Criada de un Malfoy

El Bosque

Hermione seguía intentando arrancar más maleza del suelo, se sentía usada, ultrajada...sabía que Draco le estaba mirando fijamente detrás de ella.

No se podía concentrar, no mientras tuviese la mirada del rubio clavada en su nuca, intentando ignorarlo de nuevo seguía arrancando torpemente con la poca fuerza que le quedaba a causa de los cortes en sus manos y la resbalosa lluvia, deseaba con todas sus fuerzas que Malfoy se largase de allí, la incomodaba y todavía no entendía porqué.

—Seguro que tienes cosas mejores que hacer que quedarte mirando debajo de la lluvia Malfoy —decía Hermione cortando el incómodo silencio.

—Ves..ahí tienes toda la razón, está empezando a apestar a impura y no me quiero mezclar por si se pega algo —decía Draco arrastrando las palabras cual serpiente era.

A grandes zancadas intentando no pisar más lodo se fue rumbo a la mansión de nuevo, dejando a Hermione completamente sola en mitad de los terrenos, la castaña no sabía porqué, pero no sabía cuando estaba más incómoda, o cuando estaba él, o ahora completamente sóla, seguía sintiendo unos ojos clavados en su nuca, se sentía observada por algún lugar, y no precisamente de la mansión, miró hacia arriba contemplando los enormes ventanales que poseía la mansión y descubrió que no había nadie mirando, se estaba volviendo loca, sin vida social, sin amigos, sin familia...verdaderamente le estaba pasando factura esa aventura.

La lluvia estaba empezando a ser más fuerte, hacía un frío tremendo y la castaña solamente portaba su uniforme de sirvienta que poca carne le tapaba, el viento le metía la lluvia en los ojos haciendo que Hermione viese menos de lo habitual, conforme barría el lodo del suelo, otro nuevo se formaba a pocos metros a causa del actual temporal, era una tarea inútil...inútil mientras siguiese lloviendo, dejó el rastrillo en el suelo y se apoyó en los muros de la mansión, oía pasos...no sabía de donde provenían, pero seguramente fuese Malfoy de nuevo para molestarla, no le dio mayor importancia.

Unos truenos junto con relámpagos azotaban el cielo, por un momento se le cruzó por la mente volver a entrar en la mansión y dejar sin hacer su tarea, pero la reacción del señor Malfoy no sería buena y un castigo aún peor que la propia tarea le haría realizar, así que descartó esa posibilidad.

Muy a su pesar, volvió a coger el rastrillo e intentar en vano quitar el pegajoso lodo, sintió una respiración cerca de ella, se giró bruscamente pero no encontró a nadie.

—Vámos Hermione no seas tonta, es todo tu imaginación —se dijo a si misma en voz alta para evitar ponerse más nerviosa.

Seguía sintiendo una mirada clavada en ella, era una sensación que no le daba buenas vibraciones, la respiración cesó poco a poco para colarse lentamente en el oscuro bosque que rodeaba los terrenos de la mansión, los árboles se movían con violencia, el viento agitaba la lluvia y la tormenta se hacía más presente. 

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Draco observaba la escena desde una de las ventanas, sin duda Granger estaría sufriendo como se merece, seguía mojado no había reparado en cambiarse de ropa, cuando se decidió a hacerlo algo le heló la sangre, observaba incrédulo como la castaña se adentraba en los oscuros terrenos, parecía poseída por algo...buscaba algo, su paso era despacio pero iba decidida hacía su destino.
El bosque.

Unos enormes ojos rojos, eso fue lo que vió Hermione, anonadada por esos ojos que no le transmitían paz ninguna logró ver entre la espesa lluvia como se iban difuminando poco a poco hasta ser solo dos esferas brillantes en el oscuro bosque, emprendió el rumbo hacía lo más oscuro del lugar, sentía miedo sin duda, pero la curiosidad que inundaba su cuerpo era superior, no sabía por qué, pero esos ojos le eran realmente familiar, ya no los veía, aquellos luceros brillantes habían desaparecido de la misma forma que habían hecho su presencia.