Descubrimientos

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Se notaba nerviosa, todo el cuerpo le temblaba y sabía que su voz sonaría temblorosa...la quería para él pero ¿en qué sentido? se preguntaba la castaña mientras salía de las cocinas pasmosamente lento, como si una bludger le hubiese impactado.

Seguramente en el sentido sexual, habían empezado un oscuro juego del que no quería ser participe y a pesar de todo, él no quiso aprovecharse de ella, probablemente porque le causaba demasiado asco, era lo mas racional que su cerebro encontraba.

Contrariada fue rumbo de nuevo a la enfermería.

Draco había salido huyendo de las cocinas, odiandose más que nunca por delatarse, por decir cosas que quería mantener muy ocultas. Gracias a Merlín no había confesado más de la cuenta, y podía apañaeselas si ella buscaba respuestas.
Quería la mansión más sóla que nunca y en contra de sus deseos estaba viva de más.

—Víktor, ¿cómo estás? —preguntó Hermione en cuanto cerró la puerta de la enfermería.

—Hola, aún me siento un poco mareado, pero mejor —añadía el moreno inclinándose en la camilla, acercándose donde reposaba Hermione.

—Lo siento —se disculpó de nuevo —te debe doler mucho —completó mientras le cambiaba la manchada venda.

—No es nada, no te preocupes.

Hermione le volvió a poner otro aposito curativo en la ceja al moreno y se limitó a sonreírle débilmente.
Se sentó a su lado con la cabeza agachada, pensativa.

—¿Ocurre algo? —preguntó preocupado mientras se sentaba en la camilla.

—No —titubeó, intentando sonar despreocupada.

—Te conozco suficiente como para saber cuando te pasa algo —añadió cariñoso poniéndole un mechón rebelde detrás de la oreja. —¿has estado pensando en lo que te propuse?

—Sí —dijo por fin, no le apetecía en absoluto decirle nada aún. —pero todavía no tengo una respuesta.

Hermione miraba el suelo confusa y pensativa.

—Hezmiope, se sincera conmigo, ¿qué te retiene aquí? —preguntó tranquilo, agarrándole una mano, dándole así un poco de confort.

Ella se revolvió nerviosa, no sabiendo si debía contarle a Víktor sobre sus sentimientos.

—Nunca he huído de mis problemas Víktor, fuí destinada a ser sirvienta aquí. —añadió empezando a temblar débilmente.

—No estarías huyendo, estarías viviendo la vida que te mereces —completó el moreno tranquilo, mirándola a los ojos. —¿por qué acabaste sirviendo en esta casa?

La chica le miró directamente a los ojos, sin esperar esa pregunta.

—Es...complicado —empezó temerosa —Voldemort fue destruido pero no todo fue paz y armonía, sus más fieles seguidores sangre pura se interpusieron ante los que habíamos ganado la guerra, doblegando a los mestizos, a los nacidos de muggles y a los traidores a la sangre como ellos los llaman, tan sólo quieren una raza pura donde todos sus componentes hayan sido magos, como castigo por haber acabado con su líder nos obligaron a serviles, el nuevo ministro de mágia está al corriente y deacuerdo a esos ideales. —completó la chica con seriedad pero tranquila.

—Es horrible —añadió mientras le cogía la mano.

Hermione se sentía mas insegura que nunca, necesitando cambiar de tema, tomando una buena bocanada de aire continuó.

—Tendré claro en unos días tu petición —y como añadido se fue dejándolo sólo.

La castaña puso rumbo a cualquier parte, necesitaba estar a solas con su mente, tan sólo con su mente porque si le daba algúna opción a su corazón se quedaría con esa opinión.

Criada de un MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora