Distancias

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¿Qué podía esperar del gran Draco Malfoy?

El príncipe de los Slytherin's nunca había sentido amor por nadie y despreciaba a todo aquél que era inferior a él, incluyendola a ella misma desde el momento en que él supo que era nacida de muggles.

Nunca se había sentido avergonzada de su descendencia, es más siempre defendía que los nacidos de muggles tenían la misma capacidad de mágia que los sangre pura.

Y quizás ese era el gran paso que los separaba. Dos sociedades completamente diferentes y enfrentadas.

Se sentía frustrada consigo misma por haber tomado la peor decisión de toda su vida, quería remediarlo pero no encontraba la manera adecuada, quería olvidarlo....olvidar a Draco Malfoy todo lo que su mente le permitiera y fue cuando decidió hacer algo. Usaría un último recurso para intentar reparar errores.

Hermione fue en busca de la lechucería y la encontró antes de lo que pensaba, se quedó mirando pensativa todos los pergaminos que allí reposaban y alargando una mano cogió una pluma que mágicamente escribía sin necesidad de mojar tinta.

Sentía miles de sensaciones por su cuerpo, notaba su pulso acelerado y la pluma temblaba bajo sus temblorosos dedos.

"Querido Viktor Krum, no sé como empezar esta carta y quizás sea porque he tomado la peor decisión de mi vida, demasiado precipitada para ser acertada.

Sé que no acepté finalmente tu propuesta pero quería saber si aún seguía en pie acompañarte en tu torneo, no será fácil huír de los problemas pero quedarme tampoco los solucionará.

Espero una respuesta pronto.

Con cariño: Hermione Jean Granger. "

Miró su pulcra caligrafía y decidió que había hecho lo correcto, irse era la mejor manera de huír de sus sentimientos hacia Malfoy, los cuales no iban a ningún lado. Ojalá Krum contestase pronto.

El hecho de huír, de irse de abandonar sus tareas le ponían los pelos de punta, los señores Malfoy en especial Lucius no se lo tomaría bien en absoluto, debía aguardar hasta obtener la respuesta de Víktor pero estaba ansiosa.

Se quedó mirando la pequeña lechuza marrón que surcaba los cielos en busca de su destinatario, y volvió a sentir soledad.

Quizás su vida ya estaba sentenciada a ser una sirvienta por ser hija de muggles, por ser inferior a todos los linajes de sangre en el mundo mágico, y porque a pesar de ayudar a derrotar al Lord tenebroso se habían visto reducidos a la nada, la guerra mágica aún no había acabado, estaba más que segura que magos poderosos como Lucius Malfoy se harían con total dominio del mundo mágico y tan sólo de pensarlo un escalofrío le recorría de arriba a abajo.

Depués de meditar un largo tiempo sentada en el alféizar de una de los ventanales de la lechucería decidió que tenía frío, asíque abandonando la soledad que tanto necesitaba se dispuso a irse a su habitación y descansar un poco.

A lo largo de la caminata vió a un rubio pasear por los terrenos con aire pensativo y decidió evitarlo, asíque se quedó quita y paralizada intentando camuflarse con la blanca nieve.

Draco no podía dejar de pensar que la decisión que había tomado no tenía cordura, él no la tenía, porque corrían peligro ante toda la nueva situación de modo que abandonó toda esperanza con la chica, alguién como él no podía ser feliz, no almenos en el amor o amistad porque todo se rodeaba de intereses.

Y aúnque no creyese una mierda esas tonterías su padre se las haría creer a base de torturas, lo mas fácil y razonable era dejarla escapar.

Escuchó ruidos pero estaba demasiado absorto en sus pensamientos para prestarle atención a nada mas.

Criada de un MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora