Capítulo 24

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El sonido de una notificación de mi teléfono llegó hasta mis oídos despertándome de lo que podría haber sido el mejor sueño que haya tenido.

Apenas llegamos del hospital me había tumbado en el sillón junto con una bolsa de hielo en mi costado y creo que ni un tornado podría haberme despertado, pero al parecer un puto mensaje sí.

Destapé mi cara de la colcha que ignoraba haber tenido antes de dormirme con mi cabello hecho un manojo tapándome la vista, lo moví un poco permitiendo un mejor campo visual. Saqué mi mano de entre el calor de la colcha para tomar mi teléfono encima de la mesa central en la sala trayendolo hacía mí, deslicé mi dedo hasta abrir el mensaje y éste era uno de Anton.

Mierda. Esto no era bueno.

No comprendía el mensaje pero no debía ser nada bueno. Nada era bueno si era Anton.

Espero que te guste la sorpresa.

El mensaje brillaba frente a mí en el pequeño recuadro haciéndome dudar de las acciones de Anton.

Me alcé del sillón y corrí escaleras arriba para un cambio de ropa. Al haber dormido con la bolsa de hielo esa dejó una mancha húmeda en mi ropa dejando mi espalda mojada y probablemente el sillón también.

Prefería no arriesgarme a no saber nada de los planes de Anton; lo único que podría pasar por peligro sería Richard, así que tendría que ir al hospital cuanto antes.

Tomé las llaves del Impala junto con el teléfono saliendo de la habitación para caminar a las escaleras de caracol y bajarlas de dos en dos, al llegar al último peldaño me dió el olor a café. Thomas debía estar despierto. Ignoré el delicioso aroma y seguí mi camino intentando no hacer algún ruido para no llamar la atención de Thomas, llegué hasta la puerta que daba a la cochera directamente y giré la perilla para entrar al pequeño cuarto oscuro. Presioné el interruptor de la puerta corrediza provocando que la luz mañanera me diera en la cara y entrecerrara los ojos, subí al Impala y le dí vida al motor para luego comenzar a manejar hacia el hospital.

Al llegar al edificio, aparque el auto en el primer espacio que encontré, baje de éste poniendo la alarma y caminé con pasos rápidos a la entrada, ignoré a la enfermera en la recepción y fuí directo al elevador que por suerte no subió nadie conmigo; o tenía las ganas de estar junto a alguien ya sea diez metros de mi.

Cuando iba por el pasillo de la habitación me detuve antes de llegar a la puerta, a unos centímetros de lo que parecía ser la luz prendida o las cortinas abiertas, la puerta estaba abierta por completo. O Richard había despertado o algo malo sucedió.

Entré a la habitación y ésta estaba con personas por todas partes moviendo cosas que me impedían ver el cuerpo de Richard. Un doctor se encontraba frente a la cama con sus manos sujetando algo, debía ser el médico de ayer, me acerqué a éste y al estar a pocos metros de la cama logré ve que ésta se encontraba vacía. Mis ojos se mantenían en la cama vacía que se veía recién tendida como sí Richard nunca hubiera estado aquí.

—¿Usted es la señorita Raven? —la voz de alguien me sacó de la ensoñación y volví mi vista al frente encontrandome con el doctor con lo que mi cabeza asintió de manera lenta.

—¿Qué pasó con la persona que estaba en esta habitación?

—Estaba por contactarla para informarle acerca de eso. La persona que se encontraba en esta habitación fue inyectada con una sustancia fuera de su medicamento.

—¿Y dónde está? —volví a preguntar ignorando lo que había pasado. Necesitaba ver a Richard y ver que estuviera vivo al menos.

—Lamento darle la noticia señorita —mierda. Esto no me gusta nada —. Fue inyectado con tiopental sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio, ésto provocó que se obstruyera la entrada de oxígeno y la circulación de la sangre creando coágulos, para finalizar con un ataque al corazón. Señorita, fue inyectado con una dosis bastante grande de lo que normalmente es utilizado para cuando se ejecuta a una persona con la inyección mortal... –su voz se detuvo y me miraba con nostalgia como si intentará explicarle a un crío que ya no tenía padres. Mis ojos se mantenían fijos en el con mi rostro sin expresión alguna en el.

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