Página 2

3K 260 854
                                    

Me desperté no por la alarma, sino que por mi hermana y mi madre gritando juntas "¡LEVÁNTATE, HOLGAZÁN KAWAI!". Sí, mi madre fue influenciada por Komaru y empezó a llamarme así. Me levanté con toda la pereza del mundo. Estirándome y haciendo un ruido increíble, me fui a desayunar. No creo que les importe qué comí así que sólo diré que, luego de terminar de comer, me fui a la escuela.

(...)

-¿Tú eres el nuevo?

-A-así es.

-¡Oh! En ese caso, supongo que debo presentarme. Soy Nagito Komaeda y soy el profesor de literatura. Lamento no haberme presentado ayer. Recién ahora me informaron que había alguien nuevo.

A unos pasos de llegar al aula, un hombre albino con ojos verdes oliva-casi iguales a los míos pero más grises-y una sonrisa calmada me había detenido. Había visto a esa persona antes en la clase. Me había llamado la atención pues se parecía a mí de alguna forma. No sé. Debieron ser imaginaciones mías. Como sea, Komaeda-sensei me parecía alguien amable. Hablaba despacio y tranquilo, sin apuro, como un anciano. Iba a decirle que tenía que irme a clases pero vi como miraba a algo detrás de mí con una gran sonrisa y con una constelación en sus ojos y se debía a que vio como Hinata-sensei, el profesor de historia, venía hacia nosotros.

-¡HINATA-KUN! ¡BUEN DÍA!- lo abrazó de la cintura y lo apegó a él.

-Buen día, Komaeda- dijo frunciendo el ceño. No se molestó en apartarlo. Parecía acostumbrado.

-¿Hoy tienes la tarde libre?- lo miró seductoramente.

-Para ti, no- se apartó.

-¡¿Eh?! ¡Rompiste mi corazón!- dramatizó llevándose la mano al lugar mencionado.

-Has dicho eso ayer... Y antes de ayer... Lo has dicho los últimos cuatro años- "Ah... ¡Hola! ¡Sigo aquí!" pensaba. Como si hubiese leído mi mente, Hinata-sensei giró topándose conmigo. Después, hizo una mueca de fastidio para Komaeda-sensei- ¡Komaeda! ¡Me coqueteaste frente a un estudiante, de nuevo!

-Los niños no son tontos, Hinata-kun- rio-. Ellos saben que hay tensión sexual entre nosotros.

-Ya entiendo por qué los niños se van perturbados a casa- suspiró-. Ve a tu aula y toma un pase.

Me dio el pase y antes de irme me dijo:

-Como te envidio, niño. Tú no tienes que lidiar con el problema de ser acosado por tu mejor amigo y compañero de trabajo. Ve tranquilo por la vida antes de que te pase lo mismo que a mí.

Y Komaeda-sensei dijo indignado:

-¡OYE!

(...)

Después de esa extraña charla con mis maestros, entré al salón. En lugar de escuchar a Yukizome-sensei y su extraña explicación de cómo defenderse de un mimo, me puse a hablar con Hagakure.

-¡Viejo! ¡Lo juro! ¡Esa anciana me estafó! ¡La bola de cristal no funciona!- contó frustrado.

-Lo siento, Hagakure-kun. ¿Cuánto te costó?- Sí, lo sé. Es un poco ingenuo.

-¡MÁS DE MIL YENES! ¡AHORRÉ DESDE PRIMARIA SÓLO PARA COMRARLA Y NO FUNCIONA! ¡NO FUNCIONA, HERMANO! ¡¡¡NO FUNCIONA!!!

Reí disimuladamente. Sus desgracias te hacían el día. Sé que suena de mal amigo pero es así. Giré para ver al chico rubio leyendo. No parecía concentrado en su libro. "¿Estará preocupado porque haya visto su historia?". Curveé mis cejas apenado. "¿Cómo pude ser tan malo? Debí habérsela entregado hoy o, mejor, ¡No haberla leído!".

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 01, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Había una vez... Un pequeño plebeyo (togaegi/naegami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora