano y vio un mensaje torpemente escrito.

"Nota Mates: 9,75"

Yoongi se quedó observando ese mensaje como si le debiera dinero y resopló justo cuando el bus paró frente a él.

- ¿Dieciséis años esperando para esto? ¿De verdad alma gemela?- murmuró molesto.

No sabía qué sentir en ese momento. Por una parte sentía sorpresa, por otra parte emoción por recibir su primer mensaje, por otra molestia por el momento...Miró arriba y se adentró en el autobús dando zancadas gruñonas. Se sentó en uno de los asientos del final. Miró por la ventana.

- Al menos eres más o menos inteligente, da gracias por ello.- le susurró al paisaje exterior.- Seas quien seas...

Yoongi no se dio cuenta de que estaba sonriendo.

Sinceramente, no iba a negarlo. Cuando aquellas torpes letras se escribieron en su mano, estaba muy feliz. Nunca había esperado un alma gemela con impaciencia y verdaderas ganas. Le daba un poco igual, pero a la vez quería tener a ese alguien especial a su lado. Y ahora que sabía que sí tenía alma gemela, que este ya tenía la edad suficiente como para saber escribir y que su nota en matemáticas era un 9,75, lo esperaba con los brazos abiertos.

- ¡Al fin nuestro viejo antisocial Yoongi tiene alma gemela!- Hoseok elevó los brazos al cielo.

Yoongi lo miró con el ceño funcido y el otro sólo sonrió.

Soulmate DrawingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora