Arrepentimientos

1.9K 120 24
                                    

Hermione fue desempacando sus pertenencias de nuevo, no sabiendo muy bien si había hecho bien en quedarse o si había mandando a la mierda toda su vida.

Se sentía contrariada, porque nunca olvidaría la cara de Víktor Krum mirándola con decepción, porque el chico había ofrecido una opción que cualquiera de sus amigos le habrían dicho era única.

Pero si algo sentía Hermione con total seguridad era que su vida no estaba junto a Krum, tampoco estaba segura de la decisión que había tomado.

Se sentía confusa, por el beso de Malfoy, porque le había desnudado su alma aúnque fuese tan sólo por segundos, le había pedido que se quedase y ella había acatado la órden sin siquiera pensarlo.

Una lechuza de color negro se posó en la habitación de Draco y alertó su atención, abriéndola con atención vió el sello de los Malfoy en el sobre, e inconscientemente notó el aire más pesado y denso, le costaba respirar.

"Querido Draco, estamos en Rússia tramitando unos negocios que de ser aceptados haría que nuestro apellido fuese conocido por todo el mundo, te hago saber esta noticia para que estés al corriente.

Espero que por la mansión vaya todo tal y como te dije y te estés ocupando de esa impura de Granger, dále el lugar que se merece, no esperamos menos de ti, eres un Malfoy y como tal debes mantener el apellido a la altura.
Se despide cordialmente Lucius Malfoy. "

A medida que leía cada palabra un nudo se le iba formando en el estómago que le apretaba más y más, sus padres de nuevo, su apellido y todo lo que conllevaba ser un Malfoy, tragó saliva duramente y notó como el pergamino temblaba, estaba más que nervioso.

Había sido un completo error decirle a Granger que se quedase, él era un Malfoy, no podía permitirse fraternizar con seres inferiores y ese día ya le había mostrado mucho más de lo que habría querido nunca, mostrando cosas desconocidas para él pero que empezaba a entender.

Se notó furioso de nuevo a pesar de saber que Hermione seguía en la mansión y lo cierto era que sentía miedo.

Nunca había sentido nada por ningúna otra chica que no fuese interés físico momentáneo, y que con Granger no pudiese ser igual le atormentaba.

Luego estaban los ideales de su padre y el terror que sentía a las represalias del mismo.

Por él obviamente pero sobretodo por ella, porque su padre se enteraría tarde o temprano de su especial atención hacia la castaña y lo mejor que le haría sería torturarla.

Para Lucius la vida de un sangre sucia no valía en el mundo mágico asíque arrebatársela tampoco le iba a costar trabajo.

Ser la mano derecha de Voldemort lo había despojado de todo sentimiento y humanidad, no dudaba en torturar a todo aquéllo que no seguía sus ideales, y por supuesto quería y anhelaba que su buen hijo fuera su viva sombra, su predecesor.

Y hasta que ella apareció todo iba en buen rumbo, Draco Malfoy se parecía a una versión reducida de su padre, mismas poses, misma altanería... Mismo desprecio.

Y aúnque ahora sintiese repulsión por todo eso la verdad era que temía a su padre tanto o más que al mismísimo Lord Voldemort, porque era su padre, porque esperaba grandes proezas de su parte, porque nunca lo trató como a un hijo, sinó como a alguién a quien formar para que su legado siguiese vivo por muchas generaciones. Tenía pensado cada paso para la vida de Draco y estaba claro que una sangre sucia no entraba en sus planes.

Se apoyó en la ventana ahora cerrada y apretó con los puños la carta, arrugandola y tirandola lejos en algún lugar abandonado de la habitación.

Criada de un MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora